lunes, 31 de octubre de 2016

Penélope fue así



Te veo pasear la calle entera
recordando los tiempos y el meneo
que le dabas al cuerpo, pavoneo
demostrando tu flama placentera

Al llegar a la esquina por la acera
mirabas talentosa con flirteo
ansiando descubrir algún tonteo
del joven que por ti se deshiciera

Los años no perdonan son culpables
de sentirnos ahora como estamos
tus cacareos son inapreciables

tu deliciosa llama la olvidamos
ya no ansías ni ves a los amables
Solo queda recuerdo, que abundamos








sábado, 29 de octubre de 2016

Partitura en sol mayor






¿Ha llegado el momento de gozar?
Me lo pregunto en muchas ocasiones
cuando me sobrevienen ilusiones
dejando los penares retozar.

Por un instante bueno a disfrutar,
dos mil vicisitudes y canciones,
con ritmo de tocata y diapasones
rompen el pentagrama a interpretar.

Es el momento amigos de sentir,
amoldarnos a nuestra partitura,
interpretar la dicha y compartir

disfrutando del tempo con usura.
Bien conjugado su verbo es ¡Vivir!
Con la pura ilusión, y su dulzura







jueves, 27 de octubre de 2016

La edad de Rosenda




Rosenda, había sido una niña preciosa. Rubita, de ojos azules, piel tersa y natural, que más bien parecía un espíritu celeste descendido del cielo, que la hija de Pancracio y Eduviges.

Sus amigos de la calle, la buscaban para sus juegos y distracciones por compasiva, piadosa y por aquel profundo perfume natural que desprendía, que enamoraba ya, atrayendo a las personas, como si poseyera un imán que magnetizaba desde la corta distancia.

Aquel tiempo de su inocencia, no fue demasiado agradable para aquel pueblo trabajador y honrado, llegaron momentos tenebrosos, y se complicaba políticamente cada vez más hasta que los hombres con sus envidias y sus maquiavélicas artes, llevaron aquel país a la conflagración más cruenta vivida jamás.

Los bombardeos del enemigo fueron incesantes, tanto que dejaron la mayor parte de aquella montañosa población en los restos.

Personas, animales y edificios se convirtieron en ruinas. Incluyendo el Hospital, Juzgados, y Ayuntamiento, como el conocido templo de Santa Hermenegilda, parroquia de la iglesia. Totalmente convertido en un amasijo de escombros difícil de enmienda posible, restando a aquella gente de una forma u otra, sin pasado, indocumentada, sin papeles, sin certificados, sin partidas de nacimiento, por haber quedado todos los registros entre las ruinas y cascotes de los constantes cañonazos y bombas caídas desde el cielo.

Durante un periodo fue la tónica habitual en aquella cuenca, y los días fueron consumiendo la paciencia y la fe de los vecinos, en volver a recuperar todo lo que habían perdido.

Aquellas gentes, poco a poco y pasadas unas décadas, fueron recuperando el ánimo para volver a emprender, tan solo la secuencia natural de sus vidas, sabiendo que sin nada que les dejó el destino, solo podían permitirse el consuelo de estar ahí, en la brecha, viviendo.

Las nuevas instituciones políticas y administrativas, tras costar muchos esfuerzos, fueron rescatando la domiciliación, y la vecindad, renovando los documentos, expoliados por la guerra, con nuevas partidas de creación inmediata, que llegados a la personificación de Rosenda, hizo constar en la fecha de sus documentos oficiales, que había nacido justamente diez años más tarde, de lo que realmente fue alumbrada por su madre, sin que nadie pudiese darse cuenta, ni familiares, ni amigos, ni personas que rodeaban a la guapa Rosenda.

Acto que la presumida lozana, hizo creyendo que su juventud, no decrecería y que siempre se mantendría exuberante y jugosa.

Llena de ínfulas de bella actriz, partió para la gran urbe, detrás de un pisaverde, sin camisa, engañada, imaginando sería una de las mejores actrices que ha dado madre, interpretando papeles en las más importantes películas imaginadas. Siendo rifada por los más guapos actores de la parrilla del espectáculo.

La vida fue pasando en aquel pueblo, del que hacía años la tal Rosenda había abandonado para ir a triunfar.

Ninguna de las promesas que le hicieron llegó a cumplirse, ni tampoco participó en los ensayos de ningún teatro de renombre, ni tan siquiera fue incluida en el reparto como vedette, en las barras de alterne de la ciudad.

La realidad es dura, constante y Rosenda, comenzó después de tanto fracaso a ganarse la vida, como empleada en una fábrica de hilaturas, donde le dieron trabajo de repasadora de trenzados, y dadas sus cualidades y esmero, llegó a ser una simple tejedora, a pesar de tener una piel estupenda, de tener un cuerpazo, y servir a más de uno como amante temporal.

Ser pareja de hecho de dos o tres tipejos achulados y trabajar en casa como una esclava, además de cumplir con su horario en los talleres.

Nadie le dio apellidos a los dos hijos que había engendrado, en el transcurso del tiempo, y su suerte no llegaba, y no triunfaba como ella en un principio llegó a imaginar.

Cada vez que retornaba a su localidad de nacimiento, y se juntaba con sus amigas, evitaba decir la edad, aunque ellas no les hacía falta conocerla, todas eran de la misma leva y en poco podían diferir sus fechas de la cartilla de titularidad nacional.

Se sucedieron los años indefectiblemente y se hicieron mayores todas aquellas muchachas, que hacía ya unos decenios paseaban su palmito por la gran plaza de la iglesia, rezándole a Santa Hermenegilda, ya eran ancianas.

Rosenda, que se había marchado, sin haber paseado por la plaza, creyendo que a ella la esperaba la suerte, la fama y el dinero, fuera de aquella zona, tuvo que volver, defraudada para definitivamente establecerse en la casa de sus padres, junto a sus hermanos.

Allí con sus amistades, con hijos mayores, incluso con nietos algunas, todas ellas con sus ilusiones de abuelas, todas ellas esperando la tranquilidad que les había deparado el retiro.

Jubilación con honorarios, que les había concedido el gobierno, por tantos años de trabajo en los diversos empleos. Donde cada una tuvo y defendió al cabo de por lo menos cuarenta y cinco años de esfuerzo y trabajo. ¡Llegó!

Excepto para Rosana, que, era diez años más joven.









martes, 25 de octubre de 2016

...y tú que me cuentas




Estaba sentada frente a su micrófono, esperando que la luz roja de “On air”; se pusiera activa, mientras trataba de recordar, …pensaba, parte de lo que podía ocurrírsele para aquel inminente saludo por las ondas. No retenía en su mente, aquello de lo que había hecho durante su mañana.

Era una auténtica comunicadora, desde hacía un tiempo, con dificultades.

Le precedía una fama de éxitos inalcanzables. Habiendo cosechado un sinfín de conquistas, de triunfos y a su vez una ingente lista de detractores.

El reconocimiento ajeno, cuesta digerir entre las estrellas, las alegrías que comparten no siempre son auténticas. Se besan y de brindan parabienes de forma falsa y torticera, sin llegar a disfrutar con el laurel del camarada.

Jamás descubrió su juego, ni sus fuentes. Era una auténtica máquina para generar noticias, y sonsacar desde sus preguntas capciosas, unos cismas ineludibles, para aquellos, que ocultaban con su verdad, acciones poco lícitas.

En el camino, había tenido que soliviantar a más de uno, poniéndoles de vez en cuando en algún que otro polvorín con las espitas de las bombas encendidas. Sin precisar la forma ni el modo en como los había denostado y eran muchos, aquellos que le tenían rencor y envidia. Los que esperaban cobrar en algún momento el pago por aquellas infamias y prebendas, salidas a la luz, sin el gusto de los protagonistas, o con el dolo, que da, el que los descubran en asuntos prohibidos

De forma invisible estaba rompiendo su fortaleza; de seguir así, alguien se encargaría de truncarla para siempre de forma accidental, o quizás la vida la dejaría de lado, quitándole la energía y dejándola sin la salud necesaria para que se perdiera por esos mundos drogodependientes. Rebozados de inmundas alcoholemias que provocan las necesidades infecundas y normalmente llevan a la conclusiva vía de final del trayecto.

En la cabina de audición la rodeaban sus colegas de profesión, esperando que ella, diera la bienvenida a la nueva emisión del programa del miércoles, denominado y tú que me cuentas. Patrocinado por una firma muy importante de supermercados, de la ciudad.

El técnico del programa desde la pecera acristalada, le indicaba con los dedos de su mano izquierda, los segundos que le quedaban, mientras la música de la sintonía del programa se ahogaba como si se hubiera quedado sin fuerza…

El piloto indicador del habitáculo se puso en color rojizo y ella; entró con el saludo, esta vez muy diferente a todos los días, tanto que todos se miraron entre sí, para entender que le pasaba a Dorothy.

_ Hola amigos, buenas noches_ anunció ya por antena_ Antes de comenzar con el programa de esta noche quisiera confesaros, una primicia muy importante y delicada; aprovechando que tenemos en el estudio esta noche, como invitados de excepción; a un juez, a un policía gubernamental, un médico facial, una subsecretaria del ministerio, y una encargada de módulo de prisiones_ sin dar su nombre de momento, a todos les hizo un gesto corporal, para granjearles la bienvenida y continuó con la alocución.

_ Serán ellos _ siguió hablando_ nuestros invitados los que aporten a la charla su opinión y que nos cuenten sus pareceres.

A la revelación que les voy a descubrir_. Hizo un gesto al técnico para que subiera la música de fondo y poner un par de gags de difusión y les dijo a los contertulios que tuvieran calma que todo estaba controlado.

La subsecretaria, miró con desconfianza a la locutora y le pronosticó_ Espero, no me vaya usted a poner en un brete, con temas del ministerio.

La periodista, se la miró, sonriendo, sin decirle ni media palabra, para escuchar lo que exigía el juez, mirándole fijamente a los ojos de tigresa de la conductora_ ¿De qué irán las preguntas?, espero no sean contestables y nadie salga salpicado, que sepa usted, no he venido a fiscalizar a nadie esta noche_ matizó el letrado. Tampoco recogió ninguna alusión por parte de la animadora, referente al interrogante de su señoría.

El policía más tranquilo que nadie, reía al mirarse al médico, que le pronosticaba a la funcionaria de prisiones, que debía pasar indefectiblemente por quirófanos si pretendía disimular la huella del tiempo en su orondo gollete, con papada, caído e hipertrofiado.

De nuevo el técnico de sonido de la emisora, por cable interno anunció a la gacetillera que en breve entraba, muriendo de nuevo la sintonía a la vez que emergía la voz de la jefa del espacio.

_ Hola amigos, desde la RJ73 en su emplazamiento en Versalles_ propuso con voz de querer descubrir aquella fiera del reportaje_ Os he dicho que iba a revelar algo que os atraparía y con lo que, si no fuese verdad, y no tuviera pruebas; me quedaría yo misma, con el culo al aire, como se suele decir en el argot coloquial. Reafirmando y sin mirar a ninguno de sus invitados, prosiguió hablando por el micro, para toda su parroquia_ Os he traído al programa la canelita de nuestra sociedad, para que ellos haciendo honor a nuestro programa nocturno “…y tú que me cuentas” _ repitió con guasa_ el nombre del espacio radiofónico, aquello que precisamente no describen por nada del mundo y lo llevan bien encubierto y escondido.

_ Nuestro doctor, resulta que ha estado usando implantes de poca calidad, los cuales, a las mujeres, a las pobres trasplantadas, les ha originado un perjuicio importante de salud, que además ellas deberán seguir costeando, si no caen enfermas de gravedad por ese mal uso.

Quiso el doctor, entrar al trapo, pero la locutora impidió, hasta que finalizara con todo su planteamiento y siguió con la funcionaria de prisiones, haciendo de ella poca guasa y denunciando.

_ Usted, que está en la cárcel de mujeres, nos ha llegado la noticia, verdadera, por cierto, que les pasa estupefacientes a las reclusas, y que, además, las trata a golpe de porra constante, haciendo constar a las autoridades y refleja en la ficha que se autolesionan; siendo una falacia por su parte.

La empleada fornida, quiso entrar con un exabrupto coloquial, que la periodista, hizo tragar con una amenaza inmediata, para que fuera paciente y ella se defendiera como pudiera, llegado su turno.

Continuando con la historia, de una ejemplar mujer, portada de grandes revistas, afamada por los beneficios que aportó en una de las desgracias más conocidas de la naturaleza, el tifón de grado cinco, acaecido en las costas atlánticas. El huracán bautizado como: “Míster Guay” que arrasó las costas del país, el verano pasado y que la subsecretaria, con su esfuerzo hizo llegar cinco aviones de alimentos, al lugar del desastre, para los damnificados; con una particularidad, que desvió una maleta que iba en ese mismo transporte, llena de billetes de curso legal y que fueron ingresadas en las Solomon, o en el paraíso de Panamá.

Al igual, que los demás invitados a la radio, intentó protegerse, de forma brutal, queriendo incluso marcharse de la capsula de emisión, pero que fue abortada su inclinación por motivos, obvios y muy reprobables.

El policía, ya se las veía venir y pretendió justificarse antes que fuera revelada su mala acción, corrupta en los bajos fondos de la urbe, con el tráfico de narcóticos y ganancias extraordinarias, por derivación de mercancía, por cerrar los ojos con los capos de la droga, por permitir que en las calles se venda y se consuma, y por un etcétera, que todos conocen_ dijo la presentadora del …y tú que me cuentas, para proseguir con el justiciero, con el que debería juzgar todos aquellos actos que había puesto sobre la mesa. Si no fuera, porque el señor juez, con su conducta de magistrado está inflando su cuenta bancaria a base de prevaricaciones que le están haciendo millonario, sin condenar a quien debería cumplir condena, al mirar hacia otra parte y dejando que los responsables se salgan de rositas y sufrir con las penas que por ley indican las normas del reglamento universal

So volvió a dirigir a los escuchantes de la cadena radiofónica y les siguió denunciando.

_ Solo falto yo misma, que dentro de este espejo de purpurina que acarreo, no he sido leal, ni además honrada, puesto que me he dejado manipular por dinero, en cuantas ocasiones se han puesto a tiro, he despreciado a los pocos honrados que existen y he defendido y aplaudido a tantos sinvergüenzas como ustedes y yo conocemos. Por lo que dejo el debate abierto, para que cada cual, diga y …tú que me cuentas; se defienda si puede.

¡Ustedes serán los juzgadores! ¡Eso por lo menos; lo merecen!

… y tú que me cuentas.






sábado, 22 de octubre de 2016

Vuela el tiempo













Otro mes que se escapa y no revierte
el tiempo es un misterio inconcebible
quizás lo veo así, siendo admisible
y no esté disfrutando de mi suerte.

Estruendo silencioso al ser tan fuerte
gozar y padecer por insensible
igual ya no es escándalo visible
que un desliz nos aparte sin valerte

Desencanto de muerte y vida somos
aunque no lo pensemos a menudo
la flaca ofrecerá sus grandes lomos

En el momento más impropio y crudo
para llevarnos al limbo muy romos
sin despedidas ni postrer saludo








miércoles, 19 de octubre de 2016

Curioso lo de Pablo

De siempre, lo veía con su concentración desmedida, con su bandolera de transporte de cosas personales, recorrer las calles de la villa, en su mundo, agradable y atento, con todo aquel que se le acerca, para preguntar cualquier detalle. Prensa nacional y deportiva, bajo del brazo, muy metido en este mundo, a lo suyo y dejando vivir a los demás.
Jamás una crítica deleznable de barra de bar, ni para que aquellos que recorrían el puente, en condiciones impensables, y estaban ajenos a la urbanidad del momento.
Impensable verlo en reuniones que destacaran por conversaciones memas, o fuera de tono, siempre en lo que a él le compete.
Por aquellas cosas de la vida, _ (recuerdan aquello que siempre comento) _: "Las montañas no se encuentran, son las personas las que tropiezan".
Pues de vernos a la hora del café o en el desayuno en la cafetería, nuestras miradas se habían encontrado en más de una ocasión y como a mí me puede el contacto con las personas, que lo son y el saber de sus detalles culturales, de sus vivencias, de sus simpatías y por qué no decirlo, conocer y disfrutar y aprender de ellos, me acerqué, y fue fácil entablar charla, conversación. A los cinco minutos; risas y cordialidad. A la media hora; amistad de tertulia, y división de pareceres, sobre la actualidad. Al final de la charla, después de compartir, vivencias, detalles, chistes, conversaciones sobre prensa social, y libros. Un placer momentáneo de disfrute.
En su elocuencia contó, de su infancia, juventud y de sus días habituales, y además me dio permiso para que lo pudiera explicar con vosotros, en estas publicaciones que de vez en cuando hago de personas que rozan mi hipotálamo.

Me estoy refiriendo a Pablo Tejedor, un ex banquero, árbitro de futbol, aficionado a la lectura, al teatro, en definitiva, a la vida.
Nacido en Jatiel, entre la Puebla de Híjar y Escatrón, en la provincia de Teruel, que además pasó la guerra en entre Barcelona y su pueblo, debido a la profesión de su padre, ferroviario, de la red Nacional de Ferrocarriles de España, el cual, lo iban enviando allí donde fuera preciso y necesario.

Cuando entonces recorrer esa distancia costaba once horas, desde Barcelona a la Puebla de Híjar, pasando por Caspe.
Conocido de todos los futbolistas y directivos deportivos de su época, por aquello del arbitraje, con mil anécdotas, unas mejores y otras no tanto, aquellas que en una ocasión después de un veredicto deportivo en una cancha de tercera división, fue parar con sus huesos al hospital.

Pablo, es persona abierta, y habladora, contaba que tiene conocidos dentro del mundo del espectáculo, de artistas que son inmensamente conocidos por el gran público, que no vamos a reflejar en este escrito, puesto que nos faltaría papel para anotarlos y a vosotros ganas de leerlo.
Aquel muchacho, que después de un bombardeo en la guerra, estando cobijados dentro de una alcantarilla de Barcelona, le dijo a su padre harto de padecer y desbaratado por el miedo _ deja que nos maten de una vez.

O aquella otra, que portando una cesta con cuatro cosuchas de comida. La que le daban a la familia la empresa donde trabajaba su padre; Renfe, y habiéndola recogido para llevarla a su casa.
Siendo un niño y viéndose perseguido por un desconocido, en la ciudad, por un policial, hasta ver donde lo llevaba. Para después repartirla con él, ya que, en la casa de aquel funcionario, no había ni un bocado que llevarse a la boca.

El personaje de Pablo Tejedor, que, preguntado diez veces, nos ha dicho:

Mejor futbolista:       Di Estéfano
Un escritor:               Cervantes
Un artista de cine    Charlton Heston
Un deseo                  Todos los tiene cubiertos
Felicidad                   la suya
Algo pendiente        el resultado de las próximas elecciones
Un cantante              Nino Bravo
Una ciudad               Barcelona
Un pueblo                 Valderrobres
Una empresa            Banco Hispano Americano



Un gran tipo Pablo, y muy sincero.


                       







jueves, 13 de octubre de 2016

Fracción de la rutina



Era graciosa la conversación que mantenía Dorita, con su amigo Bibiano, no comprendía como era posible que, en todos los lugares que visitaba, el supermercado, en el bar, la carnicería, la peluquería; desde la mañana a la noche, y día tras día, sin cambio alguno, escuchaba indefectiblemente canciones que no podía llegar a comprender por estar cantadas en un idioma que no era el suyo. Dorita vivía en el profundo Aragón donde siempre se habían escuchado música autóctona, comprensible al idioma vernáculo. Las coplas cantadas, las jotas y los pasodobles, después llegados los cuarenta los boleros, más tarde en los sesenta, con el cubano Antonio Machín y sus guarachas, Bonet de San Pedro, y tantos que sabemos han sido grandes cantantes y así sucesivamente, hasta que llegaron las canciones de Nino Bravo, que le ponían los bellos de punta, con sus baladas entonadas precisas y preciosas.

 _ No lo entiendo Bibiano, todo lo cantan en inglés, ¿crees que es para tanto? De seguir así perderemos nuestra identidad artística, como hemos perdido tantas cosas que ya son irrecuperables.
 
_ Mujer, son los hits parade, esas listas que componen ahora, para saber las ventas y esos listillos de la General de Autores, que tienen unas normas muy raras

_ ¿Qué es eso de los hitos parados? A que te refieres, es alguna marca de armonía
 
_ ¡No Dorita! Hits Parade, son palabras en inglés, que vienen a significar las canciones más difundidas dentro de una lista de éxito.

_ Anda tú también te las arreglas, con esos palabreos_ siguió comentándole su amiga hasta llegar a referirle tantas realidades, que se nos pasan por alto, sin llegar a darnos cuenta.

_ Fíjate hasta el punto que ha llegado la cosa, que todos los concursos de canciones que nos dan por la televisión, de gente aspirante que sale, muy buena, pero que cantan todos en inglés, algunos ni saben lo que cantan, porque no le ponen energía, ni talento; pero que además es normal, no conciben lo que cantan, lo hacen sin arraigo, sin concentración, sin garra y que los responsables del concurso, lo permiten.

Y los jueces del propio evento, lo dan por bueno, cuando a lo mejor ellos, no son precisamente los indicados para juzgar a nadie.

_ No crees Bibiano, que es una atrocidad. No digo que se le pongan frenos a la modernidad, a los idiomas que tienden a ganar la trascendencia comercial, a las nuevas tendencias, que hemos de admitir, pero si nosotros mismos ponemos excepciones a lo de casa, a lo nuestro. Con el pedazo de idioma estupendo que tenemos; llegará el momento, que no tendremos identificación.

 _ En parte Dorita tienes un poco de razón, pero ya sabes, ahora es todo dinero y no se analiza nada y lo indecente es que nadie pone remedio, ni a nadie le importa

_ Te refieres a los ¿entrenadores? A esos que ahora le llaman Couches, o los que controlan el ranking, y tienen stress.

_ Bueno Bibiano, simplemente era una forma de pensar, que como es natural, cada cual es libre de hacer lo que quiera.

_ Dorita, eso tampoco es exacto, cada cual que haga lo que pueda, es más ajustado a término. Ya que, si pudiésemos hacer lo que quisiéramos, algunas cosas cambiaríamos y no tan solo de la música.






domingo, 9 de octubre de 2016

El maltratador cosmopolita





Cuando se conocieron, era un tipo traicionero, aunque lo disimulaba. Un ser mezquino, que escondía su verdadero temple de machista, de maltratador y de persona insatisfecha, por no tener principios ni adeudos naturales.
Sin embargo, a veces, las prisas de la vida, y las pocas oportunidades, hacen que según qué jovencitas, según qué  mujeres en edad de merecer, no tengan o no sepan, analizar aquello, que deberían hacer sin excusas para elegir su pareja, su acompañante, o incluso amigo.
Escogiendo a menudo, sin pensar, ni sopesar reflexivamente, sí; esa persona, que les atrae, y que les gusta, es verdaderamente el hombre válido para ellas, por lo menos para un trecho de su vida.
Sin darse el tiempo necesario para poder elegir, lo que a ellas más les conviniera, y no solo dejarse llevar, por la premura de la pasión rápida, y de la prisa por tener relaciones sexuales.
Al admitir, y aceptar como normal, el tipo primero que llegue. El que ni conviene, aquel que tan solo se le juzga por el tamaño del paquete externo, del cual presume y muestra para embeleso de las mujeres que no piensan con la cabeza.
La casuística, siempre arroja estadísticas reales, y estos tipos son los que nadie quiere, y no cuadran ni en los peores rebaños de animales salvajes.


Pasando desapercibido, su falta de valía; y aún y con todo, siendo aceptado por ellas, y no hacerles pasar por el tamiz, quedando sin verificación antes de aceptarlos.
Cuando en realidad son groseros, tarados, que suelen estropearse y dañar todo lo iniciado, al poco tiempo de existir un compromiso, difícil de deshacer.
Rita se enredó con Matthew, y se fueron a vivir en su nido de amor, sin escuchar a nadie y sin dar importancia a lo que realmente la tiene.
Todo era amor, fiesta y disloque, hasta que, como en los cuentos de Hadas, se terminan las golosinas.
Aquel tipo amargado; había sacado el mal fario, desde el mismísimo instante que se comprometieron oficialmente.
Mientras festejaban, era un hombre, más bien taciturno y timorato, que no aparentaba la carga de veneno que llevaba a cuestas. 
En el transcurso del periodo de la pre relación, era un ser más bien soso y desdibujado, que admitía de buena forma y sin rechistar, aquello que le pusieran por delante, como si estuviera guardando las malas influencias, para cuando todo estuviera bien atado y él pudiera sentirse dueño de algo.


El mismo devenir que acumulan y hacen los desalmados con las personas que ellos creen inferiores.
Siempre ofrecía su cara más amarga, protestando e incluso denostando por celos, acciones de su compañera al verla disfrutar o, mostrarse dichosa.
Entrándole una especie de envidia, tan maligna, que todos sus conocidos recriminaban.
Por lo que de forma aleatoria; cuando a él le parecía necesario, simplemente por darse valor y mantener su machismo en primer nivel. Daba un espectáculo de pronóstico. Sobre todo, si tenía que presumir delante de sus amigachos, para manifestar su hombría.
Siempre ante unos desgraciados como lo era él mismo, aparentaba, o lo intentaba, ya que casi nunca lo conseguía; que los pantalones; los llevaba puestos y en su casa, todos bailaban al son que él tocaba.
Quizás por los celos, que le provocaba aquella mujer preciosa, válida y generosa, que la vida le había puesto en su camino, sin merecerlo, y que tan pronto desbarataría.
Dado que la costumbre de trato y los muchos días de convivencia, trucan el color y la tendencia de las cosas, cambiando la realidad del día a día, queda demostrado;
que hay algo que no funciona. Siendo ya demasiado tarde.

Aquella mujer ya, estaba harta de su compañero, tras de ir aguantándole durante algún tiempo, su incompetencia, su odioso proceder y sus malos tratos escondidos tras una excusa del carácter raro, porque las cosas. _ decía aquel monstruo_; no le iban como él pretendía.
Excusas baratas de mal compañero. Un tipo más bien desastroso, que cuando le venía en gusto, por el arte del "Ahora toca dar la nota", le faltaba el respeto a su mujer, ante cualquiera, y la ofendía estando conocidos, vecinos y la propia familia presente.
Dejando entrever la clase de persona tóxica que era.
El egoísmo de este tipejo, debía quedar siempre por encima de su mujer, y querer parecer un auténtico dominador natural por su encanto inexistente.
Gracia no tenía y agradable no lo era, tampoco había nacido con ese don original que tienen los hombres especiales, esos que en muchas ocasiones se han de contar con los dedos de una mano.
Sin grandeza en el alma, ni añadidos que la naturaleza le hubiera suplementado.

Rita, tras haber contado una gracia, que por cierto siempre... venía a cuento, o simplemente por dar su sencilla opinión, tan ajustada en conversaciones con amistades. Molestó al gran Matthew, intentándola dejar fuera de la conversación, con malos modos. A lo que ella, replicó harta de aguantar tanta acritud.

La ofensa recibida, por parte de su compañera, no gustó al engreído Matthew y este, una vez que todos se habían marchado de su casa, en compensación y para que no sucediera jamás. Le propinó una cuchillada en el tórax que la dejó en el sitio, esperando a que se desangrase.
Ni corto ni perezoso, llamó al servicio de seguridad de su ciudad y dijo taxativamente: He matado a Rita, por faltarme al respeto, vengan y hagan aquello que deban hacer. Ella, jamás volverá a levantarme la voz.

Con el tiempo, quiso suicidarse en el presidio, donde cumplía condena por criminal, siendo tan asquerosamente cobarde, que tan solo se hizo unos rasguños sin importancia en su cuerpo, siendo trasladado a la enfermería de la prisión de sonde salió con los pies por delante, al cementerio.
La causa de su muerte, fue rara y sin responsable conocido. Le propinaron un navajazo, mortal de necesidad en el cuello, que le seccionó la yugular, mientras dormía la primera noche, fuera de su celda




jueves, 6 de octubre de 2016

El tiburón suicida




En aquella marina el sol caía desoladamente y de pronto se cubrió el cielo de unos nubarrones ferósticos, horrorosos los clásicos “mammatus” henchidos de lluvia, que amenazaban una incipiente tormenta. En la playa tomando los rayos del astro rey, una preciosa dama, que cubierta de crema del doble cero, intentaba tomar aquellos rayos huidizos para dar color a su piel.

De repente, sin pensarlo, aquella mujer comenzó a caminar en dirección de la orilla, para tomar un baño, antes de que la tormenta, llegase y diera por finiquitado el favorecedor momento.

Al llegar probó con su pie izquierdo la temperatura del agua del mar, que de sopetón pasó de mar llana a atrevida, como indicando que el temporal, estaba encima y no rezagaría en empapar el arenal.

Es una playa de esas que en cuanto entras envuelve a los bañistas, sin tener necesidad de caminar mucho trecho, para cubrirte por completo. Profunda y brava sus olas comenzaban a dar latigazos contra las rocas.

La mujer comenzó a nadar hacia la hondura, con brazadas potentes y duras, ganado distancia en breve con el borde de la tierra.

La marejada se notaba con rotundidad, atrayendo hacia la profundidad del mar, con su traslación cualquiera de los objetos varados en la orilla, barcas y patines, que demostraban a todas luces que la atracción del mar engullía con fiereza, debido a la permuta repentina del tiempo

En ese instante la bañista no hacía suelo, sin ya tocar con los pies en la tierra, nadaba con atrevimiento hacia adentro, descubriendo que la tracción de la fuerza del mar, la adentraba hacia la profundidad, irremisiblemente. Nadie se había dado cuenta que la bandera roja de peligro, estaba inhiesta, delatando la peligrosidad que los servicios de asistencia y salvamento auguraban para las próximas horas.

Desde los altavoces de rescate se oyó una alarma y una notoria alerta, seguida de voces de personas que, a gritos, indicaban la salida inmediata de las aguas del mar, para que los bañistas abandonaran de inmediato las aguas, por peligro de avistamiento de tiburón en la zona, “Carcharhinus falciformes”, una especie que suele tragarse a sus víctimas enteras, que habían divisado desde la torreta de vigilancia y con urgencia la daban a conocer de inmediato.

Ni rastro de la mujer, únicamente la toalla y el cesto de mimbre que en un rincón de un recoveco aguardaba a su propietaria. La silueta de la cola del tiburón era lo único que se veía a no demasiada distancia del borde de la duna.

Salvamento, sabiendo que una bañista estaba en zona de peligro, usó la lancha de asistencia para mirar de recoger a la mujer, en su esfuerzo de retorno, dos pasadas en la zona, media hora de búsqueda y ni rastro de la mujer. El tiburón ya había sido espantado. No hubo manera de encontrar a la bañista con los denodados esfuerzos hechos. Cuando fueron a recoger los pertrechos de la desaparecida, en el cesto de mimbre, había una nota que decía. Adiós; Perdonadme





domingo, 2 de octubre de 2016

Círculo impenetrable



McRigald se compró una propiedad más bien reducida, en uno de esos pueblos preciosos, que vivían hasta hace bien poco de la agricultura, ganadería y del poco turismo que llegaba al territorio. Dado que se encuentra en medio de ninguna parte.
Ni una estación de trenes, ni puerto de mar, ni enclave cercano entre esta y aquella ciudad de importancia, tampoco en el trazado de una autopista o carretera de relumbre. 

Con muchas otras virtudes cuenta. La naturaleza sabia y preciosa, el buen tiempo, riguroso en según que épocas y las tradiciones pasadas de padres a hijos, subsistiendo desde hace muchos siglos y a tenor de lo que demostraban los lugareños, no querían cambiar aquella situación bajo ningún concepto.

La tecnología y los avances habidos en la sociedad del país y que a la postre se habían instalando desde las grandes urbes, por las inmensas compañías internacionales, también habían llegado, pero se distribuían a cuenta gotas y bajo el capricho de los dirigentes y mandamases de la villa. Muy a su capricho. Asociándolos únicamente entre ellos, sin dejar participar a ningún forastero.

Era una localidad, extraña. Cerrada a los avatares y vivencias personales de gentes no nacidas dentro de ese perímetro.  De espalda a los residentes venidos y gentes foráneas que trataban de ser uno más de aquella casta. Negándoles aquel apego tan necesario para que los humanos se encuentren a gusto.
Al concederles aquella confianza y amparo que normalmente se les regala a los llegados, por el mero hecho de no ser de allí.
Sus gentes, serías y buenas, con el único imperfecto de no saber granjearse a nadie, que no representara a los apellidos tradicionales de la comarca. Una practica que era propia del separatismo, de la desconfianza y el miedo venidero desde lugares ignotos.

Míster McRigald, eligió el lugar para establecerse, sin más; que por ser un paraíso y para _ decía él, pensando en que sería factible_ En su vejez, estar rodeado de aquella gente y pasar tranquilamente los días que le quedaran de vida entre aquellos vecinos autóctonos de la población.
Mientras pudo se las fue arreglando haciéndose llegar conocidos de su tierra, la lejana Australia, incluso relaciones hechas en localidades cercanas. Los años fueron pasando sin querer darse cuenta, que no tenía ni un solo amigo.

Ahora es muy mayor en experiencias, en relaciones para con los demás y en concesiones repartidas entre aquellas gentes sin nada a cambio. Llegando al extremo de haber puesto su propiedad a la venta por carecer de aprecio, de cariño.
En definitiva por no haber podido encontrar el aprecio que buscaba.