miércoles, 8 de noviembre de 2017

De un tirón arrancó el escote


El ayudante del sommelier, les invitó a que decidieran que iban a tomar de la carta que tenían al abasto para poder satisfacer su apetito.

El vino que les recomendaba aquel empleado no era cualquier cosa.
Un Rioja de mucho prestigio y miga, cosecha de los sesenta. Servido unicamente a aquellos, que en principio poseían un paladar exigente, exquisito y en segundo orden, una cuenta corriente repleta de grandes dividendos.

Celebraron el encuentro, con una magnifica comida y, con una amena conversación ajena a negocios y entresijos burocráticos. Hasta quedar totalmente en acuerdo y cerrar la negociación, por estar finiquitada de antemano.

Desvinculando desde ese momento, al “Team catalán” del equipo de Miami.
Los tres que habían pertenecido desde los inicios en Barcelona. Nayim, Irene y de la propia Mila. Dejando el negocio en sus manos.
Pasando la propiedad, la administración y el desempeño a los residentes en Estados Unidos, representado por los señores; Rocco y Jason de la República Dominicana.

Una vez traspasados absolutamente todos los detalles, Jason entregó un atadijo, traído en aquel instante por el servicio del hotel a petición suya y que a su vez ellos guardaban. Etiquetado a nombre de Irene y se excusó con Mila, con su parla acompasada.

Notificándole que sería su compañero, Míster Rocco, el que recogería los documentos y el presente que Irene le había reservado.

__ Mila__ siguió diciéndole al secuaz__ Le participo que a partir de ahora mi socio Rocco, se hace cargo de todo__ Se miraron los tres al mismo tiempo y siguió declarando Jason.

__ Ha de excusarme, tengo una comprobación vital que hacer.
Un compromiso en la ciudad con una vieja amistad y no me será posible acompañarla. Un placer conocerla, apenándome no poder seguir en su entorno.

__ No se atolondre, lo comprendo__ apostilló Mila sonriendo a desgana.
__ Para esa gestión__ atosigó Jason, mostrando su dentadura__ y quizás alguna mas, perfectamente la hace Rocco ¡Vaya con su Diosito y que no la abandone!
Se despidieron desde la puerta del salón central del Ritz.
Jason partió en un taxi hacia sus quehaceres y Mila arrastró a Rocco sin demasiada insistencia, hasta la habitación once del piso sexto del hotel.
En el ascensor no se miraron a los ojos. Parecía cocerse algo insólito.

El botones del ascensor, sin quitar la mirada del escote de Milagros, pudo advertir que se mascaba algo más que una tragedia y al llegar a la planta les despidió, viéndoles partir hacia la izquierda buscando la seis once.
Milagros abrió la puerta, mediante su tarjeta magnética, y dejó atrás al amigo, que la seguía, aromatizado por el perfume bien oliente, sin mediar palabra.

__ Rocco, quieres una copa, ¿antes que te entregue los documentos?
__ ¡Quiero lo que me ofrezcas! … ¡A tu gusto!
No tengo prisa y ahora estoy en muy buena compañía a tu lado, como para que me mandes con excusas de mujer tímida, escaleras abajo, con un maletín y un paquete regalo ¿No crees, mijita?
Ella, sin responder a tanto palabreo, se limitó a decir__ ¿Bourbon?

__ Por favor, doble... veo es Jack Daniels, el que suelo beber__ le anunció Rocco, despojándose de la americana que dejó caer sobre el sofá de la suite. Al tiempo que le hacía una pregunta.

__ ¿A que te vas a dedicar ahora mi niña? ¿Te han dado la libertad esa pareja de ancianos?

__ Seguiré, en el mundo de la moda, por supuesto. Narciso, sabrá dónde situarme y si no es él, será su mujercita, que tampoco está falta de dólares.

__ ¿Su mujercita? Ni modo ¿Y tu protectora? Tu “Sirene”, ¡Vamos, Irene!, como tu sueles llamarle__ le inquirió Rocco, como si supiera algún detalle, o desconfiara de algo de pronóstico.

__ ¿¡Que pasa.. te olvido!? La mamacita.

__ ¡No es eso! ... pero ella... ¡Ya está frita!

Llevándose las manos a la boca instintivamente. Se delató así mismo
Se le había escapado a Milagros, aquello que Nayim, le había confesado y que de momento era privado. De dominio de muy poca gente y, que Rocco, un experto homicida, le había sonsacado de forma unilateral.
Comprendiendo ahora Rocco, “el cómo y el por qué” se deshacían de semejante chollo. Con tan pocas premisas a cambio y de un negocio tan “fabrica euros”.

__ ¿Frita Irene?, ¡Que me dices!

No dio tiempo a ninguna otra reacción. Se levantó de la butaca con un brinco espeluznante y atacó a Milagros sin más, con un chorro de tortazos. Arrancó de un tirón súbito el escote, dejando los pechos al aire de aquella asustada hembra.

__ ¡Habla, que es lo que no nos has contado!

La atacó y golpeó de nuevo. Abusando desde el bajo vientre hasta el cuello con el cañón de un revólver smith-wesson. Presionándole con saña, para generar terror con la garganta del arma.

Germinando un dolor espasmódico irracional al pecho y estómago de la mujer, consiguiendo que se orinara. Precipitandole en su confesión inesperada, de forma brutal y salvaje.

Buscó los documentos, que encontró dentro de la caja fuerte, abierta en condiciones de premura por Mila, asestando a su vez, trato de extrema dureza.
La acarreó hasta el baño de la habitación mientras le arrancaba la ropa de cuajo, sin desabotonar quedando aquel vestido ancho y largo, hecho jirones.

Los pómulos de su cara, ahora desfigurada de los dos ganchos secos que le anticipó, manaban sangre a barullo desde la nariz herida y rota.

Tirando de la cabellera la arrastró hasta el interior del amplio lavabo y desnuda, le anudó las dos muñecas con el raso del vestido, para colgarla, por ellas en el arrecife de un toallero de la pared, cual vaca preparada para ser sacrificada.

Rocco, marcó desde su teléfono móvil, un número y cuando descolgó se limitó a decir__ ¡Saben que está muerta! Estoy haciéndole confesar para que me cuente y ver que más esconden. Actúa rápido y no falles ¡Sabes lo que hay que hacer!









0 comentarios:

Publicar un comentario