Tan
solo hacía un par de meses que Irene se había desvinculado de su
casa, haciendo visitas los miércoles tarde, para saludar a su madre
y hermanas. Su padre Antoine, hacía unos años había muerto y su
hermano como si no existiera por no interferir jamas en sus asuntos.
Ella, haciendo un esfuerzo procuraba de momento, no perder la
conexión y el trato con sus allegados. ¡Más que eso!, era una
falsedad manifiesta que interpretaba para no hacer daño a su madre.
¡Realmente fingía!
Los
fines de semana era mas difícil ver a su familia al completo__ decía
Irene cínicamente sin ser realidad__, cuando a ella le repateaba
estar con sus dos hermanas y no hubiera sacrificado ni siquiera un
rato del fin de semana por estar con ellas.
Añadiendo a la inmolación; el viaje de llegada y regreso a la urbanización de marras. El Valle del Sol para darse además del baño de sol, otro homenaje de discusiones, envidias y sinsabores. Por lo que decidió una vez lo había analizado, el visitarles entre semanas alternas, explicar lo que a ella le convenía, y enterarse, sin demasiada expectación, como le iba a su madre desde que ella decidió dejar la casa y huir del barrio.
Añadiendo a la inmolación; el viaje de llegada y regreso a la urbanización de marras. El Valle del Sol para darse además del baño de sol, otro homenaje de discusiones, envidias y sinsabores. Por lo que decidió una vez lo había analizado, el visitarles entre semanas alternas, explicar lo que a ella le convenía, y enterarse, sin demasiada expectación, como le iba a su madre desde que ella decidió dejar la casa y huir del barrio.
Merche
y Pilar, amigas inseparables que no se podían ver, iban a la greña
con la boda. Con detalles que eran insignificantes, magnificados para
aprovechar insultarse a costa de un matrimonio, que ya de inicio era
una patochada. Mientras el señor del cadillach de Mollerusa. Sixto
Pollventó Garri, pagaba las facturas de las dos mujeronas.
No
era fácil hacerle entender a Pilar, ese matrimonio y más escuchando
por boca de Merche, que se había enamorado de Sixto perdidamente en
Venecia pasando por aquellos canales venecianos, los dos solos y el
barquero, donde él, quiso llegar hasta el límite de lo permitido.
Un
viudo de cincuenta y tres años, con dos hijas de mediana edad, las
cuales ya dominaban su propia situación y pretendían hacerle ver a
su padre, que era totalmente descabellado que contrajera matrimonio
con Meche, a esas alturas de la vida, sin que fuera necesario. Sin
conocerla realmente, viendo con claridad la tendencia sexual de la
dama y el enredo que llevaba con su amiga Pilar.
Cuando
de necesitar a una mujer para la cama, con levantar la vista podían
llegarle las que quisiera y elegir, para después quedar como amigos
y no tener repercusiones ni compartir cuenta bancaria y propiedades.
Merche,
no era una mujer para fregar platos y organizar armarios roperos, ni
llevar a cabo la colada de la casa. Menos de estar en la cocina
preparando platos comestibles y ollas de cocido. Merche, era una
mujer moderna de esas que se toman el croisant y su cortado en la
cafetería del Ideal, cada mañana con su madre la señora Pietat.
Acarreando muchas veces a la anciana por donde quiera que ella viaja. Merche es señora que finge cierto postín y luce tarjeta del Corte Inglés. Guía y azafata de una compañía de turismo de Barcelona, que hace excursiones de fines de semana y vacaciones con grupos de jubilados y personas de la tercera edad.
Acarreando muchas veces a la anciana por donde quiera que ella viaja. Merche es señora que finge cierto postín y luce tarjeta del Corte Inglés. Guía y azafata de una compañía de turismo de Barcelona, que hace excursiones de fines de semana y vacaciones con grupos de jubilados y personas de la tercera edad.
Un
tipo de persona nada difícil de mirar, a pesar de ser una mujer
madura. Conserva su estilo y su figura, alta y recia teniendo un
busto mas que apreciable y dibujando un perfil, con las medidas
femeninas exactas que a muchos hombres pudieran ponerles acerados.
Con un carácter agraciado por ser simpática sin excesos y comedida,
educada en sus gestos. Dominando tres idiomas, fácil de verbo, voz
de gamuza y expresiva a tope. Hablándole los ojos antes que sus
propias palabras, y que tiene a Pilar a caer de un burro, por estar
ésta colada por ella. Creyendo que es de su propiedad, y
pretendiendo tenerla controlada siempre, para no perderla.
Pili,
tampoco era fea de jardín, ni siquiera un adefesio de mujer, aunque
si con algún meneo viril que en según que espacios la delataba, sin
ser un balanceo exagerado.
Alta, cabello rubio tintado con un corte a modo de su elegancia, muy limpia y exageradamente celosa, enfermiza. Su estampa más bien era de una tía maciza, fuerte y tratando de parecer un ser acaramelado. Un busto formidable por su volumen y forma y una cintura fuerte para agarrarse sin caerse al ir en moto.
Sus senos fuertes erguidos y promiscuos no necesitaban de sostén para que sus tetas pudieran mantenerse elevadas con esa curva de grados inclinada y exacta que eriza el pezón por sobre la copa del pecho. Ni un gramo de grasa a pesar de ser alta y estar fornida, sus piernas largas y esmeriladas, sin un bello, sin varices del todo preciosas, dando paso a unos pies grandes y cuidados, que parecían hablar mientras caminaba por el movimiento de sus dedos.
Alta, cabello rubio tintado con un corte a modo de su elegancia, muy limpia y exageradamente celosa, enfermiza. Su estampa más bien era de una tía maciza, fuerte y tratando de parecer un ser acaramelado. Un busto formidable por su volumen y forma y una cintura fuerte para agarrarse sin caerse al ir en moto.
Sus senos fuertes erguidos y promiscuos no necesitaban de sostén para que sus tetas pudieran mantenerse elevadas con esa curva de grados inclinada y exacta que eriza el pezón por sobre la copa del pecho. Ni un gramo de grasa a pesar de ser alta y estar fornida, sus piernas largas y esmeriladas, sin un bello, sin varices del todo preciosas, dando paso a unos pies grandes y cuidados, que parecían hablar mientras caminaba por el movimiento de sus dedos.
Espalda
de nadadora incipiente, sin ternillas ni músculos agresivos y
prominentes, con unos brazos recios sin ser feos, sin bello y
totalmente dorados por el bonito color de toda su piel, que embargaba
así mismo a su cuerpo.
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