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¡Papá! _ Le decía un chiquillo al hombre que más le quería_, llamándole la
atención en la hora del desayuno, mientras mojaba la galleta en su batido de
chocolate, con la intención de aclarar un concepto que no tenía demasiado
claro.
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¡Dime! _: respondió su padre, haciendo un gesto de disconformidad y diciéndole,
con el ceño más bien fruncido_: pero no te entretengas, que se te va a enfriar
el batido.
_ ¡Tú; me
has engañado! _ añadió el chiquitín, haciendo caso omiso a la recomendación que
le había infringido su padre_: La maestra de mi cole ha dicho que así no es_.
Siguió hablando aquel nene, a la vez que su padre pensaba rápidamente a que se
podía referir su chavalín, esperando explicara aquella preocupación, mientras el
pollito, sorbía de su tazón el batido de chocolate a traguitos cortos y
relamiéndose los hocicos, cuando su madre y hermana miraban, la reacción que
tenía el padre y si se interesaba por la supuesta picardía que según el chico, le
había proporcionado el papá.
_ ¿Cuál
es ese engaño, que comentas? _ dijo el padre con una sonrisa, tan solo por
disfrutar de la conversación con su hijo de tan corta edad que ya de buenas a
primeras, le estaba llamando: embustero_. Explica esa cosa; que dices, no es
exacta.
El pillete
mirando a su hermana y a su mamá, con cara de saber, y limpiándose la comisura
de la boca, tras haber tragado parte de la tostada que mascaba, apuntó
nuevamente mirando a los ojos de su padre_: el domingo pasado, cuando te
pregunté cómo se le decía a la pistolilla de mear, tú me dijiste que se
llamaba: picha_ Una carcajada tripartita sonó en aquel salón comedor,
proveniente de la hermana y la madre y sobre todo del padre, que no pudo
contener el tipo, rogando al hijo, que efectuara una aclaración. En su exposición el jovencito y tras mirar a
las chicas con suficiencia siguió_: en clase de naturales, la profesora nos
preguntó si sabíamos cómo se llamaba el aparato de hacer pipí y yo, levanté la
mano, cuando me llegó el turno le dije que se llamaba: ¡picha! Que tú me lo
habías dicho.
¡Pues no se llama así!
¡Pues no se llama así!
Dice la
seño, que se llama: pene. En qué quedamos, ¡Papá! porque en esta casa, con el
peine ese que dice Cris, mi maestra, nos peinamos el moño, no meamos.
2 comentarios:
COMO SIEMPRE ACERTADO CONTANDO HISTORIAS DIVERTIDAS. NIKITTA.BESOS
Vaya que recuerdos que me vienen al leer esta historia que a pesar de que han pasado muchos años me doy por aludido, creo que si no hubieses escrito sobre ello nunca me hubiese acordado, pero la memoria me lleva a mis bonitos tiempos de la infancia...
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