Le
declaraba su amor convencido
a
una dulce mujer muy despechada,
que
la dejaron tan decepcionada
muriendo
en su jamás tan asumido.
Querida
no fue con todo el sentido,
eligió
su morir, desesperada.
Sin
disfrutar placeres para nada,
como
si fuera un trasto repelido.
¿Quién
la estuvo engañando mientras pudo?
Un
desgraciado truhan del otro mundo,
hasta
que la anuló cual fiel escudo.
De
toda dejación y no confundo
por
tanto amor que dio a un ser tan rudo,
sin
que lo mereciera por inmundo.
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