viernes, 5 de marzo de 2021

Luz prendida, en el albor de la mañana.

 

Era muy raro, que cada día a la misma hora le llamaran al móvil y en cuanto admitías la llamada, cancelaban la comunicación.

Estaba de ese proceder hasta las médulas, y como se conocía el número emisor, por recalcitrante. A veces ni les atendía.

Detalle que no le interesaba, pues no atender o pasar de quien llama, podía acarrear, el no estar a la mira de urgencias médicas, o temas familiares de los hijos o de amigos, que pudieran quedar al margen.

Sumado al otro sacrificio, que es contestar a horas inesperadas a la ola de comerciales de la red, existentes.

Tratando de cambiarte, de razón social, porque a ellos se les mete en los pantalones, hacer un cambio de compañía eléctrica, o de agrupación telefónica, o tan solo pretenden sacar información para después venderla, o usarla en sus clanes de bandolerismo, o asociaciones clandestinas que son ilegales.

Usanza que nadie le mete mano, y somos los abonados los que pagamos sus engaños, embustes, e inclemencias.

Aquel día de nuevo y para no perder la costumbre, a la misma hora, sonó el susurro del micrófono.

Iba conduciendo y el “manos libres” saltó a lo que Jeremy preguntó amablemente. 

__Si, quien es, y esperó unos segundos respuesta.

Cosa, esa de esperar, que no hacía normalmente, Porque no tenía paciencia.

Desde el punto originario de la comunicación nadie contestaba, y cuando se le escapó un insulto irrepetible y desagradable__ ¡Panda de embaucadores!

Apareció el sonido lejano de una voz femenina, con acento hispano, que le saludaba por su nombre de pila, meloso y falsario, como suelen ser los detalles impuestos. 

__Hola muy buenas tardes, te saludo Jeremy Censuro, soy Luz de Albor, colaboradora de Holiday West, y quisiera informarle de nuestros… 

__ ¡Un momento!, por favor, Luz de Albor, así es como dices que te llamas, ¿verdad? Quien te ha dado mi numero de teléfono, para que estés atosigando, mañana, tarde y noche.

Me respondes a la pregunta, y luego te atiendo muy gustoso, ¡Anda dime!

Sin más palabras, ni explicación se escucharon los tonos, de fin de llamada, o comunicación interrumpida. 

No contestó, la señorita Luz de Albor o, como ¡Coño se llame! Sin miramiento y dejando al amigo Jeremy, con la palabra en la boca y el sabido “tu tú y tú”, musiquilla muy conocida por todos los melómanos del globo, que usan telefonino.

Siguió su trayecto en aquel automóvil utilitario, cuando comenzaban las curvas de aquella carretera infernal. Poniendo tacto en ella, porque el trazado se las traía.

 No había transcurrido más de media hora y volvió a sonar el cacharrito del receptor que, insertado en el coche, y con opción de contestación automática, se disparó, gracias a la tecnología, sin mediar.

Obcecado Jeremy, por la última intervención, y sin saber quién intentaba hablar, se le subieron al cielo los humores y perdiendo toda clase de educación comenzó a bramar como un desaforado, para que le oyera limpiamente, al otro lado de la línea, con o sin aparato. 

__ Luz de Albor, vete donde pican los pollos, y no me toques más los melindros que no tengo humor. No me interesa nada.

El teléfono seguía en comunicación y cuando acabó sus gritos, puso oído por saber si aún se sostenía, la luz prendida, en el albor de aquella mañana. Escuchándose una voz también femenina, que preguntaba descarada. 

__ Hablo con Jeremy Censuro, o quizás este no es su teléfono. 

__ Mire por Dios, quienes son ustedes, que me tienen destrozado, cada día llamando y colgando ¡No les da vergüenza! 

__ ¡Oiga usted ¡Caballero ¡No me confunda!, que no tengo tiempo para perderlo, con desbordados, ¡como usted! 

__ Soy Nancy, la enfermera del Ambulatorio de Vinyets, y quiero comunicarle, que estando usted en la franja de edad de ochenta a noventa y tantos años. Ha de venir cuanto antes al dispensario, que le pondremos la vacuna del Covit-19.

Además, le daremos un tranquilizante para que pueda resolver sus problemas con esa Luz de Albor, que tan frenético le pone.






 


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