jueves, 23 de junio de 2016

Un lugar para amar en la Verbena perfecta


Se venía preparando desde hacía semanas la salida a Castellón, aprovechando la verbena de San Juan, con todo el grupo de amigos que solemos disfrutar de estas salidas. Grupo de la Muntanyeta, viajeros declarados y amigos desde siempre, que participamos en todos sus lances y en esta ocasión como caso raro, dijimos de salir para celebrar fuera de casa el Solsticio de Verano, haciendo una amplia escapada, con calado en un hotel de la Plana.
Aprovechar los días y además de disfrutar de los lugares y pueblos que hay previsto conocer, darle caña brava y simpática a la costa del Azahar con nuestras desenfadadas presencias.
Residiendo como turistas en la capital Castellonense, dentro de las instalaciones del Hotel Golf y además de recibir mucha variedad de ilusiones, no dejar de visitar las cuevas de San José, en Vall D'Uxó, famosas por su torrente subterráneo, las cuales se recorren en barcaza, en un paseo memorable, con temperaturas fenomenales entre los recovecos de esa naturaleza divina que nos atrae.

Contemplar alguna de las ciudades y pueblos del Maestrazgo, y recalar para comer una "caldereta Morellana" en la espléndida ciudad de Morella
Habitualmente en estas fechas no salimos de viaje. Siempre hemos puesto excusas por motivos no determinados, algunos lo achacamos al tópico mal usado de la seguridad, por aquello del peligro en la carretera, de aquellos que pierden el "oremus" y van por la calzadas de forma incontrolada, haciendo "el borrico" más de la cuenta y por qué no decirlo, con algo más de alcoholemia en la sangre de lo permitido. Sin embargo al ser una excursión en autocar, donde no tienes que preocuparte más que de llevar el monedero al bies, pues nos animamos y ahí estamos.

Además de todo lo narrado como introducción, la ilusión de encontrarme con un amigo del inicio de la juventud, una gran persona, que hacía un mundo que no trataba y había perdido su contacto; por los caprichos de la vida, por esa ruleta que a cada cual nos lleva a rotar donde el destino caprichoso desea.
Más de cuatro decenios, ¡Que fuerte es todo!, cada detalle, cada pensamiento, cada erudición que me llega, cada cálculo que ejercito, me sobrepasa de la cuarentena, como si se tratase de una vulgar hipoteca pedida a un banco y que hubiera estado pagando religiosamente, sin poder pensar en nada más que en cubrir la deuda.
Perdiéndome historias, alegrías, ilusiones, amigos y deseos. La vida es tan caprichosa como la propia naturaleza. Un tipo alegre, que tiene la estrella cambiada, o por lo menos la tuvo en un tiempo siendo original y poco agraciado. David W. Ordoñez, uno de los barqueros de las cuevas de San José, en este Vall D'Uxó típico y natural, otra persona llamada a ser acomodador del cielo, cuando se deban distribuir las plazas de los Bienaventurados.

La noche del 23 de junio, por costumbre en nuestra sociedad, la más cercana a los rigores del verano se suele celebrar, poco o mucho, según quien y a modo de ceremonia, cada cual imprime la fuerza y el gasto que le conviene.
Los hay también que no les apetece celebrar nada y por eso no son menos respetables.
Sin embargo, después de todo el año aguantando, y soportando situaciones dispares, a quien no le apetece prorrumpir dentro del margen que permiten las normas y sin forzar la urbanidad derivada de la buena educación, echar una cana al aire.

Tendría Dawor por aquellas fechas 19 años, y entonces, se celebraban las tres verbenas susodichas: la de San Juan, San Pedro y San Jaime. Tres apóstoles que debieron ser, unos mendas; según sus trayectorias.
Lo sabemos por las improntas dejadas por ellos mismos y por sus escritos, y a pesar de no haber diarios liberales; que dieran certidumbre a lo que les propongo, podemos imaginar que los tres apóstoles de profecía reservada eran bastante sátrapas.
Aunque y apunten las Sagradas Escrituras lo que interese para los beatos y para el  conocimiento general. Se sabe que la historia la maneja siempre el poder y ellos, los protagonistas de tanta multiplicación de panes redondos y peces,  no suelen echarse piedras sobre sus tejados.

Todos los festejos se alcanzaban por orden, la primera fiesta que llegaba el 23 de junio, la segunda celebración el 29 del mismo mes y la última verbena se constituía para el mes de julio día 25, festividad de Santiago y Patrón de España.
Todas ellas eran destacadas y festivas. La democracia quitó dos del calendario y fastidió  como siempre al pueblo llano, ya que eran días pagados y retribuidos, que se perdieron por aquello de cambiarlos por otros feriados;  así perdimos las festividades y festejos de San Pedro y Santiago. ( Aquí también llamado San Jaime)

Aquellas ganas de vida, que se demostraban en aquel período tan tétrico, quedaban reflejadas en los hábitos de la juventud irresponsable de entonces, donde y cuando las libertades brillaban por su ausencia, a la vez que todo estaba rebozado de pecado y esta contrición tan penosa la controlaban las autoridades civiles y eclesiásticas. O sea la mayor indecencia inventada para contrarrestar la convicción de los jóvenes.
A todo esto el Ateneo estaba en su pleno apogeo, las orquestas iban y venían y dejaban a chorro la ilusión, levitando entre tanto pimpollo necesitado de compañía femenina y naturalmente a la viceversa.
Aquellas canciones que estaban en boga y que decían en su letra: Eva María se fue con su bikini de lana, que todos imaginábamos gratamente haciéndonos agua los labios y queriendo averiguar entre pensamientos  ¿Cómo le quedaba el bikini puesto? ¡Que bárbaro!, _ déjame suponer contigo y así lo veremos más fácil_ Imaginemos a la niña con el bikini de lana mojado, después del primer chapuzón.
Teniendo en cuenta que la lana, estando seca es una fibra tan sumamente caliente; pero amigos cuando se moja pierde esas virtudes para conseguir enseñar muchas otras.

Aquel vuelo 502, que nos llevaba a Mallorca, ¿recuerdan? amigos; que decía esa canción de los Tres Sudamericanos.
Volando, volando; decía la letra de la famosa pieza ¡Claro que volabas! pero sin despegar los pies del suelo, tripulando con la imaginación,  agarradito a Rosa Mari, aquella chica de la calle la Rapa, tan monina y que olía a aguas de azucena, con aquel perfume que se ponía de su abuela, para que nosotros los pretendientes nos acercáramos a ella y fuese imposible dejar de asediarla durante toda la noche.

La de veces que nos daban calabazas, aquellas señoritas tan enseñadas y tan hermosas de la época, que estaban resguardadas en el baile, por sus papás y abuelitos, viéndolas a todas desde el palco del anfiteatro, como disfrutaban de la pubertad que entonces les debía comenzar.
Ese rastro de rock, de música de bragueta y de mambo número ocho, cantado por Pérez Prado, que te ponía con la quinta marcha en cuanto escuchabas las primeras notas musicales y le dabas el primer traguito al cubata de garrafa, que servía Manolo el "pistolas" desde la barra de la pista de verano.

Dawor, ¡lo recordará siempre!, ¡mientras viva!, aquella noche de verbena, en los jardines de verano, cantaba en el Ateneo Lorenzo Santamaría y su orquesta; justo en la mejor verbena y pista de baile.

Cuando persiguiendo a Gloria, amiga de Rosa Mari, ésta le concedió el baile que iba justo a comenzar.
¡Inolvidable! pieza musical, tan apreciada por los hombrecitos de entonces, Noches de blanco satén, de los The Moody Blues.

Licencia y permiso con el pronunciamiento de ese ¡Sí!, por parte de la guapa jovencita, para acercarse un poco más si cabe a la cintura de la mujer lozana y acompasar mientras bailas, con sumo cuidado el cuerpo de una necesitada Gloria, que expuso entre dientes aquellas palabras fantásticas de: ¡Sí bailo!

La pareja se dispuso a iniciar la danza romántica donde las haya, Gloria otra vez;  espléndida, morena, seria y gentil, con olor a azucenas del bosque mezcladas con lavanda y su tenue sudoración en la noche tórrida de junio. ¡Qué ilusión! y que endorfinas segregadas por parte de los dos, de ella y de él, a chorreones de gusto por tener entre sus remos no precisamente a la chavala morena, que tanto suspiros le robaba. Fue en contrapartida la amiga de su enamorada.

A fin de cuentas_ pensó_, las dos son guapas y si una se retrasa no será cuestión de perder el  tiempo y la opción de bailar con una fémina ¿Gloria es la amiga de Rosa Mari? ¡Bueno a fin de cuentas, es una mujer! y las dos lindas. Rosa Mari, se ha entretenido mirando al pavo aquel, de la puerta y yo no soy celoso, pero no quiero perder tiempo y esta canción la bailo con quien sea.

Por otro lado ésta amiga, es muy decente y me encanta también, la veo más decidida y más segura de querer amar. ¡Además me ha dicho que sí bailaba! y yo estoy camino de la pista central para darle el gusto.

Ella, siguiendo el consejo de su madre, procuraba mantener las dos piernas semi juntas, para que Dawor, no colocase entre ellas su tercer brazo, su extremidad zurda, y pudiera notarle aquel narcótico que se extendía a lo largo de la pernera. No es que Gloria repudiase ese acontecimiento, era demasiado pronto para abrir las puertas de par en par y que el bailador creyera que era una experimentada.

Pasos cortos, ritmo cadencioso, recios meneos, firmes sin atolondramientos, buscando aquello que el arca perdida tiene oculto, sin levantar premuras ni falsos menesteres. Gloria pensaba _ está bastante duro el amigo de Rosa Mari, igual me lo quedo, a fin de cuentas ella me dijo la otra tarde, que se había fijado en el dependiente de la droguería de la plaza mayor.
Cuerpo a cuerpo, notando o queriendo notar más de lo que la imaginación le regalaba, ella puso las palmas de sus manos en el pecho de Dawor, intentando separarse de él. Todo una farsa, una estratagema para comprobar que él estaba en acción, sus miradas se cruzaron y ella le dijo sin palabras, apretándole el antebrazo de forma afectiva, dejando impregnado el sudor sensual de sus dedos en su dermis gelatinosa, exigiendo muy claro y dejando ir el típico olor de la seducción hasta sus fosas nasales. Apriétame más, quiero más, aunque te esté recriminando, no hagas caso, tu tira hacia adelante, se valiente, que yo me haré la estrecha pero necesito de tus caricias y de tu carne.

Su cara distaba poco entre sí, el aliento de ella, caramelo granizado de Colgate Palmolive, penetraba entre el cielo de la boca y la garganta de su acompañante, que ya pensaba en darle conversación mientras tocaba aquellas carnes vírgenes y deseadas, para mantener a la chica, por lo menos durante cuatro o cinco bailes.
Aroma de masaje Floid, desparramaba Dawor, que ella congratulaba mientras las piernas se hacían flojas y falibles resistencias teniéndose que amparar en él, para no caer al suelo envuelta en aquella necesidad de amor, que le exigía al bailador amigo de su íntima amiga Rosa Mari.
En un descuido ella, dio un paso en ilusorio y agrandó más de la cuenta el espacio de entre sus piernas, aprovechando Dawor el colocar su extremidad, la izquierda, dándole a notar el grosor de su bien hecho topacio. Ella, sin menoscabo ni displicencia, admitió el empalme de esa parte de su cuerpo, por suministrarle una delectación jamás imaginada y apetecible para el momento del roce corporal que estaba viviendo.
Tomó la decisión de apretar con más intensidad su cuerpo contra el de Dawor, en busca de placenteros contagios sensuales, y miró a los ojos al joven, mostrándole sus labios que esperaban fueran mordidos con la descortesía y ordinariez agradable del amigo que la estrechaba entre sus poderes, notando el muelle acolchado de sus tetas que se zarandeaban con ansia entre sus pectorales.

Fue ella la que alargó su boca contra la de Dawor, contagiando las lenguas en un buen principio para acabar con una libación potente entre salivares. Todo hecho de forma educada por parte de ella, sin dejar escapar aquel momento de atracción y de gozo. Siendo ella, de nuevo la motriz, disimulando como si estuviera abstraída sin el mínimo rumbo.
Entre tanta gente, la visión en los palcos era difusa y ella seguía apretada bailando y disfrutando de aquel hombre que ya, la llevaba en volandas sin tocar con sus zapatos en el suelo, sostenida por sus partes pudencas, con un placer extremo para Gloria.
Dawor bajó disimuladamente sus manos abiertas y sensibles para palpar las estupendas y duras nalgas de Gloria, bajo su falda de volantes que había apartado graciosamente a la vez que retiraba la encarnadura del lado derecho de sus bragas, y llegar al centro del culo, que en gloria estaba, palpándolo de buena gana, sin prisas ni falsas maniobras.
Gozosa ella, nuevamente admitió el envite encajándose cuidadosamente de nuevo contra sus bajeras para palpar el hopo y seguir sintiendo el placer de aquellas durezas penetrantes que dolían tan solo de pensar en su final.
_ Quien te gusta más Rosa Mari o yo; contesta sin mentir ahora mismo_ preguntó mientras retiraba su lengua del interior del arca de la boca del amigo.

No pudo complacerla, por nueva invasión en su boca de la apéndice bucal de Gloria, que volvía a perforar sus fauces contra natura, sin aspavientos.
Por final de recorrido,  volvió a descansar y a serenarse, al comprobar que desde la lejanía su gente intentaba descifrar todo aquel mimetismo de la niña.
_ No me has contestado a la pregunta. Da igual, no me interesa conocer ese dato. Debo ser yo, la que te elija o te rechace_ Sin dejar que el joven respondiera, volvió a formular otra interrogación más sosegada.
_ ¿Te llamas Dawor; es nombre Croata?_ preguntó Gloria, para saber más de aquella máquina placentera, que le estaba provocando un pre orgasmo provisional.
_ ¡No Gloria!, me llamo David Wenceslao Ordoñez, y soy de Vilaboi, como creo que eres tu
_ Pues David Wenceslao, no pares en este baile y sigamos hasta que se acabe la noche. Aunque deberías subir al anfiteatro y decirle a mis padres, que te den permiso para bailar conmigo toda la velada y que me acompañarás a casa. ¿Lo harás?
_ Si tú me lo pides, con tanto ahínco, puedo escalar el pico más alto de este salón, subir al escenario, quitarle el micro a Lorenzo Santamaría y pedir nos cante la canción preciosa de : Tu serás mi Babi.
_ No hace falta seas tan atleta, tu ve a mis padres, camélalos y la noche será nuestra, porque imagino quieres acabar en buena forma, lo que hemos comenzado, con tranquilidad, desnudos, pausados y saboreando lo que la oscuridad, de la verbena de San Juan nos propone. ¿No crees tú, David Wenceslao?

Dawor, subió acompañado por ella, a la platea preferente, allí estaban los abuelos, padres y tíos de Gloria y ni corto ni perezoso se presentó ayudado por el concurso de la chica que hizo de mecenas ante ellos.
Estrechando la mano de sus padres que desde ese instante recorrieron ávidamente el contorno del muchacho, sin dejar de observar a la hija, viendo que era completamente feliz con aquel jayuelo.
Desde los palcos su familia, solo habían visto la buena armonía que tenía su Gloria con el joven, sin imaginar que ella lo iba a presentar aquella misma noche para ver si ellos daban su conformidad, desconociendo y jamás imaginando que Gloria, su querida nena, ya le había deslustrado y palpado su órgano eléctrico con un disimulo propio de enseñanzas aprendidas de su madre y de su abuela.
La pareja finalizó la noche en la playa, sobre la arena de Sitges, desnudos y descocados, borrachos de alegría y de sexo, follando como se hacía en las inmediaciones de los setenta, pero con el disimulo aprendido de las prohibiciones, que no era por otra parte, que un estímulo a la imaginación de los practicantes y un acto de persuasión por parte de las ansias de tanto insatisfecho.
Gloria se encargó que desapareciera Rosa Mari de la vida de Dawor, para tener la total seguridad de que no se lo quitara. Se distanció sin previo aviso del afecto que había mantenido durante toda la vida con su inseparable compañera y aquellas decisiones llegaron a enfadar bastante a Rosa Mari, que tampoco entendió el por qué del desapego, preguntándose siempre los motivos y las causas que llevaron a Gloria a tomar semejantes medidas, dejando aquella amistad aparcada y obstaculizada hasta nunca jamás entenderse.

Continuará

To be continued

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una maravilla verte reflejado en una historia, aunque los nombres ni fechas se correspondan, espero con ilusion a ver en que forma acaba usted esta, mi historia.

Anónimo dijo...

Cada año para San Juan lo bordas. Un abrazo narrador especial, desde hace años te sigo y me encanta como tratas a tus personajes, con afecto y sin lisonjas. Maria del Milagro Ajenjo, Riohacha

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