Observo
desde el quicio de mi abismo
van
pasando recuerdos agradables
pensamientos
ingratos detestables
y
expresiones datadas por mi mismo.
Cuestiones
vanas, llenas de cinismo,
actos
y comentarios reprochables
que
maldicen mis pálpitos deseables,
por
las veces que erré con mi simplismo.
Enterrarlo
sería algo más cómodo.
Tachar
y juzgar brillos que existieron,
teñir
mi realidad de cualquier modo.
Son
mis remordimientos que trajeron
el
malestar causal sin acomodo,
y
absolver mis errores permitieron.
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