Viene del capitulo anterior: El wáter Cósmico: recelos
El wáter Cósmico: Integración
Demetria había decidido llamar a su padre, antes que este partiera para Tacna, con la idea de sofocar un poco aquel padecimiento que Natalio tenía y con las ganas de acercarse a su progenitor, que tanto había sufrido por ella y que tantos caprichos le había dado a lo largo de su juventud. Antes había recabado de su madre, el estado de nervios que tenía su papá aquel día, ya que el talante del padre de Demetria lo conocían todos los que le frecuentaban y no era precisamente un agrado el tratar de asuntos importantes, cuando éste gozaba de ese temperamento malcarado y, de las elocuencias de su verbo viperino estando cabreado.
El
teléfono de la centralita de la empresa Schissen Lecker, situado cerca de la
zona de la Expo, celebrada en Zaragoza, sonaba, cuando una de las operadoras lo
levantó_: ¡Buenos días! Ha contactado con Schissen, los sanitarios del futuro.
¡Dígame por favor! Le habla Pilar, ¿en qué puedo ayudarle?
_ Hola
buenos días, póngame por favor con Natalio Rupérez, del departamento de
infraestructuras_ sabiendo el protocolo, no dejó Demetria, que la operadora
siguiera preguntando, todo el interrogatorio que están obligadas a
descubrir… de parte de ¿Quién? y todo
esa nomenclatura de frases de marketing,
que suelen darse en la recepción telefónica de estas grandes firmas_ Es
urgente, soy su hija Demetria, y muchas gracias por tu amabilidad.
_ Le paso
con el señor Rupérez, de inmediato. ¡Buenos días y que sea feliz con Schissen
Lecker!
Menos de
cinco tonos se escucharon cuando de pronto, la voz potente y aguda de Natalio brotaba
disparada por el auricular_ Dime nena, ¿Qué pasa algo urgente?_ preguntó tras
el saludo a su hija, como si se hubiera sobresaltado por alguna causa que
esperaba.
_ Hola
papá_ habló Demetria, con su voz sublime y musical, propia de un adiestrador
hindú de reptiles_, no pasa nada urgente, pero lo he dicho en recepción porque
invariablemente buscan excusas para no pasarte la llamada, siempre andas muy
ocupado y quería hablar contigo, ¡así por teléfono!, creo que en esta ocasión
me será mas cómodo y más fácil tenerte como siempre cerca, pero a la vez a la
distancia necesaria, para no leerte los ojos de inmediato_ dijo de carrerilla
la joven_, ¿puedes dedicarme tiempo ahora? Necesito que sea así papá.
_ ¡Claro
que tengo tiempo!, pero creo que lo que has de decir, igual sería mejor para
los dos, que fuera en casa, o tomando una caña. Estoy en mi mesa de la oficina
y lo mismo…_ le interrumpió Demetria_. Lo mismo has de gritar como un adefesio,
pues no lo harás. Escúchame y deja que no me sea tan difícil. Si te llamo ahora
es porque ya no quiero esperar ni un minuto más. No soy una niña y tampoco has
de perdonar nada que sea anormal, que yo sepa no eres Dios, solo eres mi
padre ¡¿Escúchame quieres?!
_ ¡Claro
hija mía, claro… habla! _Incomprensiblemente, el tono usado de Natalio, fue de
normalidad e inédito para su habitual reacción de feria de circo, dejando que
Demetria hablara, acabando su frase en disminución progresiva del tono hasta
acallarlo_, que quieres decirme que no sepa ¡hija!
_ Padre,
si no te he dicho antes que estaba en cinta es porque no quería dar pie a que
pensases mal de Ángel de la Rosa, los dos de común acuerdo llegamos a este
encargo, y libremente. Te diría más; para aclarar las cosas. He sido yo misma,
la que he querido estar preñada cuando él, siempre me ha aconsejado dejarlo
para cuando estuviésemos viviendo juntos y yo no acepté, por motivos de la
edad, que para mí, según creo ya es fecha límite para ser madre con garantías
sin pasar por esas pruebas que ahora suelen hacer. O sea, que si has de acusar
a alguien de sedición; esa he de ser yo.
Ángel,
podrá tener defectos, que los tiene, pero de lo que hablo no es un defecto, es
una concepción apetecida, una inseminación buscada que le he exigido y no hay que acarrearle la
responsabilidad, ni de engaño, ni de apresurarse. Solo será el padre de mi
futuro niño. ¡Claro, yo me puse a tiro!
Y fui a quedarme embarazada y él no perdió el tiempo, ni falló en el
intento_ balbuceó Natalio, queriendo opinar pero, lo detuvo la hija, con una
elevación de voz, para que la dejase terminar_. ¡Espera papá, deja que
termine!_ En cuanto al viaje de Ángel a representar el nuevo modelo de wáter
cósmico, a Hispano América, ha obedecido a la oportunidad que se ha dado en la
empresa, las comisiones estupendas, el mercado naciente, los contactos
necesarios, las posibilidades de crecer personalmente dentro de la firma y
varias casualidades más que él ha vislumbrado con su percepción de gran
vendedor, que ha querido aprovechar.
Mi boda,
está suficientemente segura, como para si es necesario retrasarla algunos días,
detalle que no creo puesto que todo está en marcha desde hace meses y no vamos
a hacer un gasto extra, si no es preciso.
Como
sabrás, agradecemos el detalle que tuviste de colocarnos en el Santander, aquel
dinero que tan bien nos va a venir, pero no podemos entender; ni… yo, que soy tu hija; ni él, que será mi
esposo, el motivo por el cual, has restringido el movimiento de capital a
nuestra conveniencia. Me ha llamado y me ha pedido que hable contigo y que
resolvamos el asunto, porque necesita de liquidez para poder hacer unos
negocios en Chile, que sin duda nos repercutirán en nuestra cuenta corriente,
si no ahora, con el tiempo.
Imagino
que no entraba en tus cálculos todo esto que te cuento, que como sabes Ángel,
quería que fueran sorpresas agradables y poder contártelas en el momento
adecuado. Todo se ha desarrollado rápido y ha sido meramente imposible. Por
ello, él y yo te rogamos, nos des un margen de confianza, un amparo del cual
nunca quisimos romper por falta de entendimiento y una tranquilidad de tenerte
tras estos logros, que nos hacen tan felices_. Habla ahora papá y responde a
todo lo que te detallado por teléfono, y que gracias al medio he podido hacer,
ya que en persona tú lo sabes muy bien, hubieses interrumpido mil veces mis
palabras y nos hubiéramos enzarzado en discusiones banales, siendo imposible
poder explicar lo que acabo de hacer..
Aún
estaban sobre la cama desnudos Elvira y Javier, cuando tras haberle explicado
pormenores de su vida y de su odisea para mantener contacto con su hija Estela,
hizo otro intento de llamada a Jimena, en Zaragoza. Aún no había hablado con la
niña desde que arribó a tierras Costarricenses. Quería escuchar la voz de su
hija y decirle tantas cosas, que no había podido hacer antes de venirse por la
precipitación con que se dieron los acontecimientos. Necesitaba saber de
Estela, era un pesar doloso el que soportaba. Ahora en estos días durante su
estancia en Coronado, la tenencia de la criatura la llevaba la madre, Jimena,
con la cual su relación estaba totalmente rota, a pesar que ella había
intentado volver con Javier, pero éste la aborrecía, desde que descubrió el
engaño en el que lo mantuvo durante el tiempo que estuvo ciego. Mientras él hacía
sus gestiones, Elvira, se dirigió con parsimonia al baño para tomar una ducha
reconstituyente con un agua tibia y jabonosa.
El
teléfono hizo su navegación en el intento de comunicar sobre el océano hasta
llegar al punto de destino en un teléfono móvil que establecía su perímetro en
Zaragoza y al pronto se escucho la voz de Jimena Cuervo que preguntaba_: ¡¿Quien
habla?!
_ Jimena,
soy Javier. ¿Dónde andas?, te he estado llamando varias veces y no cogías la
llamada. ¡Bueno en fin! Ya he llegado a Costa Rica ¿qué tal anda Estela del
resfriado que lleva?
_ ¡Donde
voy a estar! Pues trabajando como una
esclava. La niña está mejor de la gripe ¡Bien… no anda mal! Ha estado un día con fiebre, pero la llevé al
doctor y le recetó una medicina milagrosa, ya corretea por casa y no para de
enredar. Estoy hasta el copetín de ella. Ya tiene a quien parecerse. ¿Y tú que
tal el viaje? ¿Pesado?
_ Nada
que no se pueda aguantar, dile a mi hija que se ponga al aparato, quiero
saludarla y charlar con ella un poquito_ impuso el padre con exigencias_. El
grito que le proyectó Jimena a Estela se oyó en Coronado sin tener que pasar
por la fibra de la red, ni por las ondas hertzianas, se escuchó perfecto a
través del móvil_: Estela, ven que tu papá quiere hablarte_ le notificó a la
niña que estaba viendo el programa infantil en televisión. Saltando ella, como
si fuese la centella de una tormenta imprevista, poniéndose al teléfono con
inusitada alegría_ hola papi_ gritó Estela con alegría_ te quiero mucho, lo
¿sabes?
_ ¡Hola
cielo, como estás!, ¿te encuentras mejor mi niña?
_ ¡Sí
papá! ¿Tardarás mucho en venir a buscarme?, ¿Cuándo iré con los abuelitos?
¿Estás muy lejos?_ hizo varias preguntas en un santiamén que Javier trató de
aclararlas en el siguiente instante_ Estaré muy pronto contigo, no sufras que
sabes pienso en ti, y si por un casual me retrasara, irán a recogerte los yayos, ellos también
conocen dónde estoy ahora trabajando y saben al dedillo cuando les toca ir a tu
encuentro. Es verdad, ahora estoy muy lejos pero pronto si Dios lo quiere, nos
hemos de abrazar para no separarnos más.
_ ¡Bien
papi! Te pongo con mami, no sé qué quiere decirte. Te la paso. Un beso, vuelve
pronto. Te quiero mucho_, la niña le retornó el aparato a su mamá y se esfumó
de nuevo frente al televisor a seguir disfrutando del programa infantil y
Jimena, se puso al auricular, recordándole_: oye hermosura, no te retrases en
la pensión, a ver si con esas tonterías de no estar, vas a tardar en soltar la
paga, que tu eres muy listo; pero tienes una hija y ha de comer y vestir_,
recalcó como un papagayo la morena mujer.
_
Preocúpate, por lo que debes, y cumple con tu obligación de madre que yo, sabré
librar con lo que me corresponde. ¿Alguna vez te ha faltado la ayuda?, no sé
ahora a que vienen esas dudas. Si hubieses cumplido como esposa y como madre,
quizás te hubiese ido la vida de otra forma. Tú lo desperdiciaste ¡Cuida de
Estela! y no te pases en lo que tú sabes ¿me entiendes verdad?
_ Eres un
gachupín ofensivo, algún día te llevaras un chasco conmigo que serás incapaz de
sobrellevar. Si no tienes nada más que decir, ahueca y cuelga que molestas_,
salivó con acidez Jimena, esperando un nuevo reproche_. Javier colgó y quedó
muda la comunicación.
Aquella
noche justo en la intersección de las calles Gregorio Albarracín y General
Suarez, en la doscientos dos del hotel Princess, Rosalía y Ángel, se retorcerían
de placer después de haber disfrutado de una cena frugal, sin demasiados
alimentos, excesivos retrasos ni grandes dispendios en bebidas pesadas, para
poder ejercer un amor loco y apasionado, fuera de todos los cánones
establecidos en los anales de la practica voraz e insaciable de la fornicación.
Rosalía es una mujer airosa, que sabe venderse y conoce el percal de los tíos
cuando la llevan a la cama, por motivos ajenos a los deseos del placer, y en este caso se conjugaban dos apetitos
ensamblados compilando unas necesidades locas por dejarse llevar por el follar
y la lascivia.
Rosalía
se había desnudado tranquilamente, seduciendo a Ángel como si se tratara de un
episodio de amor preparado, dejando colgada su ropa de diseño en una de las
perchas del armario de la cámara del hotel Princess, para mantener el planchado
de todos los modelitos y salir una vez acabada la sesión como una autentica
dama, respetable y hermosa. No había manifestado ninguna prisa, nada de
carreras para lanzarse sobre los tres músculos erguidos de Ángel, su ropa
interior la plegó con mimo y dejó guardada y presta para volver a usarla
después del apareamiento, cerca del entarimado bajo el espejo, el gran espejo
mural que poseía aquella suite y que retrataba la desnudez de la flamenca dinamista.
Un éxtasis
exquisito poder disfrutar de aquel momento con aquella dama. Mostrando sus
medidas, sus esbelteces y su piel morena, linda que sobresalía de entre lo
natural. Una estampa divina de una mujer primorosa, que sabía cómo orientarse,
cuando darse y que es lo que debía extraer de todas esas acciones. Ángel la
miraba, sin ningún atropello, echando una ojeada a cada centímetro de su pulido
cuerpo, sin un gramo de grasa, sin una cicatriz, sin una falla, sin muestras de
tatuajes ni marcas en la piel. Una hembra con un cuerpo admirable, sin saber
por dónde comenzar a palpar, a arrullarla, a imaginarla suya.
Rosalía
se miraba en el espejo contorneándose, a placer, dando pie a que Ángel se fuera
poniendo cada vez más libidinoso e impaciente. Ella, le miraba citándole
descarada, tras el reflejo del rosado cristal que reflejaba sus redondeces y la
forma rotunda de sus senos, la curva definitoria de sus nalgas, unas piernas
diseñadas con cartabón y escuadra, un culito respingón, y un triangulo que
guardaba el perímetro del sexo, vellocino, afeitado y goloso, color agalbanado
predilecto para cualquier sibarita exigente, la escultural espalda de la brigadier,
que no tenía durezas, ni nervios salientes por excesos de ejercicio corporal,
mostraba una silueta propia de una belleza que pedía sin palabras fuera acariciarla
sin prisas.
Muy segura
de sí, dispuesta a hacerle feliz, dispensaba y prometía grandes momentos y
dulzuras esplendidas, en el instante que se le acercó a Ángel y le dijo con
sumo cariño y ternura_ ¿te gusto más que mi jefa? _ sin dejar que hablara, le
cerró los labios con un beso y le indico que la cubriera.
Fueron
instantes feroces, llenos de sensualidad y de desespero, pareciera se iba a
finar el mundo y habían de quedar a medias en disfrutar de aquel lujo. La noche
entró en horas y ellos seguían derrochando caricias, goces y excesos, hasta que
el sueño y el cansancio se apoderó de ellos, dejándolos postrados, desnudos, al
aire sobre aquellas sabanas que blancas, habían perdido la pureza por
salpicaduras de simiente y de secreción por la exudación de ambos.
Al poco, Rosalía,
se encendía un pitillo, que apuraba en pelotas frente a la ventana sin la preocupación
de haber cerrado los cortinajes, mientras Ángel, daba vueltas en la cama,
queriendo encontrar de nuevo el cuerpo femenino de la hembra con la que había
compartido aquel extraordinario apareamiento. En la propia oscuridad se oyó la
voz de Ángel que le preguntaba a Rosalía, sin mediar excusa ni
arrepentimiento_: ¿Te ha mandado ella, verdad?
_ ¡Sí! Ya
sabes cómo funciona esto, ella manda y es mi dueña, la que ordena y disfruta de
esa forma_ dictó Rosalía, ocultando, su instinto y su contento_. Se propuso llevarte
a la cama, a cambio de benefactores para tu comercio y ha querido saber si
estás a la altura de meterte con ella en la pitra, desnudarla y hacerla
disfrutar como una excéntrica.
Continuará
To be
continued
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