jueves, 11 de diciembre de 2025

¡Rayan, no se rayó!

 

Aquel hombre trabaja en una oficina como funcionario del estado, y parece tener las ideas muy claras. No es que lo parezca, es que las tiene. Debido a antiguas experiencias nefastas se cuida, y no descuida su proceder.

Sabe que tiene un contrato laboral extenso, que finalizará en cuanto acabe el proyecto. Para escalar peldaños de relevancia, caso de ser exitoso el cometido que ahora lo embarga. Que no es otro que la seguridad del personal del ministerio.

Tarea que engendra además de la privacidad y el amparo personal de cada uno de los empleados, formas de actuación y conducta, modos y normas de entender lo anónimo de sus tareas, y sobre todo la vigilancia en los comentarios que se hacen privadamente. En evitación de qué clase de repercusión futura han de tener.

Impidiendo sean recogidos por confidentes y delatores que siempre se ocultan tras un semblante de bondad. Personajes que existen en todos los cometidos laborales de relieve.

A diario se ha de mezclar con personas afines y otras que no lo son nada. Camaradas de oficina y profesión, que con seguridad buscan un prestigio que no tienen, y dadas las conveniencias en que concurren, les va a costar mucho trabajo, tiempo y esfuerzo conseguirlas.

Al escapárseles por la boca testimonios, datos y declaraciones sin precisar, y algún que otro secreto o inconveniencias reservadas.

Rayan Delaxen cuida muy mucho su integridad.

Es cordial pero no abusa de agasajos para con los demás. Normalmente va con <pies de plomo> por la vida.

Es en él una máxima y un condenado axioma. Evitar pronunciarse en cualquiera de los dilemas suscitados, con lo que nadie sabe de <qué pie calza>.

Nunca regala declaraciones si raramente opina por obligación.

Jamás entra en <Camisas de once varas>.

En ningún momento depende de ningún encubridor, y evita en lo que puede los piropos velados, que normalmente ocultan situaciones emocionales, que suelen echarle alguna de las asistentes femeninas de su departamento.

Nada más que por probar si tiene fluidos machistas, o reacciones sensuales que pudieran usarlas para denostarlo.

Disimula a menudo sin presumir demasiado de lo que tiene. Que es una vida estable y un matrimonio equilibrado.

Rayan es un tipo que únicamente va a la suya.

De ninguna forma participa de convenciones con los colegas de profesión.

Evitando mezclarse y disfrutar de cenas y reuniones con ellos. Se limita a compartir tan solo temas relacionados con el trabajo, y en el lugar que corresponde.

Cuando se libera de sus ocupaciones laborales olvida todo el cargo y las cargas y se dedica a su gente y a vivir su vida, sin mezclarse con ninguno de los hombres y mujeres de su profesión.

El abogado Delaxen fue descubierto por sus dotes de hombre preparado y cabal, en uno de los juicios iniciados por fraude y revelación de secretos en la persona del ex Viceministro de Asuntos Exteriores.

Un pollo de cuidado. ¡Un sinvergüenza de tomo y lomo.! Al que protegió como abogado

Defensa y representación, que llevó pulcra y ganadora desde el comienzo del proceso derivado del expediente. Que acusaba al mencionado político.

Con un argumento elaborado que lo eximía de toda participación y culpa de los cargos que lo acusaban.

Simplificando su inocencia con una breve declaración en los juzgados.

Encumbrándose sin paliativos frente a los gerifaltes del PARTIDO, que de inmediato lo promovieron a jefe del D.A.O.

Rayan Delaxen. En el instituto cuyas iniciales significan Departamento de Analítica Oculta. Ejerce a su manera.

Desde que ocupa su cargo, ha ido confeccionando su propio análisis de cuantas personas están bajo el prisma de la investigación.

Algunas de ellas, disimuladas por su bonhomía, su carisma o su impronta.

La relación de sospechosos que al acceder a la jefatura del D.A.O, le ofrecieron fue entregada de forma anónima.

Se trataba de un inventario de posibles autores de graves infracciones. Que recaían en funcionarios de realce, responsables distinguidos que ocupan en la actualidad bufetes del gabinete.

Recayendo las sospechas delictivas sobre tres líderes.

Dos eran los subdirectores más emblemáticos, y la que cerraba el círculo era la dirigente de moda del Partido, la que gozaba de mayor preeminencia.

El jefe de Protocolo; Narciso Tontuna Garete.

El responsable de Seguridad de la Información; Segismundo Ballarina, y la gobernadora de cuantos dilemas se descubrieran en el ámbito. Que no era más que la Subdirectora de Asuntos Centrales. Doña Patrocinio del Cono.

 

Confesiones protocoladas que le habían suministrado de forma poco ortodoxa y que venían en nombre del antiguo jefe del D.A.O, cargo que ahora ocupa el señor Delaxen.

Observando que en aquel listado faltaban alguno de los nombres que en su tiempo de dedicación observó que eran merecedores de por lo menos alguna indagación.

El nuevo director de la D.A.O, no carecía de envidiosos que procuraban ponerle palos en las ruedas, y hacer que su trabajo no fuera tan agradable como debiera, y entre algún componente de aquel consejo le prepararon una trampa.

La guapa Patrocinio, no creía que Rayan fuera tan exacto, tan honrado y tan arisco y una vez advertida por sus contactos más allegados que la investigaba el señor Delaxen. Se puso en guardia.

Rayan, la tenía en análisis, y quiso conceder a la piadosa dama del Cono, el primer golpe de gracia.

Tema que llevó muy en sordina con aquellos dos afectados que a su vez eran vigilados en silencio por los tentáculos del conductor de la D.A.O.

 

Aquella mañana los servicios de mantenimiento y estructuras, solicitaron entrar en el despacho del señor Delaxen, que llevaba dos horas trabajando. Con la idea de presentarle al nuevo equipo de limpieza de sus dependencias laborales, y golpeando su puerta se hicieron ver y escuchar.

— Buenos días señor Rayan. Con su permiso. ¿Podemos acceder?

— Si claro. Faltaría más, adelante.

— Le presentamos la nueva dependienta de la limpieza de su despacho, que ha recaído sobre la señorita Glenda Rosquilla Chingua.

— Adelante. Pasen por favor. No se queden en la puerta. Entren y cierren.

El director se levantó de su sillón y se acercó a recibir a la comitiva que llegaba a presentar a la señora, que sería su adjunta para la ordenación pulcritud y limpieza. De las dependencias e instalaciones de su despacho.

Mostrando su desacato, por la falta de información dispensada, y recalcó

— Y como es que han cambiado de persona. Preguntó Rayan y al no tener respuesta siguió averiguando.

— Quien ha decidido el cambio en el cuidado de mi perímetro. Quien lo ha ordenado. El encargado del mantenimiento no supo contestar y Rayan advirtió sin entender aquella permuta innecesaria y a la vez repentina

—Pues eso lo desconozcoAdujo el responsable de mantenimiento alegando.

Han sido modificados en su totalidad los servicios, y la empresa que lo llevaba hasta el momento. El motivo lo desconozco, pero debe cumplir con seguridad con alguna de las normas que exige el protocolo.

— Bien. No perdamos más tiempo, ya habrá lugar para enterarme y para exigirte como emprendes una tarea sin conocer los detalles… —dijo Rayan—y dirigiéndose a la mujer le preguntó, como si fuera la primera vez que trataba con ella. Haciéndose el despistado y no entrando en más preámbulos

— Cómo te llamas

— Me llamo Glenda Rosquilla Chingua, para servirle señor.

Soy empleada de la empresa LERDA, Limpiezas Especiales Reunidas de Antioquía, y he sido designada exclusivamente a atender sus dependencias.

— Muy bien Glenda, ya puedes incorporarte a partir de mañana. Tu horario ha de ser muy de madrugada. Acostumbro a incorporarme al despacho a partir de las siete, y espero que la limpieza esté realizada al completo.

— Muy bien señor, así será. Espero serle de utilidad y no causarle problemas, dejando sus detalles tal y como los encuentre y perfectamente aseados.

Glenda ahora con otro nombre, simuló o trató de pasar desapercibida del conocimiento del señor Rayan, que su mente ya trabajaba en otra dimensión.

— Muy bien. Encantado de haberte conocido. Exclamó Rayan con algo de guasa en su rostro y en el tono de su vocabulario.


 Glenda llevaba tres semanas haciendo sus labores en los despachos.  No se veía con Rayan, ya que cuando el ejecutivo accedía al lugar, ella debía estar fuera de las dependencias.

Un día de forma inesperada, al entrar el burócrata en su reservado, se encontró a Glenda sentada en su sillón, medio vestida y en situación de comprometerlo. — Que haces aquí en esa pose. No recuerdas te dije que debías limitarte a tus deberes.

— Claro que lo recuerdo. Al que se le ha esfumado la memoria es a ti.

Quieres hacerte el despistado pero no podrás librarte de mí tan fácil como crees. No soy uno de tus peones. Ni lo fui antaño, cuando tuvimos nuestros instantes placenteros y aquellas asombrosas relaciones íntimas.

— Sé muy bien que pretendes y quién eres. ¡Espera.! —dijo Rayan—Me lo dirás delante del servicio de seguridad de la planta.

—  Evita ese encuentro, o perderás tu empleo y credibilidad. Le amenazó la agregada medio desnuda.

— Bien pues lo perderé, pero tu no me vas a chantajear a cuenta de quien te haya contratado. Que imagino quienes son, y por qué te han ordenado permanecer medio desnuda esperándome.

Serán los mismos que han colocado cámaras en mis dependencias, micrófonos ocultos y demás.

Detalles que ya imaginé y siempre fui por delante de vuestras aventuras.

— ¡Pero tendrás cara dura.! ¡Es que no me conoces.!... ¡Rayan.! Es verdad que pases tanto de mí sin molestarte. Preguntó Yamira, la misma que ahora se hacía pasar con el nombre de Glenda.

—  Claro que paso de ti, te conozco muy bien y no voy a repetir los errores que tuve contigo dos veces. Engañar al mundo con tus juegos eróticos en aquel despacho de la empresa Plascuri, en la que mantuvimos una aventura. Corta, pero intensa. La que me llevó a tantos disgustos.

De aquello hace más de veinte años. No duró porque tu jamás quisiste que aquellos arrebatos sexuales que teníamos en las dependencias ocurrieran en tu propia casa. Tenías miedo que conociera a tus hijos y a tu marido, además de las muchas cosas que no confesabas.

Yo tampoco quería destrozar mi matrimonio de entonces, con la hija del dueño de la firma y me dejé llevar por tus perfumes, tus pechos, tus besos y tus mentiras.

Estaba recién casado con mi primera esposa. Dos años de fingir, y no era el momento de montar un escándalo.

Ahora; mejor dicho desde hace tiempo, no me oculto de nada.

Lo pasado es pasado. ¡Soy como soy.! Con mis defectos y alguna que otra virtud, pero en la actualidad me debo a una tarea y la pienso cumplir.

No me vas a seducir de nuevo.

Aquello es pasado y además ya estás demasiado tocada como para que vuelva a caer en tus redes carnales. Hizo un gesto y apuntó.

— Espera no te menees. Será un trámite muy rápido, porque te esperábamos y además todo esto se está grabando.

Rayan pulsó un timbre que llevaba en su móvil.

No tardaron y en un “santiamén” apareció el séquito de guardaespaldas del ejecutivo, que lo tenían todo preparado para el momento aquel.

El instante preciso en que se dio. Como podía haberse dado meses más tarde.

Era cuestión de que Glenda se destapara, enseñara sus tetas provocando y queriendo excitar a Rayan, o montara una teatralidad de las suyas.

— Que te ha prometido la señora del Cono, para que te jugaras la cárcel. Le preguntó tranquilo Rayan esperando su inmediata respuesta.

— Cómo sabes tú, que está complicada en este tema Patro. La buena y amable señora Patrocinio. ¡Es que tienes algo con ella.!

— No debo darte explicaciones, pero tú, debes confesar la trama que habéis montado, antes de que te lleven detenida.

— Patro me dijo, que la habías engañado, que te la montabas y de buenas a primeras conociste a Hardy, y la abandonaste.

— Te ha engañado. ¡Es una arpía.! Patrocinio del Cono, es una mujer depravada, que finge cuando lo necesita y engaña para conseguir sus deseos. La tal Patro, la buena señora está junta con su secretaria y hace mas de diez años que conviven felizmente. Por lo que yo, jamás la he tocado. Ni ella lo hubiera permitido.

Glenda, comunicó sin miedos el cómo y el porqué, de su actuación, y manifestó

— Conocí a Patrocinio en un lío que mantuvimos las dos con un embajador. Yo lo embaucaba a gusto de Patro, y ella hizo todo lo posible para que lo pusiera en un brete. Me pagó muy bien y lo filmamos desnudo haciendo posturas raras. Perdió el cargo, la embajada y la familia.

— Para quién trabaja del Cono. Lo sabes verdad. Quiso Rayan que confesara delante de los servicios que hacía minutos presenciaban el espectáculo.

—¡Sí.! Claro que lo sé. ¡Como no voy a saberlo! pero no lo diré. Prefiero que sea ella la que se confiese y sea tan íntegra como dice y presume.

Se llevaron detenida a la falsa Glenda, que tampoco se llama Yamira. Se le conocía en los ambientes integracionistas como Kotorowa, el verdadero nombre de la seductora de Rayan.

Patrocinio del Cono, era una de las espías de un gobierno sudamericano, que tenía influencias con el este europeo.


Autor: Emilio Moreno.





 


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