miércoles, 24 de abril de 2013

En voz baja: El Mico.


En voz baja: El Mico
Hoy quiero plantar una nueva dimensión, una nueva experiencia en este mi blog. Creo será interesante, para aquellos, que no pensando que marcan la pauta en su tarea diaria, no son importantes, nadie les observa, ni valoran su esfuerzo, hacen que sus días, sean por lo menos, más llevaderos para los que les rodean.

Interesantes dedicaciones y esfuerzos, a su vez para todos aquellos, que estando lejos, viviendo en otros mundos, en diferentes países, con condiciones semejantes o disparejas, vean que también en el mundo, hay personas sencillas, que viviendo alejadas de la fama, de la publicidad y los grandes boatos y ruidos televisivos, también son actores dignos y estas sencillas gentes hacen vía en sus pueblos, en sus lugares de procedencia, en sus trabajos y comparten quizás más cosas de las que podemos imaginar. 

Esos paisanos desconocidos, que contamos con ellos, tantas veces sin precisar, nos favorecen sin forzar en qué lo están haciendo, nos regalan a diario su agrado, su constancia y su aspecto.
 
 

En ciertos escenarios habituales, nos cruzamos con ellos, y nos saludarnos en la calle, porque alguno de ellos son los que nos venden la fruta, otros nos dispensan el servicio en la cafetería, nos atienden en la ferretería, aquellos nos atienden en la consulta de la farmacia, el amigo que nos vende las papeletas del sorteo diario. Esas personas conocidas que están ahí y que tantas veces hemos contado con ellos para todo, ¡Sí para todo, aunque lo hayamos pasado por alto! 

Gente sencilla, que igual no han tenido un minuto de gloria, que no ha habido oportunidad para hablar de ellos, por gestionar su trabajo de forma impalpable en tono positivo, que nunca creyeron que algún enlazador de reflexiones y palabras, se fijaría en ellos, en sus milagros diarios, en sus gracias personales, sus ademanes, sus tendencias, para llevar sus improntas frescas y humildes a que otros amigos, de lugares ignotos, las pudieran compartir, o por lo menos conocer. 

Dado que los honrados, los hacendosos, los que no delinquen, las buenas gentes de los pueblos, si no dan de que hablar pasan desapercibidos, y nadie se preocupa en sus pretensiones, sus gustos, sus deseos, ni sus imaginaciones. Ignoramos que están ahí, en la esquina de la calle Mayor, en el puente de hierro o en el de piedra, en los soportales del Ayuntamiento, o en el bar de la plaza. 

Seamos distintos y traigamos a la realidad el día a día. Incluyamos en las noticias a estos amigos, que en silencio cumplen y nadie les valora,  ninguno de los sucesos habidos, que pasan por su lado les distingue.

¡Basta ya!  ¡Esto se ha acabado!  

De ahí nacen estas conversaciones en el café, en la esquina, en la cuneta del huerto, en la butaca del cine, en la frutería, que a poco que pueda os iré trayendo figuras de la calle, contadas en “voz baja” y siempre buscando vuestro interés y pretendiendo dar una noción de algo simple y habitual. 

El primero de los personajes que traemos a: “Disme”, es un amigo, que normalmente, tropiezo con él, todos los días, sentadito en el puente de piedra, o a la entradita de la perfumería papelería de casa Ortiz. Son las cuatro de la tarde del día 6 de abril de 2013, la Semana Santa, justo ha finalizado, con todo lo que conlleva de aparato y de fervor. Habíamos quedado previamente en vernos para charlar y tomarnos un café en el Pipins de la plaza Cortes de Aragón. “Lo Mico”  Enrique es el vendedor del número de la Organización de Ciegos, que hacía meses quería departir con él, por disfrutar de alguna de esas historias que alguna vez, me había sugerido.

Soplaba un aire molesto y la temperatura de 7º, no invitaba a estar a la intemperie.

Entramos en Pipins y ocupamos una mesa, junto a uno de los ventanales de la parte trasera del bar. Tranquilos, pedidos unos cortados y comenzó la charla desenfadada, entre risas y cuidados, por cómo se iba a desarrollar el transcurso e importancia de las preguntas.

 

_ ¿Tu nombre completo cual es?_. Enrique Laborda Segurana _. Dijo seguro, mirando alrededor, por si alguien le observaba, sin que él, hubiese detectado al entrar. 

_ ¿Eres de aquí? _ ¡Sí!_. Nací aquí nací, el día de la patrona de las mujeres; el cinco de febrero de un año.  

_ ¿Cuál es vuestro mote?_  Lo Mico, “ens diuen al poble”_, con cara seria y observando como la grabadora hacía su registro, sin saber muy bien, si levantarse de la mesa o seguir disfrutando del cortado. 

_ Ahora, eres vendedor de ilusiones, pero ¿a qué te dedicabas antes? _. La obra, era albañil, paleta, _ ¿Te has dedicado a algo más?_, ríe antes de hablar_, he hecho de todo también he repartido butano, recados, de todo he trabajado de todo.
 

_ ¿Camarero, has sido camarero?_ ¡No!  ¡Eso no!, porque no me ha gustado nunca. Mejor estaba en la granja, mis padres tenían una granja y ayudaba. 

_ ¿Tienes hermanos?_ ¡Sí!   …Cuatro, dos hembras y dos varones.
 

_ Imagino que ibas al colegio del pueblo_  ¡Sí! …A este de aquí cerca_, indicó marcando con el dedo índice de su mano derecha, mientras con la siniestra, agarraba las tiras de números de la suerte, aún por vender.
 
_ ¿Te castigaba el maestro?_ ¡Bastante!_, estalla de risa con ese deje de tranquilidad, que se usa cuando se está cómodo y relajado. 

_ ¿Que querías ser de mayor?_ ¡Ah…!  Paleta, lo fui hasta que la artrosis degenerativa de las articulaciones, me lo impidió_. El recuerdo de lo que le produjo aquella interrogación, le hizo cambiar el semblante para quedarse en serio y dolido.
 

_ ¿Cuál es el recuerdo más antiguo de tu infancia?_ Como más antiguo, no sabría decir, los recuerdos son muchos. ¡Va...!   ¡Muchas cosas recuerdo! _, vuelve a sonreír, nervioso_, de pequeño recuerdo que íbamos por las eras a recoger de todo y encendimos un pajar a base de bien_, le sobreviene de nuevo la risotada nerviosa inconfundible. Como volviendo a imaginar aquel día y la dimensión de la trastada.
 

_ ¿Hubieron palos? _ ¡Ay y fuertes!  Entonces, como no había “perras”, mi padre lo tuvo que reponer todo. Íbamos tres “Baltasaret”, Fernando el albañil. Este que tiene ahora la grúa plantada en la calle plana y yo. Lo encendimos y ardió bien; nos pillaron y entonces nuestros padres, les tuvieron que llevar unas cuantas carretadas de paja, porque ¡claro! el hombre, me refiero al dueño del pajar, entonces no tenía para darle de comer al asno. Y venga viajes con la carreta hasta arriba de paja, para que el vecino pudiera darle de comer al animal. 

_ Mejor no te pregunto, por el nombre de aquel vecino y si no quieres no lo nombres_. Mejor, que se quede ahí, y no levantemos más polvo, que han pasado muchos años.
 

_ ¿Echaste a faltar algo en tu juventud? _ ¡Hombre!   …para de hablar y piensa, con un gesto cariacontecido responde: ¡Nooo!  _. Una negación extendida, como no queriendo implicar más comentario_. Con lo que teníamos habíamos de pasar y lo pasamos bien, yo incluso diría muy bien.
 

_ ¿Cómo te llevabas con tus padres? _. ¡Ah bien!  ¡Muy bien!  sin dudas contesta, mirando por el trasluz del gran ventanal, con algo de nostalgia. Entonces íbamos a trabajar y dábamos todas las perras en casa… ¡Todas, todas!
 

¿Cuál fue tu mayor castigo? _. A ver si me acuerdo, han habido tantos, que no recuerdo bien, no ves que hacíamos una tras de otra, yo aún me escapaba alguna vez, porque mi hermano era mayor y mucho más travieso, y él recibía muchas más púas.
 

_ Explícame alguna historia que te hubiese contado tu padre._ ¡Ah! él se quedó huérfano muy jovencito a los 12 años, ya no tenía ni padre ni madre y además era muy travieso y me contaba que una vez le quemó la falda en el fuego a una hermana suya_, vuelve a reír a mandíbula batiente y con ganas.

Y como reaccionó la hermana_, pues dándome un buen palo en las costillas. Ahora recuerdo, que hacían también, para cazar jabalíes, ponían una puerta levantada con cuatro palos y cuando el jabalí entraba en aquel recinto, hacían que esa puerta grandiosa, cargada de mucho peso, cayese sobre el jabalí, quedando atabornado y allí le mataban entre todos para después comerlo. Si no era muy grande, lo cazaban vivo y le daban matarile.

_ ¿Sin escopeta, lo cazabais? _. No teníamos escopeta, hacíamos un circulo algo profundo, le ponía os comida y esperábamos que llegara, entonces, le dejábamos caer todo el peso de la puerta, que sobre ella, llevaba piedras grandes y mucho peso y allí entre todos le dábamos muerte. ¡Hombre! Si era grande no hacíamos nada, pero normalmente, cazábamos de los mas menudos.  

Tu madre, te explicó algún suceso_, al nacer mi madre, mi abuela murió y mi madre, fue criada por la madrastra, esta mujer, no se portó demasiado bien, la hacían pasar mucho, la hacía trabajar muchísimo y no la tenían como una hija. Mi abuelo y esta señora tuvieron tres hijos mas y nunca la tuvieron como hija. Siempre fue la oveja negra, mi madre fue una buenísima persona, para todos. Como se lo habían hecho pasar tan mal, ella era una mujer estupenda. Josefina, se llamaba. A su padre, es el que le llamaban El mico, de ahí viene el apodo.

El apodo de mi padre, era el de les casetas. Antolino el de las Casetas. Llevaban la masía que está por debajo del pantano
 

_ ¿Conociste a tus yayos? _. A mi yayo ¡sí!  A mi yaya no. Era mi abuelo y por parte de madre, era rebelde, no se arrugaba, no nos dio consejos, solo nos renegaba, y le pasó una de muy gorda_, recuerda al momento, se le abrieron los ojos y contó sin más_. Cuando se casó mi tía nosotros jugábamos por debajo de la entrada y con las cosas de la boda, pues mi abuelo estaba algo despistado. Antes no era como ahora, que hay váter en todas las casas, existía un pozo, una especie de comuna, que le llamaban y estaban donde están las caballerías, en las cuadras.

Nosotros menudos y chiquitos, jugando y haciendo malezas, a uno de los críos_, ve a saber quien fue_, de todos los que estábamos. Le agarró ganas de hacer de vientre y en lugar de hacerlo dentro, se cagó al lado de aquella comuna. Dejando la porquería esparcida por el habitáculo.

Imagino sería en el sitial que sirve para posar las nalgas. Así que mi abuelo, ese mismo día en que se casaba la tía quiso ir al váter, no se dio cuenta y se puso de mierda hasta las cejas, ensuciándose entero.  ¡Ay…, ay!  Los alaridos que lanzaba aquel hombre, por lo que le había pasado, unos reniegos, unas palabrotas_, que llegaban al cielo, mientras nosotros andábamos escondidos_. En cuanto a eso de las palabrotas, es ahora y aún mi mujer, pregunta: a quien te asemejas de mal hablado_, ¡pues a mi abuelo!

Fue a la boda, pero aquel traje lo tuvieron que limpiar y fue de aquella manera_ Yo siempre lo he sentido decir en casa y siempre nos ha arrancado unas carcajadas grandes.
 

¿Cuál fue la primera ciudad, que visitaste? _ ¡Barcelona! _. Sin más responde y vuelve a mirar al cielo_. Cuando tenía catorce o quince años, fui a recolectar uvas a Cataluña y un domingo bajamos de fiesta al centro, había un chaval con nosotros que había trabajado trece años en la ciudad, y dijo: ya que estamos aquí nos acercaremos a Barcelona y así la conocemos. Recuerdo que estábamos cosechando, lo que aquí le llamamos “Bremar” la uva, cerca del  Arbós, que era la única manera de ganar algún dinero.
 

_ Siempre has vivido en el pueblo._ ¡Sí!  ¡Siempre! 

_  ¿Cuál fue la primera película que viste?_.  ¡No me acuerdo! He visto muchas… 

_ ¿No te gusta el cine? _ Sí;  que me gusta, pero no me acuerdo, ¡u y!  

_ ¿Con que niña bailaste por primera vez? _ Ohm…  no me acuerdo.
 

_ ¿Debería ser la que ahora es tu mujer?   ¡No!  Mi mujer es de fuera del pueblo y bailé con muchas chicas antes_. Se hace de rogar, y ¡sí!  Recordaba quien era, pero no lo soltaba, cuando ya al final…. dijo con una voz suave y sin levantar el cuello dijo: Cristina. Fue Cristina, dejando la voz apagar en la ultima vocal.
 

¿Has pertenecido a alguna Peña? _ ¡Sí!  A la Peña Aragón 

¿Qué música te gusta? _  ¡Toda! 

_ ¿Cuál es tu mejor artista o deportista? _ Artistas no puedo decirte, yo soy más de deporte;  de motos o de coches, Alonso, es el mejor para mí. 

_ ¿Alguna historia contada por los abuelos? _.  Nada, ellos no estaban en casa, en el pueblo, vivían con mi tía y estaban en casa de mi tía, cuando se murió el yayo, recuerdo que tenía cinco o seis años. No me contó nada. 

_ ¿Historia de la infancia que tengas fresca? _ En la casa del mil home. Íbamos todos los amigos a jugar, caminábamos a aquella casa y jugábamos al “Tello”_, el Tello es un juego basado en un trozo de hierro, lanzado para sacar de un receptáculo dibujado en el suelo, algo que se guarda, normalmente cromos_,  y cuando no sabíamos a que jugar, nos quitábamos el aburrimiento a tortazo limpio.

En aquella casa, vivían unas personas y hacia pelotas de futbol. Una vivienda muy oscura, siempre me daba golpes por las paredes. Aquellas mujeres hacia balones, marcharon a vivir al arrabal, les venía el nombre del “Mas de mil home”, al lado de la “masía” de la Pardina, muy cerca. Saliendo dirección al cementerio; uno va a los Santos y otro al “Mas de mil Home”, por la Segarra arriba. 

_ ¿De qué quinta eres?_  ¡del 62! No fui a la mili, fui excedente de cupo, pero hice todas las cosas que hacen los mozos de mi quinta. 

_ ¿Has bailado con la Reina en las Fiestas? - La reina aquel año fue la hermana de Toño Abella, aquella chica ya es difunta_. Repuso, con tristeza, alzando la mirada hacia el cielo raso del bar Pipins, que nos resguardaba de aquel viento del garbí helado y sonoro. 

_ ¿Cómo conociste a tu esposa?  Ella venia de Peñarroya de Tastavins, la conocí de verla por el pueblo. Ella trabajaba en la fonda Angeleta, íbamos todos en colla y me gustó. Nos hicimos novios. 

¿Cuántos hijos tienes? –.  Dos hijos, varones. 

¿Qué te hubiera gustado conseguir en la juventud? _. Me conformé con lo que me rodeaba. El campo, la faena. Tenía trabajo, de dinero poco, pero trabajo no me faltó, salud había, ¿Más ya no cabía? No se necesita tanto, para comer. 

_ ¿Cómo conseguiste el trabajo de la ONCE?_ Al salirme esta enfermedad, estuve dos años que no trabajé, fui al psicólogo, por necesidad, soy de una manera que no podía estar sin trabajar, se me puso mal carácter. No me aguantaba casi nadie.

Dos años en paro, agarré depresión, y tuve que tratarme. No podía estar sin hacer nada, era activo, parece que no sea nervioso pero lo soy y llegaba a casa con mal carácter, comenzaba a desvariar, no podía ser.

Al final fui al doctor y me dijo que debía trabajar en un trabajo que pudiera hacer, una faena adecuada, para mi enfermedad.

Pasaron los de la Social y les dije que yo no podía estar  parado. Les expliqué, que no tenia faena y me va consumiendo los nervios, les dije que me gustaría buscaran alguna cosa.

Aquellas chicas que me atendieron, me prometieron que la primera labor que fuera adecuada y que supieran fuera adaptada, sería para mí.

Les dije que estaría muy agradecido, pasó un tiempo y al final me llamaron que me habían encontrado el trabajo de la ONCE, que debía ir a Zaragoza a hacer un cursillo.

Al mismo tiempo me ofrecieron una portería en Alcañiz, por medio de la Diputación, pero como ya había hecho el cursillo de la Once, estaba integrado en la distribución, pues me quede en la Organización.

Mi horario, es amplio, he de hacer  ocho o nueve horas todos los días, me envían los números del sorteo mediante el banco Santander, los jueves.

Estos amigos de la ONCE,  se han portado maravillosamente, me tienen un aprecio bonito, parece que les siento cerca, y estoy tan agradecido, y muy contento. Lo primero que me dijeron fue…   _.  No es una ONG has de trabajar y ganarte la vida.

_ Es lo que quiero_. Pues si lo quieres así, _dijeron_  que te jubilaras en la Once_ a lo que les dije: es lo que quiero, jubilarme en la ONCE.
 

_ ¿Historia o momento más triste, que recuerdas?_. Cuando se murió mi madre. Los ojos, quedaron algo humedecidos, y la voz palideció de forma notoria, siguiendo en su charla bajo mínimos_, Hace mucho, aunque no lo parezca, ya han pasado por lo menos 7 o 8 años 

_ ¿Momento más gracioso?_. Muchos he tenido, pero el que recuerdo fue por librarme de la mili, creo que fue el mejor. Que dicen algunos que aprenden muchas cosas en la mili, pero yo creo que aprendo más estando con la gente cercana, que tan lejos de casa. 

_ ¿Tienes amigos íntimos? _. Pues los he ido perdiendo, quizás por las envidias. Igual no los tengo, en los pueblos aunque no lo parezca, hay muchas “denteras”, incluso por la faena, los amigos íbamos todos unidos y bien, pero cuando comencé a estar enfermo aún los conservaba, pero cuando empecé a sacar la cabeza, comenzamos a dejar de tratarnos. Me gusta la gente, charrar, en fin no sé, pero ellos, van así. Soy sincero, las cosas las digo y ya no me importan las repercusiones. Un amigo es para cuando te ve en un momento ruin y te ayuda. 

_ ¿Un deseo?_. Entregar un premio gordo, un buen premio uno de esos de un montón de millones de euros. 

_ ¿Tienes sueños en la noche? _. A penas sueño. Tengo de buenos y de malos, antes cuando era joven si los tenia, ¡barbaridad!, pero ahora nada 

_ ¿Eres Feliz?_. ¡Sí!  _. Contesta sin dudarlo un ápice y sigue: ¡tengo bastante!

 

_ Que dirías para acabar, que no te haya preguntado_. Ahora las gentes del pueblo nos pensamos que somos todos ricos_, mirándome a los ojos, me hablaba con la seguridad de una persona centrada y honesta_, nos hemos vuelto muy orgullosos, y este orgullo se ha de perder, porque seriamos más felices. Antes se salía a la calle, paseando por la vila, te encontrabas con aquel, con este, saludos, te parabas, preguntabas, en una palabra te interesabas. Llegabas al bar de los porches, todo eran saludos y afecto, se jugaba a las cartas. Como no había más, parece que apreciábamos lo poco que teníamos. Ahora es al revés, que te enteras de aquello porque te lo han dicho pero…  para que no lo cuentes, y…   fulanito ha hecho esto, aquello y todo se critica, es otra vida.

 

 

Gracias, en breve os traeremos a este nuevo apartado llamado   DISME,

otro personaje para que sepamos sus revelaciones.

 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho ,la verdad. La persona que has escogido es sencilla,hablado del pueblo,de su vida, su trabajo,sinceramente, he estado muy impresionada, porque en mi pueblo pasa un poco lo que explicas, lo has definido todo perfectamente ,muy sinceramente ,debe ser una persona muy buena. Muchas graciassssss
por declararte amigo de las cosas sencillas y yo poder estar entre tus amigos. Un abrazo de Rosa

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