miércoles, 19 de octubre de 2016

Curioso lo de Pablo

De siempre, lo veía con su concentración desmedida, con su bandolera de transporte de cosas personales, recorrer las calles de la villa, en su mundo, agradable y atento, con todo aquel que se le acerca, para preguntar cualquier detalle. Prensa nacional y deportiva, bajo del brazo, muy metido en este mundo, a lo suyo y dejando vivir a los demás.
Jamás una crítica deleznable de barra de bar, ni para que aquellos que recorrían el puente, en condiciones impensables, y estaban ajenos a la urbanidad del momento.
Impensable verlo en reuniones que destacaran por conversaciones memas, o fuera de tono, siempre en lo que a él le compete.
Por aquellas cosas de la vida, _ (recuerdan aquello que siempre comento) _: "Las montañas no se encuentran, son las personas las que tropiezan".
Pues de vernos a la hora del café o en el desayuno en la cafetería, nuestras miradas se habían encontrado en más de una ocasión y como a mí me puede el contacto con las personas, que lo son y el saber de sus detalles culturales, de sus vivencias, de sus simpatías y por qué no decirlo, conocer y disfrutar y aprender de ellos, me acerqué, y fue fácil entablar charla, conversación. A los cinco minutos; risas y cordialidad. A la media hora; amistad de tertulia, y división de pareceres, sobre la actualidad. Al final de la charla, después de compartir, vivencias, detalles, chistes, conversaciones sobre prensa social, y libros. Un placer momentáneo de disfrute.
En su elocuencia contó, de su infancia, juventud y de sus días habituales, y además me dio permiso para que lo pudiera explicar con vosotros, en estas publicaciones que de vez en cuando hago de personas que rozan mi hipotálamo.

Me estoy refiriendo a Pablo Tejedor, un ex banquero, árbitro de futbol, aficionado a la lectura, al teatro, en definitiva, a la vida.
Nacido en Jatiel, entre la Puebla de Híjar y Escatrón, en la provincia de Teruel, que además pasó la guerra en entre Barcelona y su pueblo, debido a la profesión de su padre, ferroviario, de la red Nacional de Ferrocarriles de España, el cual, lo iban enviando allí donde fuera preciso y necesario.

Cuando entonces recorrer esa distancia costaba once horas, desde Barcelona a la Puebla de Híjar, pasando por Caspe.
Conocido de todos los futbolistas y directivos deportivos de su época, por aquello del arbitraje, con mil anécdotas, unas mejores y otras no tanto, aquellas que en una ocasión después de un veredicto deportivo en una cancha de tercera división, fue parar con sus huesos al hospital.

Pablo, es persona abierta, y habladora, contaba que tiene conocidos dentro del mundo del espectáculo, de artistas que son inmensamente conocidos por el gran público, que no vamos a reflejar en este escrito, puesto que nos faltaría papel para anotarlos y a vosotros ganas de leerlo.
Aquel muchacho, que después de un bombardeo en la guerra, estando cobijados dentro de una alcantarilla de Barcelona, le dijo a su padre harto de padecer y desbaratado por el miedo _ deja que nos maten de una vez.

O aquella otra, que portando una cesta con cuatro cosuchas de comida. La que le daban a la familia la empresa donde trabajaba su padre; Renfe, y habiéndola recogido para llevarla a su casa.
Siendo un niño y viéndose perseguido por un desconocido, en la ciudad, por un policial, hasta ver donde lo llevaba. Para después repartirla con él, ya que, en la casa de aquel funcionario, no había ni un bocado que llevarse a la boca.

El personaje de Pablo Tejedor, que, preguntado diez veces, nos ha dicho:

Mejor futbolista:       Di Estéfano
Un escritor:               Cervantes
Un artista de cine    Charlton Heston
Un deseo                  Todos los tiene cubiertos
Felicidad                   la suya
Algo pendiente        el resultado de las próximas elecciones
Un cantante              Nino Bravo
Una ciudad               Barcelona
Un pueblo                 Valderrobres
Una empresa            Banco Hispano Americano



Un gran tipo Pablo, y muy sincero.


                       







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