Estaba
ya dentro de las circunstancias, cuando le dejaron frente a él,
aquel cortado caliente y su emparedado. Se convencía así mismo, que
lo más adecuado era presentarse con el cuento a la policía.
Imaginaba todo lo desagradable que aún le esperaba, para enfrentarse
y resolver. Sin el control de saber que estaba haciendo, se comió su
bocado y tomó el café prácticamente de un sorbo, cuando miró su
reloj, se tranquilizó.
Faltaban
veinte minutos para medio día, con lo que se dispuso a ir a visitar
a Palmira. Esa mañana la debería encontrar fácilmente en el salón
de belleza que ella regentaba.
Anduvo
Travesera de Gracia en sentido mar y llegó sin dejar esa vía al
stand donde laboraba su esposa. Al situarse frente a la gran
cristalera, esta se descorrió hacia la izquierda dejando el hueco
necesario para que accediera dentro del negocio.
Narciso
sonreía forzado, detalle que le devolvieron las tres empleadas de
aquella boutique tan moderna, a la vez que perseguian con sus ojos la
cara de Doña Palmira, que atendiendo a una clienta con problemas en
sus uñas, no se percató de aquella inesperada aparición.
Con
un gesto, a la primera dependienta indicó Nayim, que esperaría a
que Palmira quedara liberada.
Tenía
deseos y necesidad de comentarle varios detalles personales, precisos
y urgentes. Aquel silencio tan extenso, después de haber notado la
apertura del portón de acceso y el mínimo ruido producido por el
saludo de alguien a las dependencias, hizo que la recelosa Palmira se
girara.
Muy
atenta, sorprendiéndose con la presencia de Narciso, que estaba
sonriendo a una de las auxiliares de la tienda.
No
se reflejó en su rostro sorpresa alguna y continuó en los consejos
para la dama que en aquellos instantes asesoraba. Al cabo, cuando
despidió a su femenina visita, se acercó al esposo y en tono bajo
preguntó entre dientes__ ¿Que haces tú aquí?, que cosa más rara
¿No?__ sin dejar las interrogaciones, continuó__ No podías esperar
a vernos en casa, o es que llevas mucha marcha en el cuerpo y no
sabes en que desgastarte.
__
He de hablar contigo urgente, y no me des largas porque estás en un
lio bastante gordo. Le iba diciendo Narciso, excitado a la vez que
Palmira lo arrastraba dulcemente de un brazo hacia el despacho que la
jefa tenía al final de la bonita y sensual botica.
Se
encerraron tras el ajustado acristalamiento, subió el tono ambiental
de la música de toda la estancia y la mujer volvió a insistir de
nuevo__ Tu dirás Nayim, a que se debe este privilegio tan
desagradable.
Se
acomodó tras la mesa de caoba y cruzó las piernas una sobre la
otra, cuidando no enseñar mas muslo del que le permitía su escaso
vestido. Esperando un imposible, y con cara de impaciencia, achuchó
al marido para que acabara lo más rápido con aquellas escenas.
Sin
ningún atenuante, sin contemplaciones Narciso, le asestó la
noticia: Irene está muerta.
El
anuncio le recorrió el cuerpo a Palmira, dejándola tibia y ajada.
__
¿Has matado a Irene, verdad? __Preguntó con ojos desencajados y
fuera de todo control.
__
¡Que dices, mamarracho! Estás más loco de lo que pensaba. De donde
sacas semejante atrocidad, eres mezquino como toda tu familia__
respondió Palmira, intentando mitigar el temblor de las dos piernas
que descruzó para que volvieran a su estado natural. Pisando el
suelo.
__
Te pregunto de nuevo y deja de mentir, que se te da muy mal ¡La has
matado tú!
__
Pero a mi que me cuentas ¡coño! Si no la veo, desde quien sabe
cuando.
__
Eres una embustera compulsiva y asesina. Ya me contarás que hacía
tu lápiz de labios, junto a su lecho de muerte, pegado con el
neceser que lleva tu nombre en letras de plata y los contenidos
desparramados por su cama.
__
¡Está muerta de verdad! __ Volvió a preguntar, con rencor__ No me
engañas ¡Estás seguro! Quiero asegurarme, como sabes por motivos
obvios, pero yo ¡no he participado! No te negaré que me alegro de
ese hecho, pero yo no he tenido nada que ver.
__
Pues todo apunta a que tu sabes más de lo que dices, porque desde
luego huellas has dejado que ni te cuento. Veremos como lo explicas a
la Brigada, porque van a dar con nosotros fijo.
__
Has sido tan cabrón de no intentar traerte a casa, mis objetos
personales, ¿los has dejado allí, para que me inculpen?, eres tan
hijo puta que lo has hecho adrede. Con tanto que te he soportado en
tantos años. Tantas infidelidades y tantos viajes de placer con tu
puta ¡Sí con tu puta!
__
No podías dejar las cosas como estaban, ¡estás enferma Palmira! La
has matado como a una perra__ dijo Nayim__ en su cama y además con
tanta urgencia y tan poco preparado todo ese crimen, que te van a
pillar a la primera de cambio.
De
donde tus objetos de manicura en su casa, si ella contigo no tenía
ni una palabra, ni además te aceptaba de ningún modo. ¿Por qué,
estaban allí el pintalabios y los enseres de maquillaje? ¡Dímelo
maleante!
__
Yo no tengo nada que ver! Te contaré, lo sucedido, si me dejas y no
boceas más, que todo el mundo se ha de enterar.
1 comentarios:
Un estilo ágil, vigoroso, lleno de vida y realidad. Me encanta leer cosas así.
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