domingo, 8 de septiembre de 2024

Entre Orihuela y Borneo.

 











No se arrugó demasiado, Elías atreviéndose a surcar los mares, evitando ser capturado por la justicia. Buscaba el asentamiento más alejado posible. Instalarse en el lugar más seguro y apartado, para rehacer una nueva vida.

La forma más sencilla en fugarse de Cádiz, era por vía marítima. Tampoco tenía opciones de poder escoger entre preferencias. Así lo dispuso y quedó presto para alcanzar el primer vapor procedente de Southampton, en el Reino Unido.

El primer navío que se puso a tiro, ya que recalaba en la ciudad, para carga de mercaderías y desembarco de pasaje. Fondeando en pocas fechas, sin dilatar el izado de sus anclas, para continuar de nuevo el rumbo hacia las islas del sol naciente.

 

Embarcaría, desde Cádiz hacia Las Borneo. Un original enclave, repoblado por una gran masa de colonos de todos lados. Donde difícilmente no pudiera hacerse entender.

Empleándose a bordo. Esperando no ser descubierto por algunos de los gañanes, que hacían lo mismo que él. Desertando de los tiempos pasados, y olvidando a poder ser, fechorías cometidas sin peaje. Buscando otra savia y queriendo encontrar un camino que le eximiera de temporadas pretéritas. Dejando atrás las trastadas acumuladas en su lugar de procedencia.

Los armadores y responsables de la contratación, solo miraban que no fueran tullidos, incompetentes y enfermos, para poder ser jornaleros en la travesía.

El resto no importaba. Ni la moral, ni el credo, ni siquiera las tendencias sexuales de los fletados. La naviera, solo quería zarpar con la carga hacia los puertos de destino y cumplir con lo estipulado, sin atender ni compadecerse de nadie.

Elías Morelo Rebollo, era hijo de José Francisco Morelo y de Doña Salvadora Rebollo. Un topógrafo dependiente de las dársenas de Cádiz, y una bibliotecaria en excedencia de la capital de la provincia.

Aquel matrimonio, dio a luz a un único hijo, nacido en el otoño del año 1859, que ahora huía poniendo los pies en polvorosa. Donde todos los indicios le apuntaban a él; como autor de los hechos.

Huido en el bajel procedente de Southampton, que partió hacia el continente asiático, una vez acabada la escala en el puerto Gaditano.

Elías entonces contaba con veintinueve años de edad, unas alforjas vacías y una salud de hierro. Se enroló en la travesía, como vulgar bastidor. Estibando fardos y mercancías para poder pagarse el viaje hacia Borneo. Camuflándose otra vez de la justicia que le perseguía de cerca y pasar desapercibido momentáneamente.

Morelos era un hombre no demasiado fornido, pero si muy inteligente y audaz, debido a la preparación que tuvo de joven, gracias a la posición de sus padres que le permitieron cursar estudios superiores, aunque jamás llegó a concluirlos.

En Palangka, se buscó la vida, como armador de una flotilla de falúas de pesca de mediano y gran calado, que hacía funcionar gracias a los indígenas de la isla. Pagándoles tarde, mal e insuficiente. Hasta que conoció a Don Mauricio de Baloto y Estepona. Un afincado diplomático allegado al plenipotenciario español en Tailandia. El cual desarrollaba negocios nada honrados, pero muy rentables para el propio embajador, y para sus devengos. Que a la postre dio empleo a Elías. Con poderes de ejecución, hasta que este: pudo descapitalizar el negocio a base de timos y fraudes. Arruinar a Don Macario, desbastar la carrera del político y hacerse dueño y señor de toda la trama del contrabando y del trato de blancas, entre Borneo y España.

Elías Morelo Rebollo, con sus gracias, su impronta, su físico y el tiempo, primero sedujo y luego contrajo matrimonio con la señorita Matilde Mojica Lledó.

Hija de Mariano Mojica y Trinidad Lledó, naturales ambos de Orihuela en España. Que llevaban unas décadas afincados en la lejana zona filipina de Cavite.

Propietarios de plantaciones de caña de azúcar, cocoteros y de inmensos arrozales. Gente venida a más, gracias a negocios difíciles de catalogar.

El matrimonio entre Elías y Ana Matilde, se estableció en Borneo, y además de generar expectativas, en aquella sociedad tan limitada, engendró a siete hijos.

Elías, Aurelio, Luciana, Buenaventura, Francisco, Carmen y Matilde.

 

Siendo Elías Morelo Mojica, el primogénito y un dechado de cultura que no se distinguía más que por su silencio sepulcral, su sagacidad y arrogancia.

Escondiendo desde mucho tiempo atrás, detalles heredados de su padre, y de su urdimbre genética. A finales de aquella época sus dotes lo dejaban a la altura de un humano extraordinario, siendo impensable admitirlo, sabiendo de la saga de la que provenía

Ana Matilde y su esposo, en su momento hicieron volver a la mayoría de sus hijos hacia el origen, a cursar estudios. Con el fin de darles además de modales, esa experiencia y tranquilidad que se nota cuando eres un ser experimentado. Aunque, la no presencia de sus criaturas, y su propio egocentrismo por la presunción, hizo regresar al matrimonio, con la tranquilidad de tener el futuro enmendado.

 

Al regreso de las Borneo, todos los hijos reciben instrucción y tan solo algunos, siguen adelante con las culturas. El mayor, el super dotado Elías, que cursa estudios de geógrafo y se licencia en filosofía y humanidades. Carrera que antaño hacía las veces del actual periodismo, se coloca con el tiempo de corresponsal de guerra en la Comandancia de Marina, y enviado a la ciudad portuaria de Cartagena.

Buenaventura, la dichosa y amorosa sagita de la casa. Es la que une y ejerce de consejera de aquellos hermanos y el estandarte de la cordura entre ellos, que cursa magisterio.

Francisco, el más vital y engreído, se matricula en la escuela Naval Militar y consigue ser jalonado y laureado con el tiempo. Llegando a mostrar galones de capitán de fragata de la Armada Española.

El resto de los hermanos no acaban de adaptarse a la España de principios del siglo XX y regresan a Borneo, procurando hallar el momento adecuado, y la coyuntura, para retornar al continente amarillo. Donde seguirán cooperando en las actividades comerciales junto a los responsables que dejaron sus padres, para conservación de los negocios.

Reactivando si cabe, en la capital de Borneo, la entonces ciudad de Palangka, los mercados que mantenían,

Motivos convulsos políticos habían conseguido deflactar el mercado, con desórdenes en todas las posesiones españolas, que por cercanía tropezaban con Borneo. Perdiendo un tanto el control y el poder del espíritu empresarial.

En aquellos años de incertidumbre tan temblorosos que se sucedieron, por cobardías y maniobras erróneas del propio Gobierno de la Nación, les llevaron a la familia a tomar decisiones erróneas que acabaron con su bienestar.

Mientras España iba perdiendo parte de las tierras, regiones, colonias, pueblos y negocios, tanto en la américa hispana como en la franja oriental asiática. Lo desperdiciaron todo, por las revueltas de los indígenas, la corrupción política que existía y de los piratas ingleses que tuvieron mucho que ver.

El primogénito de la saga, una vez bien establecido, se instaló entre Murcia y Alicante, recalando en Orihuela, que era la tierra de procedencia de sus abuelos maternos.

Averiguando detalles históricos familiares y empresariales. Estando muy interesado por la historia que le precedió.

Descubriendo el motivo del porqué su padre Elías Morelo Rebollo, salió huyendo de Cádiz, perseguido por la ley, siendo un relumbrante marino de vocación y aclarar sin conseguirlo, aquella decisión que le llevó a delinquir al dedicarse a la trata de blancas, al estraperlo y a la piratería.

 



 

 









Autor Emilio Moreno
fecha: 08 de Septiembre 2024

 

 


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