Cuarenta y cuatro son las temporadas,
las
estaciones y épocas humildes,
que
a tu lado he soñado, sin amoldes.
Muy
conforme y ameno, por cuidadas.
Con
seducciones dulces y arrimadas,
tantas
ansias y ahíncos con sus tildes.
Pudiendo
superar días rebeldes,
y
amores que aún vendrán con sus añadas.
Así es esta vivencia que no cambio,
que
pasó sin mostrarme cicatrices.
Vida
entera que cruza sin fastidio,
sin
entre actos, ni actores, sin actrices.
Bailo
su danza desde el turbio tedio,
dejándonos
soñar y ser felices.
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