viernes, 26 de julio de 2024

Felicidades en tu onomástica

 






 

 

 

Se sentó en la butaca aquella tarde, cansada de su labor. Ana quedó aturdida, perdiendo el compás del tiempo. En un profundo sueño, que la llevó a otro lapso. A su infancia. A la estación en que su abuela, le contaba historias. Unas de amor y otras de desencanto, pero todas tenían aquella verdad íntima que le hacía vibrar su alma.

Recordando, en la fantasía del embrujo de aquella tarde al quedar traspuesta, algo que vaticinó su nana. Poco antes de partir en ese viaje que todos tenemos previsto, sin billete de retorno ni sabemos el exacto momento en que nos llegará.

Era el día de Santa Ana y de San Joaquin, y celebrando su festejo le adelantó a su nieta. Participándole que en un día preciso como el de hoy.

Día de su onomástica, mirara al cielo y pidiera tres imposibles.

Aquello que ella supiera a ciencia cierta, fuera meramente inverosímil se cumpliera, y que cada año en esa fecha, lo repitiera, una vez tras otra, como si fuese la primera vez.

La nieta, jamás cumplió el vaticinio dado por su abuela, y en aquel trasvase sensorial.

Se le apareció aquella señora con el mismo semblante como ella la recordaba. El porte que le perpetuaba, joven, y agradable, con su tono de voz apacible, que le recordaba y que no usó porque sin palabras le hizo perpetuar aquella noche tan señalada, tan vieja en el tiempo, que jamás había rememorado.

Aprovechándole para decirle: Felicidades Ana. Sabes de sobras que soy la abuela.

No te olvides de exigir los tres deseos incumplibles.

Cuando despertó tenía sensación de mal estar, de haber truncado y no cumplir con aquello que le prometió a la madre de su madre, y no por desidia.

No lo cumplió, por aquella falta de fe que a veces le damos a los consejos que sabemos nos conviene, pero, en ese instante, no los creemos propicios.

La aparición en aquel aboque de recuerdos, tan solo le recordó las palabras que hacía bastantes lustros, había escuchado.

Felicidades Ana. No te olvides.

Aquellas palabras que tanto le habían repetido y no podía recordar.

Cuales eran aquellos tres deseos que tanto le había recalcado su abuela en su niñez.

Sí que los recuerda. ¡Claro que sí! Quizás fingir es más fácil.

 



 Muchos bienestares Ana.

Que lo pases muy genial

goces de tu onomástica

y todo sea especial.

 

Dicen los pobladores

de la época romana,

que a todas las mujeres

en su aniversario y santo

les brindaban afectivas

con abrazos tan profundos,

cercanía sensitiva.

 

Aunque no todo es real,

en este mundo infeliz,

jamás eres principal,

siempre hay algo más allá.

Que merece destacar,

y así debes percibir

 

No te alejes del perfil.

por ello te felicito.

Sin error y sin desliz,

y el deseo que solicito.

Felicidad para ti.


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