viernes, 4 de noviembre de 2016

Llevado por mi viento
















Corriente que golpeas con aspereza en mi cara
quiero arrebates de cuajo el presente
deshaciendo el atar que me ampara
con presteza impasible y sin suerte.

El viento se encela
con sus jadeos prenda
su fuerza manifiesta
y mi aliento enreda

Brisa que jamás haces nada en mi beneficio,
ni me acurrucas en tus nalgas blandas
ni te atreves a escuchar mis contriciones en calma,
volviéndome a cobijar y hacerme volar entre tus grandes alas

Los arboles claman
sus ramas se tuercen
con furia pronuncian
y sus sombras mienten

No soy el prepotente que se descalza
ni el miserable que te engaña sonriente
cada noche, ante tu gran balanza,
para ser humillado, de forma insolente.

La piedad no se exige,
la caridad no se propone,
la clemencia, ¡Sí!, dispone,
la humanidad se hereda.

Viento hechicero, amolda mis desgracias
tras tus ráfagas hazme llegar la esperada amarga,
que rompa de mis andanas las falsas plegarias,
destrozando en añicos mi franqueza quebrada

Los campos se apartan
sus piedras se erizan
su tierra se encoge
tras la osada brisa

El viento me llevará donde no hay rezos
y en ellos me perderé sin mirar atrás,
dejando mis venas atando los miedos,
en la gran playa inhóspita de mi sinrazón.

No soy digno de ti
ni merezco perdón,
prófugo me conformo y me miento
nunca tendré satisfacción


















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