Unos decían sin apenas llamar la
atención, con un interés llamativo, que era familia de la novia, y otros decían
lo contrario. Nadie sabía de dónde
procedía, ni había sido invitado por la pareja de esposos, ni por los papás de
ellos. Sin embargo, todas las mujeres, le tenían visto de, no sabían cuándo. Los
matrimonios se arremolinaban entre risas en el salón, las esposas dichosas de
tanto millonario buscaban su plan fuera de las franjas familiares. Tanto caballero
adinerado y sus amantes, esperaban la oportunidad de visitar a sus agasajadas,
siempre, disimulando.
Aquellas señoras atractivas junto a sus
maridos, mirando a su vez, que no se despistaran sus ligues, los que ellas seducían
durante la semana y que en su nombre habían invitado, como el que quiere la
cosa.
Quien iba a saber que se entendían, con
tanta bebida y tanto talco blanco, imposible hilvanar.
La madre de la novia se atrevió a
acercarse al invitado sorpresa y ladeándole un poco, preguntarle con mucha
amabilidad
__ ¿Quién eres tú?, que no te conozco y
me caes tan bien. ¡Cuál es tu nombre!, le abordó Amelia, con aquella mirada de
mujer fría, y cínica.
El invitado anónimo, le saludó con mucha
familiaridad y cariño, diciendo __Hola Amelia, soy Richard, ya no te acuerdas
de mí, con lo que me hiciste disfrutar el pasado jueves, en la 734, del hotel Washington.
Soy tu guardaespaldas, así me llamabas el pasado jueves, además de ser el
secretario de Don Nicanor Tejada, el otro amigo íntimo que tienes los viernes.
No ves cómo nos mira disimuladamente,
para evitar que su esposa le descubra. No le vayas a poner celoso, que luego
las paga conmigo y me dice que a todas me las llevo de calle.
Nerviosa, siguió preguntando de forma
desenfadada, para no delatarse
__, y quien te ha invitado a la boda,
porque aquí nadie te conoce, sonrió “Meli” con ese disimulo que aportan las
mujeres habituadas al ardid y al recelo, esperando una respuesta.
Richard, contestó muy amable y
enjundioso
__Me
ha invitado tu hija, la recién casada, soy amigo suyo. Bueno yo diría que más
que eso, llevamos liados año y medio más o menos. No lo has detectado en la
poesía que he recitado.
Aquella mujer, sin saber que camino
tomar le propuso a Richard en voz casi difuminada
__Pídeme
lo que quieras, pero, vete pronto, mi marido puede enterarse y la armamos hoy.
Aquel hombre dicharachero, con
parsimonia le contestó
__No tengas miedo, tu marido hoy está muy
encaprichado con su amiga. No le ves, como se tocan disimuladamente __Siguió en
su charla__ Es una celebración muy amena la de hoy, además de ser la boda de tu
hija, ellos. Tu marido y tu peor enemiga, hace tres años se entienden
perfectamente y están coladitos el uno por la otra. Sin dejar que Amelia, pronunciara
palabra argumentó.
__Anda guapísima, ve y disfruta de lo
que puedas que, en vuestra sociedad, no se salva nadie.
Todos habéis venido con vuestras afectuosas
y vosotras, por supuesto traéis a quien os interesa y no pasa nada. ¡Llámame cuando
me necesites!
Richard levantó la copa de cava y gritó
al cielo ¡Vivan los novios!
No tardó en escucharse la respuesta de
tanto agradecido. __ ¡Vivan!
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