Capitulo tres
Viene de la entrega: El wáter cósmico_ Acomodo_
Aquel mensaje que le entregaron los empleados del Princess a Ángel, le acercaba noticias frescas de su novia Demetria, dejándole pensativo, trasmitiendo y recordando el estado de buena esperanza en que se encontraba la señorita y el disgusto que le había sobrevenido cuando se enteró que se venía para las Américas; a tan solo un mes y medio de su boda. No obstante estas noticias no le desviaron de su cita con la recién conocida y espectacular Rosalía, que antes de desembarcar del Boeing, habían pactado pasar la noche juntos; una vez se hubiese acomodado Ángel en su destino y realizado todas las acciones y llamadas oportunas a quien correspondiera.
La revelación de la llegada de Anguela Kronen y
Jurgen Otto, directivos de la empresa; acompañados de Natalio Rupérez, jefe de
distribución, trastocaba los planes de Ángel.
Eran ni más ni menos que, sus directores y el
que mandaba en los delegados que además es padre de Demetria, y futuro suegro,
por lo que debía reaccionar pronto y usando de su gran imaginería hiló un plan
para que ellos en el interin de controlar la totalidad de módulos sanitarios y
distribuirlos a todos los países, donde se iba a generar la presentación y
comercialización, se encontraran cómodos y le dejaran hacer su trabajo entre
Perú y Chile.
Ya estaba en el hotel, maravillosa vista desde
su habitación ejecutiva, sita en la calle Gregorio Albarracín, esquina a
General Suarez, de la ciudad de Tacna, en el segundo piso, la suite 202, cuando
releyó por enésima vez la nota que los empleados del hotel le habían entregado
nada más tomar tierra en el aeropuerto.
Repasó las acotaciones que Demetria le hacía y
de las advertencias que su padre imponía. Habiendo cambiado alguna de las
decisiones que de una forma afectaban al mismo Ángel, por lo que debería
improvisar sobre la marcha.
Marcó el teléfono de su novia y en unos
instantes, en cuanto los tonos de llamada le llegaron al móvil Vodafone
perteneciente a Demetria, ésta descolgó sin más el aparato, sabiendo que era su
adorado, el que la rebuscaba.
Muy cariñoso y comprensivo, trató punto por
punto con su novia, la nota que ella había enviado para que estuviera al
corriente. Con su maestría acabó con las dudas que se debatían entre Demetria y
el miedo a que no se cumplieran, dejando tranquila a la muchacha, y pidiéndole
tuviera calma en las decisiones tomadas que a fin de cuentas, eran beneficiosas
para ambos, y para el futuro hijo de estos.
_ Demetria, mi amor, como no has podido
convencer a tus padres: es un empujón a nuestra economía, a nuestro futuro, a
la vida que hemos de emprender juntos. El que haya venido a vender esta
novedad, aunque sea precipitado y en el Perú.
_ Ángel, cielo ¡ya conoces a papá! Es muy mal
pensado y ha creído que te desprendías del problema. Que te olvidabas de mi
barriga, del hijo que hemos engendrado. No me ha creído por mucho que le he
explicado, por eso va hacia ti, a ver que le respondes y a exigirte
compromisos.
_ ¿Sabían ellos, tus padres… que estabas de
cinco meses? _ Interrogó dubitativo
_ No se lo había dicho directamente a mi padre.
Mamá; si lo conocía pero él, es mas cascarrabias. Ya le debes conocer, preferí
hablarle más tarde, pero todo se desencadenó al venirte tan de improviso.
_ Procura convencerle, que desbloquee, las
cuentas, he de hacer un par de transacciones, y si no tengo efectivo, mal
negocio puedo hacer. ¿Cómo he de moverme por este país si no dispongo de
capital? ¡Cariño convéncele! y que lo deje todo como estaba.
_Sabes mi cielo como es Natalio Rupérez, tu jefe
y mi padre. Cuando se cabrea es temible y de qué manera soluciona los líos, por
lo directo, veremos qué puedo hacer y como hago para que la cuenta del
Santander quede abierta y disponible_, acabó matizando Demetria sin la
seguridad que su padre, se retrajera.
_He de dejarte Demetria, ahora tengo asuntos que
corren prisa y debo resolver, descansar y analizar mi estrategia para empezar
cuanto antes con el cometido que me ha traído a América_, se despidió de su
prometida y con el sonido de un beso colgó el teléfono emocionado a tal punto
que imaginó estaban juntos, deseándose buenas noches y buen negocio. Demetria
desde la distancia cerraba los ojos ofreciéndole su amor.
Sin premura, y sin más preámbulo, Ángel pensó en
todo lo que pretendía y en sus consecuencias, sin embargo no quiso mezclar
temas íntimos y personales, con otros que además de proporcionarle diversión y
sexo, le traían negocio. Al punto que antes de entrar en la ducha, para
refrescarse, llamó a Rosalía, que estaba de camino hacia el hotel, indicándole
el número de la suite de residencia en el Princess, para que únicamente tuviera
que dar las buenas noches en admisión y subir a la segunda plata, donde él, ya
había puesto en antecedentes a los recepcionistas quedando presto para
recibirla.
En otro país, en la capital de Costa Rica, ya se
acomodaban en el apartamento de Coronado, Javier y Elvira, que habían llegado
juntos en el mismo vuelo y que cada uno traía un cometido diferente.
Tras una travesía fenomenal, había decido Elvira
hacer noche en la Urbanización Josué, acompañada por su joven macizo y nueva
amistad, pero que debido a tantas horas de vuelo y ese efecto del cambio de
horario, resoplaban por aguantar las fuerzas y que no les venciera el
cansancio.
Mientras se acomodaba Javier llamó de nuevo a
Zaragoza, para ver si en esa ocasión le tomaban el teléfono y podía dar el
saludo a la familia tras su llegada al destino temporal.
Elvira, a instancias de Javier hizo lo propio
poniéndose en contacto con sus padres que esperaban ansiosos su aviso de
llegada. Los cuales quedaron tranquilos, creyendo que había llegado a Cartago,
y desconociendo que se quedaba en un apartamento de Coronado, con un casi
desconocido que había hecho un cascabeleo sexual y que ambos tras una seducción
atrayente, habían dispuesto modificar un tanto sus costumbres y sus conductas.
Dos llamadas hizo Elvira, la primera sin tapujos
y sin disimulos: a la gobernanta de de la fonda Suspiros sita en la calle once
de la ciudad Costarricense de Cartago, hospedería que quedaba cerca de la
estación de ferrocarriles a poca distancia de la parada de buses de Loyola.
Anunciando su retraso de un día en su llegada. La segunda llamada fue en voz
baja y aprovechando el mercadeo de su amigo, se puso en contacto con su
representante: un tal Xilí; Francesco Xilema, un medio italiano gerundense, que
además de hacer las veces de mediador en sus contratos profesionales, también
la llevaba a la cama y la auxiliaba con algún que otro polvo, en las noches
apasionadas, cuando se exaltaba por necesidades fisiológicas, a las cuales recurría
encolerizada solicitando: sexo brutal sin medida.
Entre tanto, Javier al no conseguir hablar con
su domicilio en Zaragoza, con disimulo y discreción marcó en teléfono de
Cecilia, amiga con la que había tenido un affaire hacia ya algunos años, y que
fue un idilio sin agotar, sin punto y final. Tampoco pudo contactar en
principio, lo que hizo dejarle un recado en su contestador mensafónico, de la
dirección del hotel y de su habitación, para verse en cuanto pudieran.
Una persona Cecilia; preciosa, tanto por su
cualidad de mujer, como de belleza intangible, dispuesta y especial. Licenciada
en farmacia, con dotes balsámicas espirituales, con una ternura sencilla que
concede. Enloquecedora en distancias cortas. Original, sensual elegante y
sofisticada. Seductora y amante indesmayable, sofocadora de contingentes
extraviados, fascinante dama de los deseos y sensaciones.
Gran animadora de fiestas, especialista en
desterrar depresiones, mujer profunda, amable y sugerente y con un sentido
emocional potente, que transfería necesidad de amarla sin remedio. Ahora
separada y con tres hijas, vivía en las inmediaciones de San José, la capital
de la nación.
Haciéndole saber que había llegado como le
adelantó desde Zaragoza, para que pudiesen verse y charlar como buenos amigos
del periodo en que ella anduvo por España, en el desempeño de su Máster de
Farmacia, poco después de licenciarse como boticaria, revivir aquellos encantos
que la juventud les hizo conllevar por Barcelona y poner al día sus cosas. A la
vez de resolver por parte de Javier, dudas sobre el “modus vivendi” e
impresiones de las costumbres del país, en pro y para acelerar las ideas de
cómo afrontar el negocio que le ocupaba.
Se quedaron solos, tras las disposiciones y los
preámbulos de ambos. Decidieron quedarse en el apartamento. No salir a cenar
fuera, ya era muy tarde y estaban necesitados de tranquilidad, amor y fantasía.
Abastecerse de la gran y repleta despensa de la
residencia y del frigorífico que tenia alimentos y víveres como esperando que
alguien abriera sus grandes portones y se sirviera de todo lo bueno que
contenía.
Tras una rápida y expedita ensalada, y unos
sándwiches de ave doméstica. Se miraban furtivamente: Javier, pensaba mientras
degustaba el filete de pollo picado entre aquellas esponjosas rebanadas de pan
untadas con salsa: << Elisa era una bella mujer y se encontraba en el
punto preciso para recibir amor; además le apetecía tener un revolcón con ella,
sentirse dentro de su cuerpo, ser deseado por su amable figura y dejarse envolver
por esa silueta preciosa que sin más, le atraía >>
Necesitaba hacerla suya; llevarla al Olimpo para
consigo, la deseaba a pesar del cansancio, del viaje y de todos los
inconvenientes. Era una mujer preciosa, y la codiciaba.
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