capitulo
seis: Sutiles
asesinas
Historia
:
Cuarentena entre Timadores
capitulo
anterior: Levando anclas desde
Cartagena
El
tema de infraestructura de la primera Nave, parecía que más o menos
estaba dispuesto teniendo en cuenta los pormenores que pudieran
surgir de última hora, o por algún cambio de órdenes superiores.
Por
lo que en la segunda embarcación, que además era bastante más
grande que la primera, viajaba el grueso de todos los materiales que
se transportaban de camino a la India.
Así
como los medicamentos y potingues ya conocidos en la España del
tiempo, haciendo todas y cada una de las escalas y paradas
convenidas, en los diversos puertos de mar de las ciudades costeras y
marítimas que estaban dentro del recorrido de la expedición.
Con
avituallamiento, acopio y suministro del transporte en cada uno de
los lugares convenidos y además de la reposición de agua, y comida
fresca para la travesía.
Todas
las mercaderías iban debidamente señaladas para poderlas
transbordar en la dársena correspondiente.
Aprovechando
ese magnifico viaje se llevaban los materiales y alimentos de esta
parte del mundo al otro. Del meridiano de Greenwich hasta los
confines del mar del Japón.
Cuadras
equinas magnificas, con yeguas ya preñadas con sus respectivos
machos y caballos de acarreo. Docenas de borricos y mulos españoles
procedentes del sur de la península. Los famosos rucios de la
Mancha, rocinantes semejantes al llevado por Sancho, en sus tropelías
con aquel famoso Quijote.
Ejemplares
bravos, caballos árabes de procedencia Andaluza, con toda su
enjundia, potencia y belleza. Jaulas de gallinas y pollos, patos,
conejos y corderos. Contando con el establo de vacas lácteas
autóctonas y de toros bravíos con la
idea de crear descendencia, sin olvidar el concurso de los tantos
bueyes mansos para la labranza de aquellas duras tierras.
Depósitos
de arcilla para agua y redes de pesca, aparejos de labranza, semillas
y piezas para el montaje de molinos. Azúcar procedente de las
Antillas y la caña de azúcar en semilla, para el trasplante en
otras latitudes.
El
pasaje
de personal femenino
voluntario que
llevaría la
Dulce,
serían las cuatro
docenas
de internas del Hospicio
de San Joshué. En
total cuarenta y ocho mujeres de diferentes calañas, de las cuales
habían aislado como en la nave nodriza, a las más peligrosas.
En
este caso se apartaron a
doce mujeres,
que eran las
catalogadas de sutiles
asesinas, violentas,
pendencieras,
infrahumanas,
adúlteras y malhechoras.
Este
conjunto de chicas del hospicio, estaba comprendido por féminas de
edades comprendidas entre 16 y 20 años de edad, que habían sido
castigadas a cumplir reclusión menor por motivos diferentes.
Por
asesinato siete hembras menores, en los casos de homicidios cinco
internas, que eran a las que se les había colocado
en régimen especial de viaje, para mantenerlas mas o menos
alejadas del resto de sus compañeras y de los demás pasajeros.
Demasiados
motivos no necesitaban estas damas negras, para empuñar un cuchillo,
o una hoja de lata y rebanarle el cuello al primer primo que se les
acercara, con o sin motivo de dañar.
En
ese mismo bergante iban la media docena de monjas
libertas. Recogidas de las diferentes abadías del país y
eran todas ellas religiosas arrepentidas que deseaban volver a la
vida de sus pueblos y ciudades, más bien por decepciones
sufridas en los distintos cenobios donde habían estado
recluidas.
Seis
esposas de Cristo, se habían
divorciado de su consorte imaginario, al que habían abandonado,
quizás porque no las atendía debidamente, retornándole los votos y
juramentos adquiridos por la iglesia, sin despecho ni rencores.
Viajaban
a las Indias a comenzar una nueva vida. Ocultando su procedencia
devota. Estas mujeres ya estaban marcadas y no podían volver a sus
pueblos y ciudades. Serían desahuciadas por la propia familia,
además de acarrearles a ellos mismos la desgracia suprema.
Intentarían
ellas mismas, como pudieran el montar sus familias y hacerse con
parte de la felicidad que Dios les denegó y que a base de distintos
argumentos, decepciones y violencias, perdieron la devoción.
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