viernes, 25 de enero de 2019

Diálogos con la hipérbole





—Como te lo digo, sin más—Comentó Morgan a Dionne, imprimiendo seguridad en sus palabras y prosiguió.
—Apareció una tarde, sin que nadie supiera de él. Nos lo presentó el propio presidente de la institución y ya le noté sospecha de presunción; pero jamás creí que llegara tan lejos. Sacó de su chaleco una hoja de papel de seda, en la que iba impresa una poesía y dándose un garbo universal de tonto y engreído; suspiró.
Nos miró a todos por encima del hombro en una representación falsa, cómo es él y, perdonándonos la vida quiso destacar y marcar diferencias, pretendiendo enamorar a todas las allí presentes.
Sin más se proyectó dirigiéndose hacia el escenario y frente al micrófono dijo con una voz grave impostada: Semejante farsa



Soy mejor que ninguno de vosotros.
Os voy a demostrar cómo se doran
las vocablos de mi loa y se adoran,
están mucho mejor que aquellos otros.





Nos dimos cuenta del pie que calzaba y de las pretensiones de “Divo” que intentaba representar, sin suerte—Se detuvo en el habla, por interrupción de Dionne que añadió, con mucha razón:
—Os traerá dificultades y problemas, entona y presume sin saber que significa el “Ego” y él tiene muchísimo de ese embrión. Voy a ser más clara es un egoísta fanfarrón, que se escucha cuando habla y se acaricia él mismo sin percatarse que los demás nos reímos frente a su parodia.






Arrugó sus mejillas entre rostros.
Libó saliva y jeta que elaboran
gestos graciosos por si te enamoran.
Sus romances; nos bastan a nosotros.







Pasaron los años, los meses incluso los días de seguirle la pista y soportarle a pesar de tantas incertidumbres—la gente normalmente tiene educación, expresó sus sentimientos Dionne—y no hace como él, que va por el mundo dando lecciones de artista sin fuste, de catedrático de taller de manualidades y de endiosado por sus falsas musas coetáneas. 






Las luces de la escena se fundieron
comenzó a declamar chupando el borde
de sus gafas y a la vez se perdieron





Todos le conocen, todos soportan su razón—para evitar discutir—con semejante andoba, que de todo sabe y de todo entiende, siempre con su consejo y con su explicación que nadie atiende, puesto que comprendemos que no son salidas del alma. Son productos de su egoísmo y aún y sabiendo que todos pecamos de codicia y avidez este amigo de la ficción nos gana a todos.






aquellas odas que no dijo acorde
y siendo disonante no entendieron
venidas de un ególatra concorde


















0 comentarios:

Publicar un comentario