martes, 25 de octubre de 2011

Sin regreso.



Altas montañas,
bajos silencios,
ocultan misterios,
a los ojos del viento.

Soy residente
del infinito universo,
vine traído,
en cortejo siniestro.

Es un alarde,
en afines alturas.
Ver los detalles,
heridas y dudas.

Como te extraño
eres mi luna,
siempre he sabido
que sin ti, la duda

Desde la cumbre
veo tus fallas.
Percibo las mías,
nadie reclama.

Serenidad la tuya,
apagas conflictos.
Inciertos caminos,
de polvo expandido


Sabes de cierto
lo que refiero.
No eres divina,
ni yo regreso.

El esplendor me ciega,
en mi cima dorada.
Colinas  benditas,
de estampa soñada.

La brisa en su calma
besa mil caras.
Eres tan clara,
verdad enjuagada.

Conversa en silencio
no pronuncia palabra,
a menudo  es bobada
hablar y, no decir nada.

Estos Collados
de abruptas rocas.
Riscos silentes,
distancias muy cortas

Miento si expreso,
no creer en el cielo.
Cuando de noche
rondan deseos.

Sueño despierto,
arrullo mis celos.
Fantasías  atadas.
¡Ya no soy nada!

A fe que lo sabes,
finges y ríes,
para que,  si no,
tu llamada en el aire.

Rozo el paraíso
creyendo que soy cuerpo.
Soy apariencia desnuda,
¡Quizás ya esté muerto!





1 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste final.
José.

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