martes, 23 de marzo de 2021

Anda nene y ve a comprar dos vacunas

 

 

Anda nene y ve a comprar dos vacunas de Pfizer, tres de AstraZeneca, dos más de la Sputnik y cinco de Moderna, de la Jonhson Janssen, me traes cinco más. Con ellas tenemos para toda la familia__. Le dijo un anciano y confiado abuelo a su nieto de trece años.

El muchacho salió a la calle, sin haber tomado nota del encargo de su confiado abuelo, que creyendo que, en la actualidad, eso de comprarlo todo por las redes, era una de las famosas ecuaciones que se inventan los especialistas embaucadores del terruño. Por otra parte, en su defecto se adquirían sin menoscabo en los comercios del barrio. Todo apuntaba a que la encontraría sin pestañear.

Y salió con veinte euros a adquirir aquellas vacunas que su anciano yayo, le encargó como aquel que envía a comprar un paquete de tabaco a la expendeduría de la señora Paquita.

El chavea que no era tonto, y en busca de aquel encargo, recorrió todos los intersticios que conocía sin resultados óptimos y sin acopio de la “vaccine” en poder comprar aquel remedio, que le habían encargado.

Nadie tenía aquel salvo conducto, ninguna farmacia lo dispensaba. No hubo forma y preguntando supo que esos suministrables, los consiguen los obispos y cardenales, los capitanes y generales, la mayor parte del conjunto ministerial, añadiendo delegadas de todos los gobiernos de la nación, ya sean comunitarios o comarcales, y demás personajes importantes del suelo patrio.

¡Dios nos libre! Llegaran a enganchar alguna infección los pobrecitos, ¡Que haríamos los paisanos!, sin ellos, y sin ellas.

¡Imposible el funcionar de un Estado!

Aquel mocoso se acercó incluso al ambulatorio más próximo y recabó, añadiendo que tenía un abuelillo de más de setenta años y no andaba muy allá, que debía volver a su casa con los botes de vacuna.

En el dispensario, le dijeron con mucha educación, que serían llamados por orden y por edades, pero que tantas vacunas para un solo abuelo, no le dispensarían, por ser excesivo y poco humano.

Cuando el mozalbete llegó a su casa, sin los inoculables, antes de dar explicaciones pregunto__. Para qué, 17 unidades de vaccine, diferentes, si tu solo puedes ponerte una, a lo que Wenceslao respondió__: para esos pobres sin techo que duermen entre cartones, en la cuesta de la Alameda. Ellos no tienen seguro social, ni están registrados en ninguna lista de edades.

El abuelo, ni se inmutó, viendo que todo el esfuerzo fue en vano, y quiso preguntarle al nieto, con mucha paz__ ¿Cuándo crees que nos inmunizaran a nosotros? Y el muchacho respondió__, a ti que estás sobre setenta y bastantes, te inocularan dentro de un añito bien cumplido, sino dos.

A mí que no llego a los catorce, igual esperan a lo que ellos llaman: la “Vigésima ola”





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