lunes, 7 de julio de 2014

El Wáter Cósmico _ Sin el tanga _




Viene del capítulo anterior





_ Javier Martos Díaz, me llaman y soy el comercial del invento más innovador del siglo, dado que ahorra tiempo, papel, suciedad y enfermedades por contagio, evita manchar las bragas o calzoncillos y las clásicas olores expeditas por la mala limpieza después de defecar, evacuar, ensuciar, excretar o llamémoslo como se expresa de forma coloquial o vulgar

¡Después de cagar! _ sentenció mirando a su público, sin pestañear siguió hablando con seguridad y sin ningún síntoma de turbación, o de cobardía_,

¡Sí permítanme que sea sincero! Que evite la mentira, ¡Pecado! tan castigado en esta casa.

Les ruego atiendan y vean los modos de utilización de esta novedad. Con el respeto que merecen las personas que lo van a escenificar. Al final de la exposición se dará tiempo para todas las preguntas y repeticiones que sean necesarias, sin embargo dejen que los dos actores que hemos traído, hagan su trabajo y ustedes vean en primera fila, con el mejor de los formatos,

¡cómo se utiliza el wáter cósmico! Sus excelencias y rapidez, su pulcritud insuperable y su beneficio posterior_.

¡Señores quien no ha tenido una urgencia por no ensuciarse!

¡Quien no se ha cagado por milagro en los pantalones!

 _ Seguía argumentando, sin que los sacerdotes dijesen ni media palabra, tan solo vio santiguarse al confesor, poniendo fisonomía de enfurecido_,

¡Siempre en el momento más inoportuno!   Aparece aquello que llamamos… La prisa por evacuar.


¡Corre, corre que me cago!

Sin dominio apenas en aguantar la presión ventral, sin la seguridad de una buena limpieza posterior para después estar impolutos, disimulando al mundo que ha habido una deposición urgente, con evacuación incluida, sin el ataque necesario por la imposibilidad de asearse en condiciones, o por no tener la fórmula para hacerlo con la premura que se requiere.

Ahora y para el clero, la demostración evidente. Privilegios añadidos, como primeros invitados en conocer las ventajas del   ¡Wáter Cósmico!

Estamos aquí y con su permiso procederemos_. Dio las gracias por la atención y sin dejar que se cortara el hilo, hizo un gesto a los dos artífices designados y estos rápidamente salieron a escena.


La tensión en las butacas existía, pero la gracia y el desenfado de Javier, hacía que todo continuara sin interrupciones. Todos estaban al corriente de lo que se departía, de lo que perjudica cuando sobreviene de sopetón, un estrujón inesperado, cuando menos lo esperas, y todos ellos, habían pasado por las infamias que contrae una diarrea urgente.

Retomó tras un inciso breve la palabra, la cual no había dejado de tenerla, y tan solo se escucharon unos pactados silencios, en los instantes de respiración abdominal, y los que patrocinaba el propio Javier, como acto de cierre de ventas, como ilustración estudiada para hacerles tomar necesidad del producto a los posibles clientes, generándoles una necesidad de compra.

_ Comenzaremos por la señora Cinta_,  asentó Javier, indicándole a la actriz que comenzara, mientras él, proseguía ilustrando la actuación_,  será la cómica que nos dará cuenta de lo que significa una urgencia y de cómo se soluciona con el maravilloso y comodísimo wáter cósmico_ por favor tenga la amabilidad de proceder_, que yo a la vez iré instruyendo con la soberanía de la palabra_. Tengan ustedes en cuenta, que ahora los anaqueles del accesorio los vemos transparentes, y divisaremos los movimientos de la ejecutante y del actor, sin embargo y en realidad estos tabiques divisorios son totalmente estancos y no traslucen, discretos, cerrados, privados y originales, no dejando pasar a los demás ningún dibujo, imagen, silueta corporal, escenas grotescas, ni miradas lascivas a los ajenos paseantes o usuarios del mismo excusado.




El Schissen Lecker, o wáter cósmico, para la exposición a clientes era un cubículo reservado con paredes de cristal transparentes, que dejaba ver el cuerpo desnudo, sus extremidades inferiores, su estómago, las partes genitales de los actuantes en sus movimientos de ritual al obrar en un acto de aliviarse en su forma natural.

El equipo era lúcido y cristalino por ser el usado para exposiciones y propaganda, donde podrían aprender los usuarios a utilizar el nuevo wáter sin el más mínimo error y el poco riesgo que comportaba.

Poseyendo un asiento acomodaticio ajustable con la altura deseada del beneficiario, con tres posiciones en su panel gráfico de instrucciones. Orinar, Defecar, Lavado e Higiene. Se mostraban claramente al usuario, muy cómodo y sencillo en su uso y con una claridad en las instrucciones definida, tanto por pantalla, como por audición, que hacían de, perfecta guía a la hora de usarlo.

Disponía de unos remos de goma elástica súper maleables y de tacto corporal, como si fuesen brazos humanos, que blandían en la desembocadura del esfínter favoreciendo al tránsito fecal y se retraen en el momento de la defecación ayudando a la evacuación que transita desde el intestino grueso al colon, haciendo la evacuación mucho más ágil, y evitando estrecheces y disfunciones anales.

Un sistema que destaponan los orificios corporales y los hacen más dilatados por la témpera de su tecnología, consiguiendo que el tráfico intestinal, recorra sin dolor en su itinerario hasta llegar al cubículo de recepción.
Las mismas llamadas manos mágicas, ayudan recorriendo la cintura y evitando hernias inguinales o estomacales.

Al finalizar la evacuación, entra la marcha de higiene y limpieza y unos apósitos a modo de dedos humanoides, fabricados con talante y tacto de epidermis plástica que parece piel humana, entra por todos los orificios habidos y desatasca la posible humedad o restos de cualquier detrito producido en la conducción de los excrementos.
Dejando los pabellones anales completamente aseados y desinfectados por los jabones incluidos en la fórmula de pulcritud. Finalizando el recorrido, con una suave y ambiental olor, que evita cualquier parecido con la realidad. Salir de un retrete.

Cinta, la actriz se arrimó frente al polígono transparente, y una vez en su interior, se desnudó de su vestido y lo depositó en una de las perchas al uso. Bajó con mucho mimo su tanga a la vez que recogía su prenda interior, lo colocó junto a los habitáculos que servían para recoger objetos. Mostrando pecho desnudo, y nalgas enjundiosas, alzó sus manos por encima de la cintura sentándose en la pitra y acomodándose en una amplia taza blanca e impoluta.

Una vez estuvo relajada y a la indicación del parlante vendedor, conectó la primera opción, indicada por el panel del equipo. Escuchando una voz que le decía en su idioma, un saludo agradable y una secuencia de tratamiento en la elección que ella debía pulsar,  marcando. La opción de_: orinado común y aguas menores.

_ Para disponerse a evacuar, por favor siga las siguientes recomendaciones_ dijo aquella voz metálica y sensitiva_ relájese y pulse inicio.

La actriz siguió los pasos indicados y una suave brisa impropia y vaginal comenzó a apoderarse de ella, desatándole las ganas de miccionar súbitamente y sin ninguna posible atadura, o freno que lo pudiese impedir. Un frescor veraniego le ascendió por su cuerpo, dándoles unas ansias placenteras de proseguir en ese acogedor vestíbulo, sin darse cuenta que unas personas la estaban observando y escrutando con ojos de disfrutar al ver aquella visión a modo de película para después por morbo o reflexión personal, poder plasmar dificultades.

Javier, iba desgranando su locución hasta que dejó el silencio como protagonista y que las imágenes que transmitía Cinta explicasen por si solas, lo que sentía, lo que proponía y lo que disfrutaba en un acto tan sencillo como el de orinar.

Cinta, que había finalizado su necesidad, pulsó la tecla que encendida le indicaba acción. Lavado e Higiene, entrando a funcionar esas manos que trabajan en los bajos de una forma exquisita, dando mejoría a lo conocido, frotando con suavidad manifiesta los órganos genitales y dejándolos suaves, tersos y lavados, aparte de engrasados y plausibles de un masaje intimo tan apreciado.
La cara que presentaba Cinta, era de una mujer feliz recién salida de una sesión de masaje sexual reconfortante, que agradecía a partir de ese momento, la necesidad de tener que ir al lavabo.
Seca de humedades producidas por el lavado intenso, completamente aseada, por los aires silenciosos que desprendía el artefacto y dado que el comercial, Javier, no pronunciaba palabra, ella tomo las riendas de su actuación, colocándose el tanga ajustado a su vagina y bien colocada la tira anal, levantándose con energía los brazos para colocarse el vestido veraniego que había colgado en la percha al uso, para abrir la portezuela y salir al exterior.

Javier, agradeció a la actriz su actuación y mirando al estrado rogó no hicieran de momento preguntas, que el actor entraba a escenificar la marcha dos del equipo que no era otra, que la de defecar y lavado e higiene.     



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