Altas montañas,
bajos silencios,
ocultan misterios,
a los ojos del viento.
Soy residente
del infinito universo,
vine traído,
en cortejo siniestro.
Es un alarde,
en afines alturas.
Ver los detalles,
heridas y dudas.
Como te extraño
eres mi luna,
siempre he sabido
que sin ti, la duda
Desde la cumbre
veo tus fallas.
Percibo las mías,
nadie reclama.
Serenidad la tuya,
apagas conflictos.
Inciertos caminos,
de polvo expandido
Sabes de cierto
lo que refiero.
No eres divina,
ni yo regreso.
El esplendor me
ciega,
en mi cima dorada.
Colinas benditas,
de estampa soñada.
La brisa en su calma
besa mil caras.
Eres tan clara,
verdad enjuagada.
Conversa en silencio
no pronuncia palabra,
a menudo es bobada
hablar y, no decir
nada.
Estos Collados
de abruptas rocas.
Riscos silentes,
distancias muy cortas
Miento si expreso,
no creer en el cielo.
Cuando de noche
rondan deseos.
Sueño despierto,
arrullo mis celos.
Fantasías atadas.
¡Ya no soy nada!
A fe que lo sabes,
finges y ríes,
para que, si no,
tu llamada en el
aire.
Rozo el paraíso
creyendo que soy
cuerpo.
Soy apariencia
desnuda,
¡Quizás ya esté
muerto!
1 comentarios:
Triste final.
José.
Publicar un comentario