A todos nos gusta.
Lucir el palmito,
con nuestros conocidos,
por elevar si cabe, un tanto el ego
y señalar lo que tenemos de expertos.
La cuestión es, presumir sin sosiego.
A todos nos gusta.
Sacar la patita,
por debajo de la puerta,
poner el oído, y la atención.
Gratificante debe ser para cuantos,
poder fisgar
Arañar lo privado, que saben de ti,
sin que sospeches.
A todos nos gusta.
Echar la mirada,
Compadecer sobre el hombro desgarbado,
descubrir lo que no expones.
Por qué ríes, si creen que estás acabado,
no discurren cuando lloras en tus rincones.
A todos nos gusta.
Destacar en la tertulia,
que nos lleven la corriente, expresando
grandezas,
creernos bendecidos, y privilegiados, al
presumir.
Si nos oyéramos, quizás optaríamos por
la afonía censora,
y es que, la presunción, destruye el
talento.
A todos nos gusta.
Ser el centro en tus ojos,
evadir furtivos deterioros en nuestra
estampa.
Enamorar a simple vista, agradando, sin
cerrojos.
Soñar que nuestros vocablos son
manifiestos,
y al echar mano de los recuerdos,
seamos indultados
Aunque todos quisiéramos,
ser normales, recatados y comedidos.
Como los hay en el mundo; ¿Algunos? ¡Pocos! y repartidos.
Haciendo el bien muy callados y discretos,
bendecidos por sus refulgentes actos e hitos.
Añadiendo; verdades sin pretensiones compasivas,
ser agradecidos con la cepa, por tanto, como nos concedió.
Sin mirar ni al norte ni al este, contrastando suertes,
y esperando que el sol, brote por el sur del antojo,
de caprichos ingenuos nuestros. Aunque si se diera
frecuente,
posiblemente serían censurados.
A todos nos gusta.
hacer lo que nos plazca,
sin mirar si es amable o con tara
a la hora que decidamos, y punto.
Si es decisión sesgada, también vale.
Es peliagudo y desconcertante el
asunto.
Por eso es preferible y me encantaría ¡Poder
ser normal!
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