Han pasado las fiestas Mayores como una
exhalación, en este mes de mayo que debía haber sido precioso, pero en cambio
nos ha hecho un tiempo bastante feo, poco vistoso y con fresco a tenor de lo
avanzado del mes que cito.
Entre otras muchas cosas ha habido en la villa
distracción para una gran variedad de personas, jóvenes, ancianas y maduras. Con
una gama de actividades diversa, contando claramente a los niños, que ellos se
han llevado quizás la mejor parte.
Hoy y aquí sin embargo, quiero hacer hincapié en
una de las efemérides que a muchos habitantes de la ciudad, les ha pasado
desapercibida, por la poca importancia y la menos relevancia que le han
otorgado las autoridades locales.
Como siempre, si no eres de la misma tendencia, te
quedas fuera del reparto, aunque cumplas cien años como le ha ocurrido al
Ateneo Familiar.
Es una pena que por no respirar los mismos aires
del ayuntamiento, ni seguir sus intereses políticos, quede en la sombra aquellos
detalles que han hecho pueblo siempre, y que a los ciudadanos apolíticos nos
importan.
Nuestro Ateneo Familiar, ha cumplido este pasado
mes de marzo cien años, se dice pronto, ¿verdad?, pues amigos, si todos supiésemos
de la importancia de estas entidades, quizás no seríamos tan frívolos a la hora
del olvido. Dado que si cumple los siguientes cien años, nosotros, ninguno de
los que leemos esta crónica estaremos para celebrarlo.
Se esperaba a la Fiesta Mayor, para poder festejar
en el vermut de gala, con la presencia del alcalde y brindar por todos los
buenos momentos, que se sucedieron a los largo de estos años, y rememorar
algunas citas de personajes, que los hubo y que sin duda hicieron más grande
nuestra población, recibir una merecida placa conmemorativa por el hito y todos
felices.
Ha sido una celebración particular que solo ha
interesado a los que amamos al Ateneo Familiar, los que con nuestro sentido de
la conservación, con nuestra presencia semana tras semana, hacemos que no acabe
de extinguirse, yendo a bailar todos los domingos por la tarde a nuestro Salón
Rosa, disfrutando de la música en directo y participar en todo aquello que nos
compete y que nuestro bolsillo nos permite.
¡Sí! Es verdad, que bailamos lo que nos apetece,
nos saludamos con los amigos todos, reímos y tratamos de pasarlo en grande, con
personas que son todas las que asisten, socios y no abonados, con el derecho a
que asistan de todos los puntos y lugares y de todas las tendencias, todas
buscamos el mismo sentido a ese domingo por la tarde que se nos presenta
entretenido y que evita estemos desgarbados frente al televisor viendo como se
nos va el país al garete. Es una sensación que si no la pruebas no sabes cómo
energiza el cuerpo, todos los amigos en sintonía con el Ateneo, que es el que
merece la pena salvar, tras haber resistido cien años y, haber sufrido alternativas
políticas y engañosos trances.
¡Ay! …Si
hubiese anunciado el Honorable President, su presencia, todos estos hubieran
perdido el culo y hubieran dejado de ir a ver como se bailan las sardanas en la
plaza, para hacerle la rosca de forma descarada y la foto de rigor.
Somos pocos los que queremos que el Ateneo salga
hacia adelante y ¡porqué no!; vuelva a cumplir otro centenario, pero a la vez estamos
los más tozudos y los menos convencidos que los que los responsables culturales
de la ciudad, nos han de echar una mano de apoyo, de ayuda y de amparo.
¡Sé de buena tinta! Que tú que estás leyendo este comento,
igual crees que es por capricho, por interés, conveniencia o beneficio ¡pues
no!, es para salvar al Ateneo Familiar, al nuestro, al del pueblo, al de los más
sencillos, jóvenes y viejos. No hagas dejación de lo que apunto, si dejamos y
permitimos que todo aquello que pertenece al pueblo y a su cultura y tradición
se pierda. Estamos apañados.
Volviendo al vermut, que se celebró en la pista de
verano fue entrañable, y se ofreció lo que tenía el susodicho Ateneo, muchas
tapas, canapés, y bebidas, pero lo más destacado era lo que no se veía y se
percibía a poco que tuvieras sensibilidad y sentido: cariño.
Gracias a los que asistieron, dejando otras
ocupaciones acompañando a la triste Junta del Ateneo Familiar y a los amigos de
a pié, los que nos importa la amistad, el compañerismo y la reunión de
personas, en una fecha tan señalada, otros igual como ya se comentó se lo
perdieron, igual estaban en otro evento de menos de cien años, más sustancial
que este.
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