Cuando asistes a un acto de esta envergadura, te das cuenta de lo que
llegas a estimar a ciertas personas que pasan por tu vida sin hacer ruido pero
que dejan ese surco penetrante tan agudo que siempre recuerdas.
Les tomas ese aprecio y cariño. Ya es imposible dejar de contar con ellos y
en cierta forma, esperas esa palabra que siempre guardan de apoyo y de soporte
cuando la necesitas. Son como los terapeutas sanadores que sin previa cita,
solo llegando a su mesa, a su puesto de trabajo y les dejas caer tu suplicio
saben convencerte de que no es tan grave la cosa para que sigas penando, te
tocan el hombro, te hacen un gesto de comprensión y es como si la situación
mejorase, a pesar de seguir teniendo la misma enjundia.
Es por ello cuando nos separan por cualquier causa, por desplazamiento del
puesto de trabajo, vacaciones, cambios, jubilaciones, por las miles de
circunstancias que podría enunciar y contrariamente por mucho tiempo que pase, hay
un momento en el que tu sentimiento se aloja y les recuerdas tan cercanos, como
cuando los tenias cada día en la oficina, en el tablón, en el trabajo, en la
tienda, en la fábrica.
Compartiendo risas y explicaciones de los defectos que le vemos al jefe, riéndonos
de las guasas de nuestros hijos, conversando de lo que les dijo la vecina del
cuarto, de la opinión que nos merece tal programa de esos del corazón que nadie
ve, pero que todos miran de reojo, relatando las argucias que hemos de hacer
para llegar a final de mes, de todas esas tonterías que no lo son y que nos
ayudan en nuestra cotidianidad.
Con Teresa en su XXV Aniversario en la empresa ha sucedido lo que intento
explicar en las líneas que preceden.
Ella es una mujer, alegre y simpática con un corazón extraordinariamente
fuerte y comprensivo, de las que saben escuchar y decirte aquello tan socorrido
de: “Tranquilo” y te mira y comprende
y a veces te alejas sin das las gracias, por lo cercana que siempre la hayas.
Hoy le ha tocado a ella, que los que la rodeaban rindieran esa adhesión
autentica que le ejercemos. Los más agraciados la siguen localizando cerca,
otros ya han de recurrir a ella, por medio del teléfono, de la carta o del
pensamiento, porque ya están en otro plano. Todos a la llamada de su homenaje
hemos acudido, desde distintos lugares y nos hemos encontrado perfectamente
acogidos por su talante cariñoso y su mirada de amistad y de sincera persona
que es.
Desde el director de la división, con su cordialidad de jefe y guardando
esas estrechas márgenes que imagino la dan los poderíos y soberanías del mando,
hasta los compañeros, amigas, y personal más allegado, han sabido hacerle
llegar ese fervor que se le tributa, que siempre se le ha guardado como cosa
natural y que solo poseen aquellas personas que por su carisma lo ganan día a
día.
Teresa, amiga, compañera,
los que ya alejados recuerdan.
Sabemos de tu amistad abierta,
del valor de tú mirada escueta.
Demostrado queda
con distinción delicada,
tu verdadera esencia
de persona alabada
Orgullo fue conocerte,
compartir trabajo y ver,
como las cosas difíciles
contigo pierden el ser.
Eres faro en la familia,
estrella que marcas rutina,
nexo de unión y concordia.
Planeta. ¡Ella es Teresa!
Que cumplas muchos más años, en la empresa y en la vida. No cambies jamás a
pesar de los avatares que la supervivencia te regala y no todos son de tu
gusto. A veces el cielo nos pone a prueba y estoy seguro que a ti, te ha
puntuado con una nota muy, pero que muy alta.
Todos te queremos. ¡Igual es por
algo!
1 comentarios:
Un canto a la amistad, a las relaciones entre compañeros, a la concordia, a la armonía, y a más cosas. Apúntame también a mi, quiero unirme al grupo.
José Añez
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