Se levantó de su silla, la más segura, la situada en la segunda fila
y se dirigió al estrado para pronunciar ante toda la Sede su sentida opinión
sobre su amigo y con servidumbre adujo:
El seseo del estable y seguro
Segismundo Serrate,
ofrece serios titubeos
en su pronuncio.
Siendo además tartamudo de ocasión,
superó la timidez que le seducía
separando su deficiencia del arte.
Componiendo letras y comparsas deliciosas.
Estando en la cumbre del arte
y de la música con substancia,
Paco Senante, aseguró
de pro ese ritmo sensual.
Sedujo con sus serenatas
a la señorita Serena Segovia
la sensitiva sirena del ritmo sefardí
en lindos escenarios de Tenerife.
Liando al pronunciar
eses por zetas y ces por eses,
suplantando al ritmo vocal su
ruido sensual de dicción.
Una vez pronunciado el discurso, hubo un gran silencio, solicitó
la venia a sus Señorías; salió del pupitre de los senadores, miró al cielo y
mientras se dirigía a ocupar en la segunda fila su escaño; comentó:¡ tenías
mucho seso! Segismundo Serrate.
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