Viene
del capítulo anterior
_
Javier Martos Díaz, me llaman y soy el comercial del invento más innovador del
siglo, dado que ahorra tiempo, papel, suciedad y enfermedades por contagio,
evita manchar las bragas o calzoncillos y las clásicas olores expeditas por la
mala limpieza después de defecar, evacuar, ensuciar, excretar o llamémoslo como
se expresa de forma coloquial o vulgar
¡Después
de cagar! _ sentenció mirando a su público, sin pestañear siguió hablando con
seguridad y sin ningún síntoma de turbación, o de cobardía_,
¡Sí
permítanme que sea sincero! Que evite la mentira, ¡Pecado! tan castigado en
esta casa.
Les
ruego atiendan y vean los modos de utilización de esta novedad. Con el respeto
que merecen las personas que lo van a escenificar. Al final de la exposición se
dará tiempo para todas las preguntas y repeticiones que sean necesarias, sin
embargo dejen que los dos actores que hemos traído, hagan su trabajo y ustedes
vean en primera fila, con el mejor de los formatos,
¡cómo
se utiliza el wáter cósmico! Sus excelencias y rapidez, su pulcritud
insuperable y su beneficio posterior_.
¡Señores
quien no ha tenido una urgencia por no ensuciarse!
¡Quien
no se ha cagado por milagro en los pantalones!
_ Seguía argumentando, sin que los sacerdotes
dijesen ni media palabra, tan solo vio santiguarse al confesor, poniendo fisonomía
de enfurecido_,
¡Siempre
en el momento más inoportuno! Aparece
aquello que llamamos… La prisa por evacuar.
¡Corre,
corre que me cago!
Sin
dominio apenas en aguantar la presión ventral, sin la seguridad de una buena
limpieza posterior para después estar impolutos, disimulando al mundo que ha
habido una deposición urgente, con evacuación incluida, sin el ataque necesario
por la imposibilidad de asearse en condiciones, o por no tener la fórmula para
hacerlo con la premura que se requiere.
Ahora
y para el clero, la demostración evidente. Privilegios añadidos, como primeros
invitados en conocer las ventajas del ¡Wáter Cósmico!
Estamos
aquí y con su permiso procederemos_. Dio las gracias por la atención y sin
dejar que se cortara el hilo, hizo un gesto a los dos artífices designados y estos
rápidamente salieron a escena.
La
tensión en las butacas existía, pero la gracia y el desenfado de Javier, hacía
que todo continuara sin interrupciones. Todos estaban al corriente de lo que se
departía, de lo que perjudica cuando sobreviene de sopetón, un estrujón
inesperado, cuando menos lo esperas, y todos ellos, habían pasado por las
infamias que contrae una diarrea urgente.
Retomó
tras un inciso breve la palabra, la cual no había dejado de tenerla, y tan solo
se escucharon unos pactados silencios, en los instantes de respiración
abdominal, y los que patrocinaba el propio Javier, como acto de cierre de
ventas, como ilustración estudiada para hacerles tomar necesidad del producto a
los posibles clientes, generándoles una necesidad de compra.
_
Comenzaremos por la señora Cinta_, asentó Javier, indicándole a la actriz que
comenzara, mientras él, proseguía ilustrando la actuación_, será la cómica que nos dará cuenta de lo que
significa una urgencia y de cómo se soluciona con el maravilloso y comodísimo
wáter cósmico_ por favor tenga la amabilidad de proceder_, que yo a la vez iré instruyendo
con la soberanía de la palabra_. Tengan ustedes en cuenta, que ahora los
anaqueles del accesorio los vemos transparentes, y divisaremos los movimientos
de la ejecutante y del actor, sin embargo y en realidad estos tabiques
divisorios son totalmente estancos y no traslucen, discretos, cerrados, privados
y originales, no dejando pasar a los demás ningún dibujo, imagen, silueta
corporal, escenas grotescas, ni miradas lascivas a los ajenos paseantes o
usuarios del mismo excusado.
El Schissen
Lecker, o wáter cósmico, para la exposición a clientes era un cubículo reservado
con paredes de cristal transparentes, que dejaba ver el cuerpo desnudo, sus
extremidades inferiores, su estómago, las partes genitales de los actuantes en
sus movimientos de ritual al obrar en un acto de aliviarse en su forma natural.
El
equipo era lúcido y cristalino por ser el usado para exposiciones y propaganda,
donde podrían aprender los usuarios a utilizar el nuevo wáter sin el más mínimo
error y el poco riesgo que comportaba.
Poseyendo
un asiento acomodaticio ajustable con la altura deseada del beneficiario, con
tres posiciones en su panel gráfico de instrucciones. Orinar, Defecar, Lavado e
Higiene. Se mostraban claramente al usuario, muy cómodo y sencillo en su uso y
con una claridad en las instrucciones definida, tanto por pantalla, como por
audición, que hacían de, perfecta guía a la hora de usarlo.
Disponía
de unos remos de goma elástica súper maleables y de tacto corporal, como si
fuesen brazos humanos, que blandían en la desembocadura del esfínter favoreciendo
al tránsito fecal y se retraen en el momento de la defecación ayudando a la
evacuación que transita desde el intestino grueso al colon, haciendo la
evacuación mucho más ágil, y evitando estrecheces y disfunciones anales.
Un
sistema que destaponan los orificios corporales y los hacen más dilatados por
la témpera de su tecnología, consiguiendo que el tráfico intestinal, recorra
sin dolor en su itinerario hasta llegar al cubículo de recepción.
Las
mismas llamadas manos mágicas, ayudan recorriendo la cintura y evitando hernias
inguinales o estomacales.
Al
finalizar la evacuación, entra la marcha de higiene y limpieza y unos apósitos
a modo de dedos humanoides, fabricados con talante y tacto de epidermis plástica
que parece piel humana, entra por todos los orificios habidos y desatasca la
posible humedad o restos de cualquier detrito producido en la conducción de los
excrementos.
Dejando
los pabellones anales completamente aseados y desinfectados por los jabones
incluidos en la fórmula de pulcritud. Finalizando el recorrido, con una suave y
ambiental olor, que evita cualquier parecido con la realidad. Salir de un
retrete.
Cinta,
la actriz se arrimó frente al polígono transparente, y una vez en su interior,
se desnudó de su vestido y lo depositó en una de las perchas al uso. Bajó con
mucho mimo su tanga a la vez que recogía su prenda interior, lo colocó junto a
los habitáculos que servían para recoger objetos. Mostrando pecho desnudo, y
nalgas enjundiosas, alzó sus manos por encima de la cintura sentándose en la
pitra y acomodándose en una amplia taza blanca e impoluta.
Una
vez estuvo relajada y a la indicación del parlante vendedor, conectó la primera
opción, indicada por el panel del equipo. Escuchando una voz que le decía en su
idioma, un saludo agradable y una secuencia de tratamiento en la elección que ella
debía pulsar, marcando. La opción de_:
orinado común y aguas menores.
_
Para disponerse a evacuar, por favor siga las siguientes recomendaciones_ dijo
aquella voz metálica y sensitiva_ relájese y pulse inicio.
La
actriz siguió los pasos indicados y una suave brisa impropia y vaginal comenzó
a apoderarse de ella, desatándole las ganas de miccionar súbitamente y sin
ninguna posible atadura, o freno que lo pudiese impedir. Un frescor veraniego
le ascendió por su cuerpo, dándoles unas ansias placenteras de proseguir en ese
acogedor vestíbulo, sin darse cuenta que unas personas la estaban observando y
escrutando con ojos de disfrutar al ver aquella visión a modo de película para
después por morbo o reflexión personal, poder plasmar dificultades.
Javier,
iba desgranando su locución hasta que dejó el silencio como protagonista y que
las imágenes que transmitía Cinta explicasen por si solas, lo que sentía, lo
que proponía y lo que disfrutaba en un acto tan sencillo como el de orinar.
Cinta, que había finalizado su necesidad, pulsó la tecla que
encendida le indicaba acción. Lavado e Higiene, entrando a funcionar esas manos
que trabajan en los bajos de una forma exquisita, dando mejoría a lo conocido,
frotando con suavidad manifiesta los órganos genitales y dejándolos suaves,
tersos y lavados, aparte de engrasados y plausibles de un masaje intimo tan
apreciado.
La
cara que presentaba Cinta, era de una mujer feliz recién salida de una sesión
de masaje sexual reconfortante, que agradecía a partir de ese momento, la
necesidad de tener que ir al lavabo.
Seca
de humedades producidas por el lavado intenso, completamente aseada, por los
aires silenciosos que desprendía el artefacto y dado que el comercial, Javier, no
pronunciaba palabra, ella tomo las riendas de su actuación, colocándose el
tanga ajustado a su vagina y bien colocada la tira anal, levantándose con energía
los brazos para colocarse el vestido veraniego que había colgado en la percha
al uso, para abrir la portezuela y salir al exterior.
Javier,
agradeció a la actriz su actuación y mirando al estrado rogó no hicieran de
momento preguntas, que el actor entraba a escenificar la marcha dos del equipo
que no era otra, que la de defecar y lavado e higiene.
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