domingo, 7 de julio de 2024

Cofrade del Comisario.

 











Sabía que de un momento a otro se iba a desencadenar una tragedia venial.

Aquella gente, no respetaba a su prójimo y se permitía el lujo de hacer comentarios poco edificantes de cualquiera de las personas componentes del Círculo de Artesanos.

Como siempre, la envidia presidía aquella desventura, y los afectados, los últimos en enterarse de las cuitas de los llamados amigos y compañeros. 

Había presentado su nueva novela al certamen de la ciudad, y aquella tesis prometía. Ya que antes de tomar aquella decisión, había pasado por las manos de alguno de los mejores editores de la zona. Los que querían hacerse con los derechos del relato. 

El autor, sin la diligencia que normalmente se tiene, al publicar los resultados de cada uno de los ensayos. Prefirió esperar y no precipitarse.

Mandar su manuscrito a ese concurso, que parecía ser de los más abiertos y de los que llevan la blancura y limpieza por bandera.

Con la seguridad de competir en buena liza, y de entender, que este tipo de competiciones, siempre alberga alguna redacción, que supera lo que con tanto esfuerzo se presenta.

Sin calcular, porque no venía a cuento, que el jurado de aquella convocatoria lo dispuso el delegado de aquel concurso.

Interlocutor atento y a simple vista, parecía ser un tipo delicado y competente. Demostrando después, con su actuación y decisiones, ser el prototipo carente de escrúpulos y decencia.

Cumplidos los plazos establecidos de presentación, todo estaba en manos del Tribunal de Enjuiciamiento, de las crónicas que cada autor presentaba.

Se concedieron los laureles y coronas. El que resultó ser ganador y destacado del ensayo, fue elogiado.

Con el trascurrir del tiempo. Supimos los afectados y concurrentes. Que el ganador fue el prosista que presentó la obra más laxa y la menos orquestada.

Sin detalles retóricos, falta de coherencias y sin exponer alegatos, ni tesis que se pudiera ratificar como obra ficción.  

Aquella situación anómala que se dio en el palacete permitió intuir el tongo.

Por los despropósitos que resultaron en la entrega de galardones, y la poca sintonía de la autenticidad.

Dejando el teatro y al conjunto de espectadores que presenciaron el desarrollo, desmarcados y sin entender nada.

Por la poca certidumbre habilitada, permitiendo una vez más el atropello y la falacia.

No se celebró jamás, ninguna edición de aquel exceso desconsiderado, favorecido por el Círculo de Artesanos. 

Pasados los años, se descubrió que el ganador y el comisario, eran conocidos y residentes en plaza. Auténticos amigos. ¡Dios los bendiga!

La tragedia, si es que se le puede denominar así. Con el tiempo se transformó en jocosa y alegre.

La opereta “Non troppo”. Fue la risa que se desató en todos los ámbitos literarios, y de cuantos habían participado en aquella acción. En favor de las letras, que resultó ser otra patraña de organizadores maculados. 





 Julio de 2024, 
día de San Fermín,

 

 

 

 

 

 


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