El pasado
miércoles los que acostumbramos a reunirnos, entre nosotros y nuestras letras, una
vez al mes, pusimos un paréntesis. En un rincón de una acogedora cafetería de
la ciudad del Prat, para comentar nuestras letras, hazañas y desmanes
pretéritos y actuales.
Situamos un punto
y seguido y nos despedimos hasta que llegue el mes de octubre y si tenemos
salud, reemprender con esa máxima que nos complace.
Retornando a tropezar
en el mismo lugar, como es costumbre los miércoles primeros del mes.
En aquella mesa.
La que da justo al ventanal de la mampara, tres amigos, de los cuales dos de
ellos, comentaban sobre la publicación de una novela de recopilación de
relatos, en la que estaban implicados.
Referente a sus
propias incidencias, acaecimientos y júbilos de un grupo de ex alumnos del San
Juan Bosco de la ciudad de Almería.
De hace ya casi
media vida. Entre los años sesenta y setenta y tantos del siglo pasado.
Comentaban que no
todos los camaradas habían participado en la confección de aquella prometedora
joya, pero si fueron bastantes los implicados en la novela de la citada corporación
colegial de estudios.
Los que querían
decir algo y a fe de Dios, que los plasmaron en aquella edición de una editora
de la zona. Los que pusieron su máxima entelequia en los pétalos de aquella
antología.
El tercero que
estaba presente en el lugar. Amigo de ellos, pero no nacido en aquellas
latitudes, los escuchaba y disfrutaba a la vez de como se les hacía la boca
agua, al comentar sobre las consecuencias habidas al preparar todo lo
concerniente al ejemplar que tenían en las manos.
De esa publicación
de momento no pudo decir nada. Puesto que aún no la había leído, pero sí, podía
explayarse en los méritos de sus dos acompañantes.
Del amigo Eduardo,
decir que está en la brecha, con sus ideas, siempre buenas y sus principios ideales
para cualquier proyecto. Sin duda, son de una bella persona y de una calidad
extrema.
De Pedro, pues tan
solo dejar aquí uno de sus cuentos cortos para amenizaros.
NO TODO ES VERDAD.
AUTORÍA de Pedro
Locubiche
Se dice; ¡Lo que mis ojos
han visto, es cierto!
Bueno, a veces sí, pero otras no.
Lo cuento como lo cuento
y valga la redundancia —. Así matiza antes de comenzar el relato.
Un día dos matrimonios,
se encontraban en un bosque buscando setas. Un hombre que también lo hacía,
conocido de uno de los matrimonios, pero que no iba con ellos, se extrañó al
escuchar los quejidos de una mujer. Le pareció que estaba en otra tarea muy diferente
a buscar setas y pensó. —Ésta, está buscando otra cosa.
En vez de acercarse y
preguntar si le pasaba algo, se escondió detrás de unos matojos, para ver si
podía ver lo que imaginaba.
Le era complicado porque
una gran planta verde le impedía ver con claridad lo que sucedía.
Solo veía lo que su mente
quería ver.
Movimientos obscenos de
un hombre encima de ella.
Cuando aquel hombre la
cogía en sus brazos, ella se agarró a su cuello, dándole en la mejilla un
sonoro beso y le dijo
—¡Cuánto te quiero!
El mirón se quedó
boquiabierto al conocer a la mujer y en vez de pensar que le podía haber
sucedido algo, contempló en que se la estaba pegando a su marido, un buen amigo
suyo.
La falsa noticia corrió
por el barrio y medio pueblo.
Más rápido que una traca
en las Fallas Valencianas.
<La mujer de Pedro
se la está pegando con otro>, …y que no diga qué es
mentira porque lo he visto yo.
Cuando la comidilla llegó
a los oídos de Pedro.
Gracias a la valentía de
un gran amigo que no lo creyó. Se dio cuenta que desde hacía unos días la gente
lo miraba con mohines y risitas. Preguntándole quien había sido el <hijo de
su madre>, que había difundido la gran calumnia.
Pasados los días Pedro
invitó al divulgador de la patraña, y haciéndose la victima le preguntó
haciéndose el dolido.
— Me han dicho que sabes algo de lo que estoy
intentando averiguar y me gustaría fueses testigo para divorciarme.
— Pedro, amigo me sabe muy mal,
pero, ¡Sí! Seré testigo si me necesitas, porque lo vi todo. — Apostilló el
mirón creyendo su certeza.
En aquel instante Pedro se sintió muy mal y pensó
hacer algo para que no pudiese decir más disparates. — pero lo
pensó bien y le dijo. — ¿Por qué no me lo dijiste a mí, antes de pregonarlo? Has
humillado a mi esposa y de paso a mí también. — lo que realmente pasó fue que
mi mujer se cayó torciéndose un tobillo. Yo estaba lejos y al que viste que la
estaba ayudando ¡Es su hermano!
NO TODO ES VERDAD.
AUTORÍA de Pedro
Locubiche.
Emilio Moreno
julio 2024.
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