lunes, 23 de septiembre de 2024

La soplona de los Mendoza.

 



Leía el ciudadano Mendoza, desde la butaca de su salón una noticia que publicaba el lunes pasado el rotativo liberal, del Sol Guaraní, referente a una desquiciada de su zona, que al seguir averiguando pudo comprobar que se trataba de su cuñada Nicoleta. Aquella desquiciada y delirante embustera, hermana de su esposa, que los traía con los efervescentes al pairo a todos los componentes de la familia. Además con los santos bemoles, de ponerlos a todos a los pies de los caballos, por haber pedido su puñetera vergüenza y el carajo sacado desde hacía unos años.
Pronto don Luis, llamó a su esposa, la dama Mariluz Boquín, hermana por parte de madre de Nicoleta.  Mostrándole la reseña surgida en la prensa de la ciudad. Quedándose de nuevo patidifusos el matrimonio, por la de veces, que les sacaba los colores ante sus amistades y conocidos.
— Otra vez tenemos que dar la cara frente a las autoridades por la embustera de tu hermana.  Adujo don Luis a su esposa, que se compadecía por tener en la familia semejante carga. Aterrorizada por las consecuencias que le sobre vendrían a partir de aquella nueva patraña, y preguntándole a su esposo con resignación.
—Qué es lo que vamos a hacer con está jayuela. Se secó la humedad fría que le abordaba en su frente, bajo su pelambre esperando la réplica ácida de Luis.
—No lo sé, pero ya comienzo a estar hasta los gladiolos, ¡Que digo yo!, ¡Hasta el tallo cilíndrico de la cebollana! Y ni siquiera te digo que hables de nuevo con ella, porque es zorritonta, y no se entera.  Siguió argumentando, muy resentido, dirigiéndose a su consorte.
— Tú te enfadas cuando te lo digo—argumentó Luis—, pero creo que le falta una ebullición de ciento veinte grados. No crees lo que muchas veces comento y lo repito esperando no te enfades. Mariluz, reprochó ese comentario aduciendo.
—Aunque lo sabemos, que en no todas, pero en muchas familias existen contrariedades. A nosotros nos ha tocado el guijarro con la prendita de Nicoleta. Tendremos que aguantar, es mi hermana. Aunque demuestre que no quiere a nadie.
 
Los Mendoza, son una familia dentro de lo que hoy se considera como “normal”. Tirando a modernos. Van bastante a lo suyo, aunque la verdad, les duelen los líos y los enredos que se provocan desde el propio linaje.
La esposa de Luis, Mariluz, en detrimento y como queriendo quitar algo de hierro al asunto le comentó con disgusto a su marido.
—La pega que tienes querido Luis. Es que a Nicoleta, no la puedes soportar. Ya sabemos como es, pero a mi me da pena.
El esposo aguantando a sus caballos salvajes dentro de un decoro le significó, no sin razón.
— Nos lleva siempre de boca en boca, con todos los que conocemos, provocándonos desencantos. Que jamás se resuelven del todo. — y añadió don Luis, con sorna.
— Creo que viene dado, por la peor enfermedad. La que sin duda padece. Su adicción a las aguas fogosas y con misterio, y sin quererte ofender. Ni hacer leña de su lacra. Súmales a los defectos, sus celos, envidias, los embustes, y los líos que se dedica a expandir. Haciendo daño a sus cercanos. Teniendo que soportar las secuelas, padres, hermanos cuñados, y demás parentela.
— Qué familia carece de un soplón. — dijo Mariluz y matizó aún más. — Un desconfiado, un impostor, o un perjuro. Hay pocas que se libren. Aunque la verdad, algunas se salvan. Mariluz, finalizó su argumento, dejando el matiz y la palabra en boca de su esposo.
—Albricias; a todos los que tienen esa suerte. — dijo Luis. — Por deleitarse con ese placer y librarse de esta compunción. ¡Benditos sean, los que soportan a los irritantes de lejos!
 
Luis siguió leyendo la plana del Sol Guaraní a Mariluz, para dar fin a la reseña, y concluir con la conversación. Además de tomar cartas en el asunto y personarse en la Comisaría para dar la cara por ella.
 
Noticias de última hora:
Nicoleta ha sido detenida por la guardia federal de la república, para ser interrogada al levantar sin pruebas, ni evidencias, un bulo a Nerea del Consuelo.
Una conocida y amiga, que vive en el mismo edificio que ella. Justo en la puerta de la izquierda de su apartamento. Acusando a la vecina, cómo lo hacen las cobardes, por la espalda, sin escrúpulos y con nocturnidad. Sin que ella estuviera al corriente de sus acotaciones, ni tan siquiera sospechara la denuncia efectuada en la Delegación del Amparo Nacional.
Acusación patibularia, sin evidencias ni certezas. Tan solo basada en comentarios malignos derivados de una discusión de celos, por un conocido que por lo visto prefirió a Nerea y dejó sin atención a la ínclita Nicoleta.
El rotativo daba amplia información sobre el tema, que caló de lleno en la ciudad, al ser muy conocidos el apellido mencionado.  Luis, continuó releyendo la amplia información que daba el diario matinal.
 
La denunciante pertenece a la familia de los Mendoza. Nicoleta, es hermana de la mamá de todos ellos, y tiene una falta que sobresale de las muchas que atesora. Informaba el rotativo, gracias a las declaraciones de Marinela, testigo que presentó el abogado de la acusada Nerea del Consuelo, y seguía informando el prestigioso Sol.
La buena mujer disfruta sembrando mierda, entre algunos de los componentes de la saga. Los afectados incluso han comentado, que le falta un hervor, otros significan que padece de una enfermedad grave, que la lleva sin que lo note, a disparar balas engañosas entre sus propios hermanos. El resto significa que le sobreviene desde el origen, al carecer de alguna encima necesaria para vivir entre las gentes coherentes. Perjudicándolas por acrecentar hechos inexistentes.
La mayor vileza que posee es la falsedad intrigante. Nicoleta escucha y observa fijamente, quedándose y guardando detalles, que igual son insignificantes, y que ella en su psiquis utiliza para formar relatos impensables.
La familia la conoce, y se lleva sumo cuidado en hablar delante de ella, asuntos delicados que puedan traspasar las paredes, y que lleguen a terceros modificados a su albedrío.
 
Se dedica a llevar los trapos sucios, los dimes y diretes que pueden hacer temblar los cimientos familiares. Cambia sus informes médicos, escondiendo lo que cree su familia padece. Embustes convulsivos. Cambiando verdades por errores o mentiras, vertiéndolas entre los componentes y cuando se ve descubierta, se excusa falta de toda culpa.
Remodela opiniones verdaderas por falacias agregando sus críticas. Noticias falsas desde una parte de la familia a otra. Atacando siempre a los que no están presentes y montando unas historias, que tan solo caben en su loca cabeza.
Es una persona toxica, balbuciente e impostora. Creando unos pilfostios que son de cuidado.
Así nos ha explicado—reseña el corresponsal del Guaraní— Marianela Domitos, la asistenta de la familia, que la viene soportando desde hace treinta años.



Autor Emilio Moreno
septiembre 2024, 

 
 
 
 
 
 


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