El
ayudante del sommelier, les invitó a que decidieran que iban a tomar
de la carta que tenían al abasto para poder satisfacer su apetito.
El
vino que les recomendaba aquel empleado no era cualquier cosa.
Un
Rioja de mucho prestigio y miga, cosecha de los sesenta. Servido
unicamente a aquellos, que en principio poseían un paladar exigente,
exquisito y en segundo orden, una cuenta corriente repleta de grandes
dividendos.
Celebraron
el encuentro, con una magnifica comida y, con una amena conversación
ajena a negocios y entresijos burocráticos. Hasta quedar totalmente
en acuerdo y cerrar la negociación, por estar finiquitada de
antemano.
Desvinculando
desde ese momento, al “Team catalán” del equipo de Miami.
Los
tres que habían pertenecido desde los inicios en Barcelona. Nayim,
Irene y de la propia Mila. Dejando el negocio en sus manos.
Pasando
la propiedad, la administración y el desempeño a los residentes en
Estados Unidos, representado por los señores; Rocco y Jason de la
República Dominicana.
Una
vez traspasados absolutamente todos los detalles, Jason entregó un
atadijo, traído en aquel instante por el servicio del hotel a
petición suya y que a su vez ellos guardaban. Etiquetado a nombre de
Irene y se excusó con Mila, con su parla acompasada.
Notificándole
que sería su compañero, Míster Rocco, el que recogería los
documentos y el presente que Irene le había reservado.
__
Mila__ siguió diciéndole al secuaz__ Le participo que a partir de
ahora mi socio Rocco, se hace cargo de todo__ Se miraron los tres al
mismo tiempo y siguió declarando Jason.
__
Ha de excusarme, tengo una comprobación vital que hacer.
Un
compromiso en la ciudad con una vieja amistad y no me será posible
acompañarla. Un placer conocerla, apenándome no poder seguir en su
entorno.
__
No se atolondre, lo comprendo__ apostilló Mila sonriendo a desgana.
__
Para esa gestión__ atosigó Jason, mostrando su dentadura__ y quizás
alguna mas, perfectamente la hace Rocco ¡Vaya con su Diosito y que
no la abandone!
Se
despidieron desde la puerta del salón central del Ritz.
Jason
partió en un taxi hacia sus quehaceres y Mila arrastró a Rocco sin
demasiada insistencia, hasta la habitación once del piso sexto del
hotel.
En
el ascensor no se miraron a los ojos. Parecía cocerse algo insólito.
El
botones del ascensor, sin quitar la mirada del escote de Milagros,
pudo advertir que se mascaba algo más que una tragedia y al llegar a
la planta les despidió, viéndoles partir hacia la izquierda
buscando la seis once.
Milagros
abrió la puerta, mediante su tarjeta magnética, y dejó atrás al
amigo, que la seguía, aromatizado por el perfume bien oliente, sin
mediar palabra.
__
Rocco, quieres una copa, ¿antes que te entregue los documentos?
__
¡Quiero lo que me ofrezcas! … ¡A tu gusto!
No
tengo prisa y ahora estoy en muy buena compañía a tu lado, como
para que me mandes con excusas de mujer tímida, escaleras abajo, con
un maletín y un paquete regalo ¿No crees, mijita?
Ella,
sin responder a tanto palabreo, se limitó a decir__ ¿Bourbon?
__
Por favor, doble... veo es Jack Daniels, el que suelo beber__ le
anunció Rocco, despojándose de la americana que dejó caer sobre el
sofá de la suite. Al tiempo que le hacía una pregunta.
__
¿A que te vas a dedicar ahora mi niña? ¿Te han dado la libertad
esa pareja de ancianos?
__
Seguiré, en el mundo de la moda, por supuesto. Narciso, sabrá dónde
situarme y si no es él, será su mujercita, que tampoco está falta
de dólares.
__
¿Su mujercita? Ni modo ¿Y tu protectora? Tu “Sirene”, ¡Vamos,
Irene!, como tu sueles llamarle__ le inquirió Rocco, como si supiera
algún detalle, o desconfiara de algo de pronóstico.
__
¿¡Que pasa.. te olvido!? La mamacita.
__
¡No es eso! ... pero ella... ¡Ya está frita!
Llevándose
las manos a la boca instintivamente. Se delató así mismo
Se
le había escapado a Milagros, aquello que Nayim, le había confesado
y que de momento era privado. De dominio de muy poca gente y, que
Rocco, un experto homicida, le había sonsacado de forma unilateral.
Comprendiendo
ahora Rocco, “el cómo y el por qué” se deshacían de semejante
chollo. Con tan pocas premisas a cambio y de un negocio tan “fabrica
euros”.
__
¿Frita Irene?, ¡Que me dices!
No
dio tiempo a ninguna otra reacción. Se levantó de la butaca con un
brinco espeluznante y atacó a Milagros sin más, con un chorro de
tortazos. Arrancó de un tirón súbito el escote, dejando los
pechos al aire de aquella asustada hembra.
__
¡Habla, que es lo que no nos has contado!
La
atacó y golpeó de nuevo. Abusando desde el bajo vientre hasta el
cuello con el cañón de un revólver smith-wesson.
Presionándole
con saña, para generar terror con la garganta del arma.
Germinando
un dolor espasmódico irracional al pecho y estómago de la mujer,
consiguiendo que se orinara. Precipitandole en su confesión
inesperada, de forma brutal y salvaje.
Buscó
los documentos, que encontró dentro de la caja fuerte, abierta en
condiciones de premura por Mila, asestando a su vez, trato de extrema
dureza.
La
acarreó hasta el baño de la habitación mientras le arrancaba la
ropa de cuajo, sin desabotonar quedando aquel vestido ancho y largo,
hecho jirones.
Los
pómulos de su cara, ahora desfigurada de los dos ganchos secos que
le anticipó, manaban sangre a barullo desde la nariz herida y rota.
Tirando
de la cabellera la arrastró hasta el interior del amplio lavabo y
desnuda, le anudó las dos muñecas con el raso del vestido, para
colgarla, por ellas en el arrecife de un toallero de la pared, cual
vaca preparada para ser sacrificada.
Rocco,
marcó desde su teléfono móvil, un número y cuando descolgó se
limitó a decir__ ¡Saben que está muerta! Estoy haciéndole
confesar para que me cuente y ver que más esconden. Actúa rápido y
no falles ¡Sabes lo que hay que hacer!
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