Esta noche, ¡desnuda!
Vi volar a la música.
Preciosa linda y gozosa,
descalza, se quedó muda.
descalza, se quedó muda.
Bendito el
oído,
pegado a la
almohada.
Urgió al
momento
¡Escucharla!
Despertar quebrado,
al atender
la tonada.
Tiritando
al ser certeza,
la melodía,
quedó preñada.
Respondió a
la llamada,
de un amor
que se escapa.
Apareció en
sueños descalza,
sin ropa y
sin andar por las ramas.
Alegre y
vivaz suena,
sin
ropajes, ni entretelas.
Tañe que
ahuyenta,
es melodía plena.
El rayo de
la tormenta.
Confundió
con el rallo del refriego.
Más siendo
música lo que quiero,
que suene con
sonido métrico.
Trinos
llegaron del cielo
excelso
sonido prieto.
Que dicha,
¡himno al momento!
No supe, concebir
tan quieto.
La llamó ¡Pajarita!
Al
despertar ¡inaudita!
Sobresaltado
en su cama
tras la
excitación provocada.
Soy la
música,
¿Incité tu
calma?
Una señal
que no debes,
perder sin
palparla.
Te quedaste
estupefacta.
¡Sí! Tú; mi
música esperada.
Con ese
juego de palabras,
te felicito
y mil gracias
Por la expresión
desplegada.
Nadie supo… dormitaban.
¡Yo! …¡Soy la música!
Acostumbro, a ser honrada.
¡Cuídate! Mi pluma enajenada.
Suerte y un
abrazo.
Eterna
durmiente.
¡Alborotada!
Imaginación
no te falta.
Escribe sin
excusas tantas.
A las
almas, que dichosas
dormitan desorientadas.
Anoche,
como decía
la música hurtó
mi manta.
Bendita esa
sensación.
Arpegios me
desnudaban.
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