Aquel hombre
trabaja en una oficina como funcionario del estado, y parece tener las ideas
muy claras. No es que lo parezca, es que las tiene. Debido a antiguas
experiencias nefastas se cuida, y no descuida su proceder.
Sabe que tiene
un contrato laboral extenso, que finalizará en cuanto acabe el proyecto. Para
escalar peldaños de relevancia, caso de ser exitoso el cometido que ahora lo
embarga. Que no es otro que la seguridad del personal del ministerio.
Tarea que
engendra además de la privacidad y el amparo personal de cada uno de los
empleados, formas de actuación y conducta, modos y normas de entender lo
anónimo de sus tareas, y sobre todo la vigilancia en los comentarios que se
hacen privadamente. En evitación de qué clase de repercusión futura han de
tener.
Impidiendo
sean recogidos por confidentes y delatores que siempre se ocultan tras un
semblante de bondad. Personajes que existen en todos los cometidos laborales de
relieve.
A diario se ha
de mezclar con personas afines y otras que no lo son nada. Camaradas de oficina
y profesión, que con seguridad buscan un prestigio que no tienen, y dadas las conveniencias
en que concurren, les va a costar mucho trabajo, tiempo y esfuerzo conseguirlas.
Al
escapárseles por la boca testimonios, datos y declaraciones sin precisar, y
algún que otro secreto o inconveniencias reservadas.
Rayan Delaxen
cuida muy mucho su integridad.
Es cordial
pero no abusa de agasajos para con los demás. Normalmente va con <pies de plomo> por la vida.
Es en él una
máxima y un condenado axioma. Evitar pronunciarse en cualquiera de los dilemas
suscitados, con lo que nadie sabe de <qué pie
calza>.
Nunca regala
declaraciones si raramente opina por obligación.
Jamás entra en
<Camisas de once varas>.
En ningún
momento depende de ningún encubridor, y evita en lo que puede los piropos velados,
que normalmente ocultan situaciones emocionales, que suelen echarle alguna de
las asistentes femeninas de su departamento.
Nada más que
por probar si tiene fluidos machistas, o reacciones sensuales que pudieran
usarlas para denostarlo.
Disimula a
menudo sin presumir demasiado de lo que tiene. Que es una vida estable y un
matrimonio equilibrado.
Rayan es un
tipo que únicamente va a la suya.
De ninguna
forma participa de convenciones con los colegas de profesión.
Evitando
mezclarse y disfrutar de cenas y reuniones con ellos. Se limita a compartir tan
solo temas relacionados con el trabajo, y en el lugar que corresponde.
Cuando se
libera de sus ocupaciones laborales olvida todo el cargo y las cargas y se
dedica a su gente y a vivir su vida, sin mezclarse con ninguno de los hombres y
mujeres de su profesión.
El abogado Delaxen
fue descubierto por sus dotes de hombre preparado y cabal, en uno de los
juicios iniciados por fraude y revelación de secretos en la persona del ex
Viceministro de Asuntos Exteriores.
Un pollo de
cuidado. ¡Un sinvergüenza de tomo y lomo.! Al que protegió como abogado
Defensa y
representación, que llevó pulcra y ganadora desde el comienzo del proceso
derivado del expediente. Que acusaba al mencionado político.
Con un argumento
elaborado que lo eximía de toda participación y culpa de los cargos que lo
acusaban.
Simplificando
su inocencia con una breve declaración en los juzgados.
Encumbrándose
sin paliativos frente a los gerifaltes del PARTIDO, que de inmediato lo
promovieron a jefe del D.A.O.
Rayan Delaxen.
En el instituto cuyas iniciales significan Departamento de Analítica Oculta. Ejerce
a su manera.
Desde que
ocupa su cargo, ha ido confeccionando su propio análisis de cuantas personas
están bajo el prisma de la investigación.
Algunas de
ellas, disimuladas por su bonhomía, su carisma o su impronta.
La relación de
sospechosos que al acceder a la jefatura del D.A.O, le ofrecieron fue entregada
de forma anónima.
Se trataba de un
inventario de posibles autores de graves infracciones. Que recaían en funcionarios
de realce, responsables distinguidos que ocupan en la actualidad bufetes del gabinete.
Recayendo las
sospechas delictivas sobre tres líderes.
Dos eran los subdirectores
más emblemáticos, y la que cerraba el círculo era la dirigente de moda del
Partido, la que gozaba de mayor preeminencia.
El jefe de
Protocolo; Narciso Tontuna Garete.
El responsable
de Seguridad de la Información; Segismundo Ballarina, y la gobernadora de
cuantos dilemas se descubrieran en el ámbito. Que no era más que la Subdirectora
de Asuntos Centrales. Doña Patrocinio del Cono.
Confesiones
protocoladas que le habían suministrado de forma poco ortodoxa y que venían en nombre
del antiguo jefe del D.A.O, cargo que ahora ocupa el señor Delaxen.
Observando que
en aquel listado faltaban alguno de los nombres que en su tiempo de dedicación
observó que eran merecedores de por lo menos alguna indagación.
El nuevo
director de la D.A.O, no carecía de envidiosos que procuraban ponerle palos en
las ruedas, y hacer que su trabajo no fuera tan agradable como debiera, y entre
algún componente de aquel consejo le prepararon una trampa.
La guapa Patrocinio,
no creía que Rayan fuera tan exacto, tan honrado y tan arisco y una vez advertida
por sus contactos más allegados que la investigaba el señor Delaxen. Se puso en
guardia.
Rayan, la
tenía en análisis, y quiso conceder a la piadosa dama del Cono, el primer golpe
de gracia.
Tema que llevó
muy en sordina con aquellos dos afectados que a su vez eran vigilados en
silencio por los tentáculos del conductor de la D.A.O.
Aquella mañana
los servicios de mantenimiento y estructuras, solicitaron entrar en el despacho
del señor Delaxen, que llevaba dos horas trabajando. Con la idea de presentarle
al nuevo equipo de limpieza de sus dependencias laborales, y golpeando su puerta se hicieron ver y escuchar.
— Buenos
días señor Rayan. Con su permiso. ¿Podemos acceder?
— Si claro.
Faltaría más, adelante.
— Le
presentamos la nueva dependienta de la limpieza de su despacho, que ha recaído
sobre la señorita Glenda Rosquilla Chingua.
— Adelante.
Pasen por favor. No se queden en la puerta. Entren y cierren.
El director
se levantó de su sillón y se acercó a recibir a la comitiva que llegaba a
presentar a la señora, que sería su adjunta para la ordenación pulcritud y limpieza.
De las dependencias e instalaciones de su despacho.
Mostrando
su desacato, por la falta de información dispensada, y recalcó
— Y como es
que han cambiado de persona. Preguntó Rayan y al no tener respuesta siguió
averiguando.
— Quien ha
decidido el cambio en el cuidado de mi perímetro. Quien lo ha ordenado. El
encargado del mantenimiento no supo contestar y Rayan advirtió sin entender
aquella permuta innecesaria y a la vez repentina
—Pues eso
lo desconozco—Adujo el responsable de
mantenimiento alegando.
—
Han sido modificados en su totalidad los servicios, y la empresa que lo llevaba
hasta el momento. El motivo lo desconozco, pero debe cumplir con seguridad con alguna
de las normas que exige el protocolo.
— Bien. No perdamos
más tiempo, ya habrá lugar para enterarme y para exigirte como emprendes una
tarea sin conocer los detalles… —dijo Rayan—y dirigiéndose a la mujer le
preguntó, como si fuera la primera vez que trataba con ella. Haciéndose el
despistado y no entrando en más preámbulos
— Cómo te
llamas
— Me llamo
Glenda Rosquilla Chingua, para servirle señor.
Soy
empleada de la empresa LERDA, Limpiezas Especiales Reunidas de Antioquía, y he
sido designada exclusivamente a atender sus dependencias.
— Muy bien
Glenda, ya puedes incorporarte a partir de mañana. Tu horario ha de ser muy de
madrugada. Acostumbro a incorporarme al despacho a partir de las siete, y
espero que la limpieza esté realizada al completo.
— Muy bien
señor, así será. Espero serle de utilidad y no causarle problemas, dejando sus
detalles tal y como los encuentre y perfectamente aseados.
Glenda
ahora con otro nombre, simuló o trató de pasar desapercibida del conocimiento
del señor Rayan, que su mente ya trabajaba en otra dimensión.
— Muy bien. Encantado de haberte conocido. Exclamó Rayan con algo de guasa en su rostro y en el tono de su vocabulario.
Glenda llevaba tres semanas haciendo sus labores en los despachos. No se veía con Rayan, ya que cuando el ejecutivo accedía al lugar, ella debía estar fuera de las dependencias.
Un día de
forma inesperada, al entrar el burócrata en su reservado, se encontró a Glenda
sentada en su sillón, medio vestida y en situación de comprometerlo. — Que
haces aquí en esa pose. No recuerdas te dije que debías limitarte a tus
deberes.
— Claro que
lo recuerdo. Al que se le ha esfumado la memoria es a ti.
Quieres
hacerte el despistado pero no podrás librarte de mí tan fácil como crees. No
soy uno de tus peones. Ni lo fui antaño, cuando tuvimos nuestros instantes
placenteros y aquellas asombrosas relaciones íntimas.
— Sé muy
bien que pretendes y quién eres. ¡Espera.! —dijo Rayan—Me lo dirás delante del
servicio de seguridad de la planta.
— Evita ese encuentro, o perderás tu empleo y
credibilidad. Le amenazó la agregada medio desnuda.
— Bien pues
lo perderé, pero tu no me vas a chantajear a cuenta de quien te haya contratado.
Que imagino quienes son, y por qué te han ordenado permanecer medio desnuda
esperándome.
Serán los
mismos que han colocado cámaras en mis dependencias, micrófonos ocultos y
demás.
Detalles
que ya imaginé y siempre fui por delante de vuestras aventuras.
— ¡Pero tendrás
cara dura.! ¡Es que no me conoces.!... ¡Rayan.! Es verdad que pases tanto de mí
sin molestarte. Preguntó Yamira, la misma que ahora se hacía pasar con el
nombre de Glenda.
— Claro que paso de ti, te conozco muy bien y no
voy a repetir los errores que tuve contigo dos veces. Engañar al mundo con tus
juegos eróticos en aquel despacho de la empresa Plascuri, en la que mantuvimos
una aventura. Corta, pero intensa. La que me llevó a tantos disgustos.
De aquello
hace más de veinte años. No duró porque tu jamás quisiste que aquellos
arrebatos sexuales que teníamos en las dependencias ocurrieran en tu propia
casa. Tenías miedo que conociera a tus hijos y a tu marido, además de las
muchas cosas que no confesabas.
Yo tampoco
quería destrozar mi matrimonio de entonces, con la hija del dueño de la firma y
me dejé llevar por tus perfumes, tus pechos, tus besos y tus mentiras.
Estaba recién
casado con mi primera esposa. Dos años de fingir, y no era el momento de montar
un escándalo.
Ahora;
mejor dicho desde hace tiempo, no me oculto de nada.
Lo pasado
es pasado. ¡Soy como soy.! Con mis defectos y alguna que otra virtud, pero en
la actualidad me debo a una tarea y la pienso cumplir.
No me vas a
seducir de nuevo.
Aquello es
pasado y además ya estás demasiado tocada como para que vuelva a caer en tus
redes carnales. Hizo un gesto y apuntó.
— Espera no
te menees. Será un trámite muy rápido, porque te esperábamos y además todo esto
se está grabando.
Rayan pulsó
un timbre que llevaba en su móvil.
No tardaron
y en un “santiamén” apareció el séquito de
guardaespaldas del ejecutivo, que lo tenían todo preparado para el momento
aquel.
El instante
preciso en que se dio. Como podía haberse dado meses más tarde.
Era
cuestión de que Glenda se destapara, enseñara sus tetas provocando y queriendo
excitar a Rayan, o montara una teatralidad de las suyas.
— Que te ha
prometido la señora del Cono, para que te jugaras la cárcel. Le preguntó
tranquilo Rayan esperando su inmediata respuesta.
— Cómo
sabes tú, que está complicada en este tema Patro. La buena y amable señora
Patrocinio. ¡Es que tienes algo con ella.!
— No debo
darte explicaciones, pero tú, debes confesar la trama que habéis montado, antes
de que te lleven detenida.
— Patro me
dijo, que la habías engañado, que te la montabas y de buenas a primeras
conociste a Hardy, y la abandonaste.
— Te ha
engañado. ¡Es una arpía.! Patrocinio del Cono, es una mujer depravada, que
finge cuando lo necesita y engaña para conseguir sus deseos. La tal Patro, la
buena señora está junta con su secretaria y hace mas de diez años que conviven
felizmente. Por lo que yo, jamás la he tocado. Ni ella lo hubiera permitido.
Glenda,
comunicó sin miedos el cómo y el porqué, de su actuación, y manifestó
— Conocí a
Patrocinio en un lío que mantuvimos las dos con un embajador. Yo lo embaucaba a
gusto de Patro, y ella hizo todo lo posible para que lo pusiera en un brete. Me
pagó muy bien y lo filmamos desnudo haciendo posturas raras. Perdió el cargo, la
embajada y la familia.
— Para quién
trabaja del Cono. Lo sabes verdad. Quiso Rayan que confesara delante de los
servicios que hacía minutos presenciaban el espectáculo.
—¡Sí.! Claro
que lo sé. ¡Como no voy a saberlo! pero no lo diré. Prefiero que sea ella la
que se confiese y sea tan íntegra como dice y presume.
Se llevaron
detenida a la falsa Glenda, que tampoco se llama Yamira. Se le conocía en los
ambientes integracionistas como Kotorowa, el verdadero nombre de la seductora
de Rayan.
Patrocinio
del Cono, era una de las espías de un gobierno sudamericano, que tenía
influencias con el este europeo.
Autor: Emilio Moreno.



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