jueves, 4 de julio de 2024

Punto de partida.

 













El pasado miércoles los que acostumbramos a reunirnos, entre nosotros y nuestras letras, una vez al mes, pusimos un paréntesis. En un rincón de una acogedora cafetería de la ciudad del Prat, para comentar nuestras letras, hazañas y desmanes pretéritos y actuales.

Situamos un punto y seguido y nos despedimos hasta que llegue el mes de octubre y si tenemos salud, reemprender con esa máxima que nos complace.

Retornando a tropezar en el mismo lugar, como es costumbre los miércoles primeros del mes.

En aquella mesa. La que da justo al ventanal de la mampara, tres amigos, de los cuales dos de ellos, comentaban sobre la publicación de una novela de recopilación de relatos, en la que estaban implicados.

Referente a sus propias incidencias, acaecimientos y júbilos de un grupo de ex alumnos del San Juan Bosco de la ciudad de Almería.

De hace ya casi media vida. Entre los años sesenta y setenta y tantos del siglo pasado.

Comentaban que no todos los camaradas habían participado en la confección de aquella prometedora joya, pero si fueron bastantes los implicados en la novela de la citada corporación colegial de estudios.

Los que querían decir algo y a fe de Dios, que los plasmaron en aquella edición de una editora de la zona. Los que pusieron su máxima entelequia en los pétalos de aquella antología.

El tercero que estaba presente en el lugar. Amigo de ellos, pero no nacido en aquellas latitudes, los escuchaba y disfrutaba a la vez de como se les hacía la boca agua, al comentar sobre las consecuencias habidas al preparar todo lo concerniente al ejemplar que tenían en las manos.

De esa publicación de momento no pudo decir nada. Puesto que aún no la había leído, pero sí, podía explayarse en los méritos de sus dos acompañantes.

Del amigo Eduardo, decir que está en la brecha, con sus ideas, siempre buenas y sus principios ideales para cualquier proyecto. Sin duda, son de una bella persona y de una calidad extrema.

De Pedro, pues tan solo dejar aquí uno de sus cuentos cortos para amenizaros.

 

NO TODO ES VERDAD.

 

AUTORÍA de Pedro Locubiche

Se dice; ¡Lo que mis ojos han visto, es cierto!

 Bueno, a veces sí, pero otras no.

Lo cuento como lo cuento y valga la redundancia . Así matiza antes de comenzar el relato.

 

Un día dos matrimonios, se encontraban en un bosque buscando setas. Un hombre que también lo hacía, conocido de uno de los matrimonios, pero que no iba con ellos, se extrañó al escuchar los quejidos de una mujer. Le pareció que estaba en otra tarea muy diferente a buscar setas y pensó. Ésta, está buscando otra cosa.

En vez de acercarse y preguntar si le pasaba algo, se escondió detrás de unos matojos, para ver si podía ver lo que imaginaba.

Le era complicado porque una gran planta verde le impedía ver con claridad lo que sucedía.

Solo veía lo que su mente quería ver.

Movimientos obscenos de un hombre encima de ella.

Cuando aquel hombre la cogía en sus brazos, ella se agarró a su cuello, dándole en la mejilla un sonoro beso y le dijo

 —¡Cuánto te quiero! 

El mirón se quedó boquiabierto al conocer a la mujer y en vez de pensar que le podía haber sucedido algo, contempló en que se la estaba pegando a su marido, un buen amigo suyo.

 

La falsa noticia corrió por el barrio y medio pueblo.

Más rápido que una traca en las Fallas Valencianas.

­­<La mujer de Pedro se la está pegando con otro>, …y que no diga qué es mentira porque lo he visto yo.

Cuando la comidilla llegó a los oídos de Pedro.

Gracias a la valentía de un gran amigo que no lo creyó. Se dio cuenta que desde hacía unos días la gente lo miraba con mohines y risitas. Preguntándole quien había sido el <hijo de su madre>, que había difundido la gran calumnia.

Pasados los días Pedro invitó al divulgador de la patraña, y haciéndose la victima le preguntó haciéndose el dolido.

— Me han dicho que sabes algo de lo que estoy intentando averiguar y me gustaría fueses testigo para divorciarme.

Pedro, amigo me sabe muy mal, pero, ¡Sí! Seré testigo si me necesitas, porque lo vi todo. — Apostilló el mirón creyendo su certeza.

 

En aquel instante Pedro se sintió muy mal y pensó hacer algo para que no pudiese decir más disparates. — pero lo pensó bien y le dijo. — ¿Por qué no me lo dijiste a mí, antes de pregonarlo? Has humillado a mi esposa y de paso a mí también. — lo que realmente pasó fue que mi mujer se cayó torciéndose un tobillo. Yo estaba lejos y al que viste que la estaba ayudando ¡Es su hermano!

 

NO TODO ES VERDAD.

 

AUTORÍA de Pedro Locubiche.



Emilio Moreno

julio 2024.


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