—Como te lo digo, sin más—Comentó Morgan a Dionne, imprimiendo seguridad en sus palabras y prosiguió.
—Apareció
una tarde, sin que nadie supiera de él. Nos lo presentó el propio
presidente de la institución y ya le noté sospecha de presunción;
pero jamás creí que llegara tan lejos. Sacó de su chaleco una hoja
de papel de seda, en la que iba impresa una poesía y dándose un
garbo universal de tonto y engreído; suspiró.
Nos
miró a todos por encima del hombro en una representación falsa,
cómo es él y, perdonándonos la vida quiso destacar y marcar
diferencias, pretendiendo enamorar a todas las allí presentes.
Sin
más se proyectó dirigiéndose hacia el escenario y frente al
micrófono dijo con una voz grave impostada: Semejante farsa
Soy
mejor que ninguno de vosotros.
Os
voy a demostrar cómo se doran
las
vocablos de mi loa y se adoran,
están
mucho mejor que aquellos otros.
Nos
dimos cuenta del pie que calzaba y de las pretensiones de “Divo”
que intentaba representar, sin suerte—Se detuvo en el habla, por
interrupción de Dionne que añadió, con mucha razón:
—Os
traerá dificultades y problemas, entona y presume sin saber que
significa el “Ego” y él tiene muchísimo de ese embrión. Voy a
ser más clara es un egoísta fanfarrón, que se escucha cuando habla
y se acaricia él mismo sin percatarse que los demás nos reímos
frente a su parodia.
Arrugó
sus mejillas entre rostros.
Libó
saliva y jeta que elaboran
gestos
graciosos por si te enamoran.
Sus
romances; nos bastan a nosotros.
Pasaron
los años, los meses incluso los días de seguirle la pista y
soportarle a pesar de tantas incertidumbres—la gente normalmente
tiene educación, expresó sus sentimientos Dionne—y no hace como
él, que va por el mundo dando lecciones de artista sin fuste, de
catedrático de taller de manualidades y de endiosado por sus falsas
musas coetáneas.
Las
luces de la escena se fundieron
comenzó
a declamar chupando el borde
de
sus gafas y a la vez se perdieron
Todos
le conocen, todos soportan su razón—para evitar discutir—con
semejante andoba, que de todo sabe y de todo entiende, siempre con su
consejo y con su explicación que nadie atiende, puesto que
comprendemos que no son salidas del alma. Son productos de su egoísmo
y aún y sabiendo que todos pecamos de codicia y avidez este amigo de
la ficción nos gana a todos.
aquellas
odas que no dijo acorde
y
siendo disonante no entendieron
venidas
de un ególatra concorde
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