He
salido a las calles, ya están tibias,
solas,
sin gente que les añada algo.
No
veo la ilusión, mientras cabalgo,
sin
apreciar saludos ni caricias.
Calles
solas, muy tristes sin albricias
sin
amor, sin pasión. Yo, como hidalgo,
petulante,
buscando, corro y salgo.
denso
de miedo, por tantas perfidias.
Que
no son más, que el fruto de mi sueño.
Sus
aceras, rebosan por mi historia
donde
yo, reconozco cierto empeño.
Depravación
muy frágil y notoria
donde
nunca, jamás sería el dueño
de
sus alientos, ni de su memoria.
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