El sábado día 12 de marzo, a pesar de la lluvia, los que tenemos ganas de "meneo" fuimos al teatro Condal y a cenar al Hotel de los Bruchs. Era una salida programada, donde no tenias que preocuparte mas que de tener apetito y poder pasártelo en "grande", todo lo mejor que se pudiera, dando rienda suelta a la maravillosa calma de los amigos y acompañantes que hicieron la misma travesía.
La tarde era de aquellas, horribles, caía agua para llenar un mar, no teníamos una temperatura demasiado baja, pero tampoco era agradable ir muy desabrigado. Todos llevábamos en la mente el suceso de Japón y ese terremoto con unos daños incalculables, seguidas del Tsunami que entró en la tierra unos cinco kilómetros, para dejar la destrucción más desbastadora del siglo en aquel archipiélago. Esperemos que Dios ponga de su parte y no lleguen más cataclismos a la tierra.
Al subir al autobús, pude descubrir que tampoco era uno de esos "trastos" grandiosos de última generación, que llevan televisor por cable y accesorios diversos que le vienen de origen. Tres posiciones de descanso en los asientos, aire anticongestión para evitar el mareo de los más exigentes, ambientadores de parcela para acondicionar la zona ocupada y no seas agredido con las diversas amalgamas de perfumes mundanos. Espacios no demasiado amplios, para los que ya vamos teniendo una cierta dimensión. En resumidas cuentas, era un Omnibus de los de toda la vida, de los que puedes tranquilamente charlar con el vecino y de escuchar sus penas melancólicas, o aguantar sus gracias en estéreo. La verdad, como me placen a mi los viajes, con el contacto directo con las personas, viendonos las caras y riendo a mandíbula batiente si es posible, sin reirnos de nadie, pero reirnos con todos y de cualquier insignificancia.
Tras no demasiado tiempo de recorrido, gracias a que había partidos de futbol, las gentes no embotellaban la carretera y arribamos con tiempo suficiente como para echar unas charraditas, antes de entrar en la Sala principal del Teatro Condal, que nos recibía con la obra de: Vivan los novios, una comedia graciosa que nos tenía que llevar al mundo del desternille y la guasa.
No voy a extenderme en contar de carrerilla toda la relación de sucesos, el argumento y el desenlace de la mencionada obra, porque los más papistas, me tildarían como ya es habitual de "tio puñetitas". A parte que esta obra, muchos de ustedes... vosotros, la habreis visto, se escribió en el año 1951 y puedo imaginarme que; el que no haya leído el libro, la ha visto en el cine, o como es este caso la requete volvemos a ver en el teatro. Graciosa y jocosa forma de entablar las discrepancias de la pareja, en tono de chanza. No os la cuento por si os cae en vuestras manos esta Comedia escrita por Jan de Hartog, escritor holandés. Fueron dos horas de carcajadas en algunos, de medias simpatías en otros y en la mayoria de agradables sonrisas, con algunos pasajes que realmente, a todos nos recordaban nuestras propias vidas, esas que van en el zurrón de cada cual y que las solemos llevar en la mayoria de los casos, con mucha tolerancia y discreción. Abarrotado el Teatro Condal. También es verdad, que los sábados bajan desde las comarcas más alejadas muchos autocares, con personas, que ya por la distancia, por la imposibilidad de acceso, por no tener al abasto esas posibilidades no frecuentan las salas de cine y teatro que hay repartidas por Barcelona y sus aledaños. Todos tenemos derecho y necesidad de cultura, de distracción y de disfrute.
De ...reojo, miraba a los amigos que siempre caminamos juntos y con sinceridad, algunos incluso llegaron a dormirse, pero ... la gracia, de estos queridos camaradas, es que se duermen hasta en la cola del sueño, antes de ponerse el pijama, en cuanto pasamos por un túnel un poquillo largo, ...al volver a la luz se despiertan de un mini espejismo y dicen desabrochandose la gracia... ¡Buenos días!. No sé que me está pasando últimante que me quedo "roque"... ¡Estoy asustado, creo que me ronda algo!.
Al final del espectáculo, salimos y con el tiempo justo, ascendimos de nuevo al autocar y bajo la lluvia y los faros de iluminación de las avenidas, rondas y calles, transitamos haciendo un honor a nuestra ciudad que majestuosa y mojada por la tormenta y la playa, nos miraba con esos ojos preciosos que posee de encantadora de muchedumbres y de Capital del bienestar. Los neones de las tiendas y comercios, zigzaguean al pasar, como guinándonos ese ojito de pérfida que pone cuando quiere que nos enamoremos de las curvas que tiene la ciudad y los recortes que impone ese cuerpo majestuoso y vital. Fuimos dejando Barcelona por el sur para tomar la via del restaurante.
Tras no demasiado tiempo circulando, llegamos al Hotel los Bruchs, nos esperaban en la puerta a toda la comitiva que ipso facto, sin demoras nos llevaron al gran comedor, donde pudimos degustar de una buena cena, que nos colmó los acaudales de repuesto, cubriendo las necesidades fisiológicas y dando semáforo verde al estómago que sin prisas pero, sin pausas fue llenando de cuantas abundancias le ponían por delante.
Comimos, con mesura los menos, los demás... ¡amigos míos! que quieren que les cuente, sacaron sus almas de penas y probaron todo aquello que normalmente, no consumen. También es normal que el ser humano, cuando le dejan via libre, pues ...agarra carrerilla y se olvida de echar el freno, despues ¡Claro! Llegan las cositas, nada del otro jueves. Suben las tensiones arteriales a niveles desorbitados, marcando más grados, que goles marca Cristiano Ronaldo o Lionel Messi. El colesterol en sangre, ni es de la verdura, ni es del agua mineral, es del vino de Rioja o del Cava Catalán. Se oían voces ya acostumbradas y perniciosas, que aclamaban aquello de... ¡Un día es un día! ... ¡Mañana vuelvo al régimen!... ¡Tampoco he comido ni bebido tanto, no exageremos querida! ... Los bailarines, se preparan para dar meneo a las caderas y hacer bajar esos gramitos que igual alguno queda entre tanto sudor y lamento. La música es para muy jóvenes ¡y eso que importa! Lo primordial es pasarlo bien. ¡Anda hermosa, vamos a bailar!
En la pista de baile, una azafata casi invisible por su delgadez, pretendía enseñar a bailar esos ritmos de otros mundos, a toda la parroquia de gigantes y cabezudos que iban llegando. Los jóvenes, se retuercen con esas músicas de ahora, que más que melodías son traqueteos a las guitarras y zambombazos a los tambores, de ¡swing nada de nada monada! No sonó ni un bolero, ni una bachata, ni un Cha cha, ni siquiera un pasodoble que por aquí, tanto se lleva. ¡Gritos y chillos sensuales! Expeditaban aquella juventud que frenética, loca y dislocada, trataba de llamar la atención entre ellos.
La noche finalizó cuando retornábamos, con una avería en el autocar, que nos " pispó " más de dos horas de espera, que tampoco fueron mal, ya que aprovechamos para charlar amigablemente y hacer una digestión sin ayuda del bicarbonato ni las sales de frutas.
0 comentarios:
Publicar un comentario