Amanecí
esta mañana
con
mi esencia muy crispada
viendo
desde mi ventana
mi
vecindad despistada
Me
cruce con un vecino
y
este no me conoció
o
iba medio dormido
porque
ni me saludó
El
devenir de la plebe
en
su ritual matutino
cada
cual puede y mantiene
sus
costumbres sin atino.
En
el ascensor me miran
siempre
voy muy despejado
aunque
ahora apunta el día
muy
sencillo he madrugado.
Los
hay que van sin asearse
como
si fuera una guasa
pasarse
un peine y lavarse
cuando
se caen de la cama.
Todos
emprenden su causa
como
caídos del catre
y
al trabajo van sin gana
y
sin que nadie les trate.
Llevan
el malhumor roto
con
sueño, no han descansado
o
en la cena se pasaron
con
el vino y el asado
Algunos
ni buenos días
te
dicen cuando se cruzan
se
hacen los despistados
son
geniales, que les zurzan.
Al
salir desde el portal
ninguno
cierra la puerta
si
esa puerta no es de nadie.
Todos
la dejan abierta
Con
todo ello me pregunto
que
desde el balcón les veo
deben
llevar gran disgusto
de
otro modo ni lo entiendo.
No
sería más sencillo
o
por lo menos gracioso
ser
natural y humilde
y
no parecer dudoso.
Nunca
me había fijado
en
como voy por las mañanas
con
mi pelo engominado
y
mirándote a la cara.
Agradeciendo
el saludo
comprendiendo
lo antedicho
y
si dormir no se pudo
corrige
tu susodicho.
Entre
gustos cada cual
no
libraremos batalla
y
aunque no me sea igual
sonríe
por la mañana.
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