He
visto a mi preciosa niña rota,
la
fiebre se la come. Es un juguete
en
manos de la suerte y un paquete,
con
un destino incierto que alborota.
¡No
hay médicos!, la huelga es dura y trota
nadie
se compadece del boquete
dejado
en su salud con soniquete
y
en su llanto por ser niña derrota.
Vergonzoso
es dejar enfermos nulos
mientras
algunos médicos reclamen
más
dinero y en sus galas y bulos
presuman
de salvar vidas y no amen
su
deber el que juran en sus círculos,
que
no es otro que el de curar ¡Amén!
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