jueves, 22 de agosto de 2013

El Wáter Cósmico_ Acomodo _

Tercera Parte: viene del capítulo anterior El wáter Cósmico _ Trayecto _



Urgían aquellos mensajes que Demetria, la novia de Ángel le había enviado. Obligaban fueran entregados a él en persona, por los empleados del Hotel Princess, ya que mientras volaba su prometido, la desconexión del aparato telefónico era obligada; por ello no pudo remitir directamente esas angustias, que ella le quería participar.

Recados que ni imaginaba por casi olvidar a su prometida, con tanto ajetreo aéreo y tanto afecto gratificante en el trayecto, que además de fenomenal fue distraído. Sin contar con el apoyo de las inclemencias del tiempo, que aunaron apariencia y desvelo hacia aquellas dos damas de la ciudad de Tacna tan maravillosas y tan atentas, que en todo momento le tuvieron distraído y engrasado.

Pudiendo él, sacar de sí mismo, toda aquella gracia innata que poseía en el arte de la seducción a corta distancia. Dejar de lado a Demetria, olvidando todo el futuro y negando la realidad y la presión a la que estaba sometido.

Tanto, que se había procurado ya las direcciones y teléfonos personales de Doña Glenda y de su asistente la señorita Rosalía, además de tres contactos singulares y de prestigio, para poder de inmediato y sin búsquedas previas, presentar el gran invento del wáter cósmico en la ciudad de Tacna.

Para ello, se las había ingeniado en que Glenda, le suministrara la dirección del negocio de su esposo, que lo tenia radicado en la Zona Franca de esa ciudad, y que estaba relacionado con prestación de servicios de hoteles, restaurantes y firmas de decoración en su país y extendidas a todo el territorio chileno.

En la cercana ciudad de Arica, ya perteneciente a Chile, sumó la dirección de la delegación gubernamental de parques y jardines estatales del Ministerio del Interior, con menesteres para los hospitales generales y la salud en general del país.

Sin contar con los piropos que le había estado regalando en todo el itinerario a Rosalía que la tenía medio enamorada y totalmente enredada con su causa, por él, por sus devaneos y por aquellos besos furtivos que le había robado en momentos de fruición, cuando Glenda descansaba adormecida en su butaca business.

Entre todo ese fregado, había sabido engatusarla para que cenara con él en su primera noche de llegada al Hotel Princess, con la intención de poder saber datos y números del negocio, que habían cerrado en España, con la Congregación de Almas Puras del Santo Nombre. Conventos que en sus senos, no vendría mal, implantar ese higiénico y saludable wáter cósmico, para tanta hermana usufructuaria y religiosas, incapaces por su abnegación y votos a poder disfrutar de las conveniencias del irremplazable Kosmiche Wasser, el ya nombrado y publicitado: Wáter Cósmico.


Javier hacía minutos que había aterrizado en San José, capital de la nación que sería su escena de ventas, ya estando en el taxi de la empresa Alfaro. Esos autos rojos, que invitaban a dar paseos exóticos, entre tanta belleza observada por Javier Martos Díaz.

Había mostrado la dirección en Coronado del apartamento donde debía llevarlo la conductora del clásico taxi color encarnado, cuando Elvira Martínez Rastrojo, le dio el alto a la taxista, instándole a frenar el vehículo, con un gesto de tendencia y de irresponsable, para hablar con Javier.

La modelo nacida en Badalona, que mostraba ropa intima en Pasarelas Internacionales, la cual iba camino de Cartago a defender un desfile de Women’s Signos Incites, a presentar la colección “Every body for Women”, se decidió súbitamente, tras la mirada que Javier le hizo desde la terminal del aeropuerto.

Tenía previsto acercarse a Cartago; una ciudad a setenta y un kilómetros de distancia desde la propia capital de Costa Rica, en la que por carretera, costaba sobre hora y media su trayecto, pero que por causas de ajuste de horario, su salida hacia allí no se produciría hasta el día siguiente de su venida a la ciudad. Teniendo que trasnochar sola en una fonda de la calle once, entre el parque de los Mercaditos y la estación de ferrocarriles Cleto González Víquez.

Elvira sin pensarlo se subió al taxi de la compañía Alfaro, para marchar con Javier a Coronado, tal y como le había sugerido el vendedor mientras charlaban acomodados en la fila M29 del trayecto desde Madrid, una vez simpatizaron y se correspondieron, dirigiéndose ambos al apartamento que tenía reservado en Dulce Nombre de la Urbanización Josué, para disfrutar de la noche y él mismo la pondría en el transporte que la debería llevar a Cartago.

Una vez el taxi se dirigía a destino Javier, volvió a intentar hacer la llamada, que momentos antes no pudo franquear para dar señales de llegada exitosa a su familia residentes en Zaragoza.

Haciendo unos gestos de complacencia a Elvira, invitándole a que ella también fuese atenta con su gente en España y diera señales de vida.


Manuel García de la Serrana, ya circulaba en el taxi “el Patriarca”, cuando al principio de la marcha, en la recta de la terminal de pasajeros, observó que los humoristas estaban distraídos y despistados, fuera de órbita. Dándole orden al taxista de detener su camino hacia el hotel Los Robles cerca de la zona residencial de los Parques de Altamira, para recoger a aquellos artistas desorientados, que ya en el avión, habían informado a Manolo, que se hospedaban en el mismo hotel y que por motivos de aduana, habían salido más tarde que el propio Manuel.

Al detenerse el vehículo, los componentes del: Caniche, nombre artístico de los dos satíricos. Cándido y Cheo, reconocieron a Manolo, que hacía minutos, habían estado riendo juntos en el vuelo MGA611 procedente de Madrid, con destino a Managua y se habían intercambiado los teléfonos para reencontrarse en el país Nica.

Agradeciendo los artistas el gesto de Manolo de detener el taxi y compartir viaje hacia el hotel, excusándose del retraso por motivos de inspección en la Aduana del Aeropuerto; siguiendo su marcha hacia el hotel, con la ayuda y las risas de aquellos chistes que explicaban, consiguiendo hacer cómplice al cochero, que en varias ocasiones rompió a reír desternillándose sin dejar de mirar al frente en su conducción.

Manuel García de la Serrana, era un tipo abierto y confiado debido a la gran seguridad que tenía en sí mismo, un vendedor de raza, nacido para el pacto, el acuerdo el convenio, el trueque. Había sido elegido desde la delegación que la empresa Schissen Lecker_ traducido para razonar: Defecar Gustoso_, poseía en Valencia.

Un prometedor comercial que vendía mucho y bien, tanto es así que el porcentaje de devoluciones en sus ventas era mínimo y por ello gozaba de un prestigio empresarial que sobresalía de la vulgaridad. Medio calvo, rapado, alto, moreno y simpático, siempre con su maletín en la izquierda y la frase apropiada para el cliente reticente: Sin papel higiénico, sin preocupación en dejar sucio el ojo negro.

Convencimiento a carta cabal y caballero educado. Formado en los Jesuitas de Cartagena, debido a que su padre, había sido marino mercante y ellos procedían de la ciudad murciana. Divorciado de Mercedes Piedra Roqueta, una mujer algo mayor que él, guapa, adinerada y de profesión abogada, que cubría la plaza de fiscal en la población de Vinaroz. Sin hijos y con unas ganas de agradar a los demás impresionante.

A pesar de su buen hacer en el mundo del comercio, tenia tendencias a sentirse solo y con necesidad de ser acurrucado en los momentos de ternura, que todo hombre busca y necesita.

El grupo artístico: Caniche, dos humoristas venidos del tablón de los yeseros albañiles; especializados en enyesar paredes a destajo y en color blanco, en obras de construcción en la ciudad de Caspe, que por la gran crisis habida en el país, se quedaron sin tablón, sin obras y sin empleo y comenzaron como vocingleros en las discotecas de la costa, además de ganar un Concurso en la televisión local, se lanzaron al espectáculo en cabarets, teatros, bingos y tenderetes múltiples. Llegando a ser divisados por un empresario Mexicano, que llevaba artistas entre el gran charco y les había conseguido unos contratos de un par de semanas en distintos teatros de la ciudad de Managua.

Cándido, el rubicundo del dúo, es un hombre chiquito, con gran esperanza de crecer, en lo profesional, de que le adoren que le mimen y que le deseen. Tras una relación rota, busca dentro del humor esa catarsis para llegar a sosegarse y ser feliz por fin.

Bebedor constante de brebajes explosivos para el estómago, fumador testarudo y chistoso a carta cabal. Padre de una hija de once años Olga; que la adora, pero que de momento ha de estar con los abuelos en Sabadell, la cual espera que su papá la venga a llevar al circo y se quede definitivamente con ella.

Salido de una relación aventurera y poco clara con la madre de Olga. Los que fueron abandonados una buena noche, después de un espectáculo atroz por parte de Natacha, una medio rusa asturiana, que se había enrolado con unos traficantes de sexo y de órganos humanos buscados por la Interpol. Llevando sus huesos al presidio.

Cheo Callejas, un tipo simpático, compañero de Cándido en el tablón de la obra, traficante de sonrisas, amante de las estupendas obligaciones de los mejores seres humanos, un tipo dado a los demás que no tenía nada para sí. Conformado con lo que la vida le regalaba; que según él, era bastante, que no quería decir mucho; pero si suficiente para levantarse cada día de la cama, solo o acompañado y decir con simpatía: ¡Buenos días!

Mulato claro y de estatura media, delgado, cuidado, limpísimo, agradable, sincero y gay. Detalle que le había reportado demasiados alborotos y desprecios y por ello lo ocultaba al gran público. Compenetrado con su pareja artística y empeñado en triunfar en el mundo del escenario, con sus gracias y chistes, en buena Liz con el mundo tan complicado de las candilejas.

Pronto llegaron al Hotel Los Robles, y dado al cambio horario al famoso Jet lag, también conocido por descompensación horaria, quedaron alojados en sus respectivas habitaciones.


El vuelo procedente de Barajas, TCNA073 con destino al aeropuerto de Carlos Ciriani, que transportaba a Ángel de la Rosa, tomaba tierra en aquellos instantes en las pistas centrales del aeródromo de Santa Rosa, que se encuentra ubicado a unos cinco kilómetros de la ciudad de Tacna. Los empleados del Hotel Princess esperaban al cliente como se espera un regalo por Navidad, para sorprenderlo con la efectividad de la dirección del Hotel, en haber estado tan al corriente del mensaje que sin falta le enviaba Demetria.

Ángel sin imaginar nada, se deshacía en desvelos con las dos mujeres que había conquistado en su travesía oceánica, y daba besos y achuchones a las dos, de forma que quedasen impresionadas y tuviera motivos para que ellas mismas reclamasen su presencia. Por tal que quedaron en días sucesivos para poder verse y disfrutar de un nuevo encuentro y del wáter cósmico, que tanto furor tenía que hacer, según aquel enamorador profesional, en la ciudad y en el país.

Tal que pasaron las valijas por la aduana y pudieron franquear las fronteras, cuando al salir por el pasillo de “Arrivals”, vio que un cartel anunciador, daba señales de querer encontrar a Ángel de la Rosa, procedente de Madrid, significando el mismo edicto, ser empleados del Hotel Princess.

El comercial, se acercó identificándose a los amables empleados y estos le dieron la misiva, en un sobre cerrado.

Mientras aquellos serviles mozos acomodaban al recién llegado en un bus propiedad del hotel, un Peugeot furgón azulado.

Ángel se disponía a abrir aquel sobre lacrado, que decía:


Cariño soy Demetria, tan solo hace un día que no te veo y ya no puedo estar sin ti; gracias al wáter cósmico, que me distrae y me apasiona.

A mis padres no les ha sentado demasiado bien que te vinieras a Perú y a Chile, todo lo tenemos preparado para nuestra boda, ¡ya no hay tiempo! y no comprenden cómo te has ausentado de buenas a primeras, sabiendo que estoy de cinco faltas.

Mi padre, ha frenado el efectivo que depositó en nuestra cuenta del banco Santander, la que compartimos de forma común, hasta que te vuelva a ver el pelo.

No lo ha retirado pero no podemos hacer uso de los treinta y seis mil euros que colocó a nuestro dispendio.

Con lo que te indico te des prisita en vender los wáteres en esos países y vuelvas, yo no puedo comprar nada y tengo el saldo agotado de la Visa.

Por ello, ya conoces a papá, y me ha dicho que viajaran en cinco o seis días a Tacna, acompañado por la Frau Anguela Kronen Muller, delegada de distribución de la empresa y esposa del director del departamento de ventas Herr Jurgen Otto capitaneando el grueso de los quinientos equipos de wáter cósmico para que puedan comenzar la distribución en el país.

Sabes que te quiero más que a mi padre. Sueña conmigo y con los wáteres cósmicos, comienza a bajarles los pantalones a los clientes y hacer las demostraciones en cuanto puedas. Vuelve pronto. Te quiere tu Demetria.

P.D. Cada noche antes de acostarme, uso el cósmico, va de rechupete y te limpia el culito estupendamente.


Continuará:
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