lunes, 8 de abril de 2013

Desnuda en la cama


Esta noche, ¡desnuda!
Vi volar a la música.
Preciosa linda y gozosa,
descalza, se quedó muda.

 

Bendito el oído,
pegado a la almohada.
Urgió al momento
¡Escucharla!

 

Despertar quebrado,
al atender la tonada.
Tiritando al ser certeza,
la melodía, quedó preñada.

 

Respondió a la llamada,
de un amor que se escapa.
Apareció en sueños descalza,
sin ropa y sin andar por las ramas.

 

Alegre y vivaz suena,
sin ropajes, ni entretelas.
Tañe que ahuyenta,
es melodía plena.

 

El rayo de la tormenta.
Confundió con el rallo del refriego.
Más siendo música lo que quiero,
que suene con sonido métrico.

 

Trinos llegaron del cielo
excelso sonido prieto.
Que dicha, ¡himno al momento!
No supe, concebir tan quieto.

 

La llamó ¡Pajarita!
Al despertar ¡inaudita!
Sobresaltado en su cama
tras la excitación provocada.

 

Soy la música,
¿Incité tu calma? 
Una señal que no debes,
perder sin palparla.

 

Te quedaste estupefacta.
¡Sí!   Tú;  mi música esperada.
Con ese juego de palabras,
te felicito y mil gracias

 

Por la expresión desplegada.
Nadie supo…  dormitaban.
¡Yo!  …¡Soy la música!
 Acostumbro, a ser honrada.

 

¡Cuídate!  Mi pluma enajenada.
Suerte y un abrazo.
Eterna durmiente.
¡Alborotada!

 

Imaginación no te falta.
Escribe sin excusas tantas.
A las almas, que dichosas
dormitan desorientadas.

 

Anoche, como decía
la música hurtó mi manta.
Bendita esa sensación.
Arpegios me desnudaban.

 

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