martes, 31 de diciembre de 2024

Saltamos al veinticinco.

 




En este instante del día 31 de diciembre, cuando vamos a darle en pocas horas, carpetazo al año 2024.

Quisiera daros las gracias por todas vuestras atenciones, por ayudar a que estas y otras letras, hayan podido surcar las balsas de la poesía, el relato, la narración y sobre todo la realidad, que en ocasiones es más cruel que la propia ficción.

 

Feliz salida del 2024 y muchas fuerzas, alegrías y sal

para el que nos urge. 2025.

 

 

Saltamos al veinticinco

 

Al filo del año estamos,

y es bien verdad. No consigo.

Parece que enero fue ayer,

y con simpleza cruzamos

sin saber y sin abrigo.

 

Un año de padecer.

y el diciembre lo acabamos.

Callando lo que no digo,

veo al mundo florecer.

Aunque me aflijo contigo

 

Por perjuicio soportamos,     

a la intemperie sufrimos,

de sucesos, por doquier,

que sin duda toleramos

sin voz y llanto… ¡Castigo!

 

En el año veinticuatro

han pasado muchas cosas,

La Dana, incendios, pateras,

Con sus cien mil etcéteras,

y todas caben en prosa.

No las voy a perfilar.

 

Están en nuestro recuerdo,

por lo menos, así creo,

y por mucho que yo apriete

quien debe aflojar ataca,

y si te vi, no me acuerdo.

 

Ponernos en sus zapatos

en las chanclas afectadas,

para notar la tragedia.

Sería ver sin recatos

el disgusto y la miseria.

 

Y por mucho que digamos,

además de lo afligido.

Ellos siguen sin su techo,

y han enterrado a queridos,

Familias que se han deshecho

porque todo lo han perdido.

 

Donde están esas ayudas,

que soportan los seguros,

los pagamos de por vida

y cuando llega el suceso.

Siguen fumando sus puros.

 

Nos remiten al Consorcio,

y todo sigue su curso.

A los pobres que les den,

aunque todos pasen susto.

¡Y ahora que no nos ven!

Piensan esos seres justos,

políticos y mangantes

están en otro conjuro.

 

A menudo callo y sigo

sin mencionar esta mierda.

No porque no las recuerde,

toda injusticia incierta,

con aquel y con el otro,

pero que nadie se pierda,

se olvide, y que me entienda.

Que siempre hay delincuentes,

dentro de la propia Hacienda.

 

Que son para no olvidar.

No lo repito en la glosa.

Por lo cual y recordar,

que la memoria se borra

pero la pena perdura,

y aquellos damnificados

siguen su condena cruda.

 

De ahí que dije al comienzo

en el año veinticuatro

han pasado muchas cosas.

La Dana, incendios, pateras,

escándalos sin fronteras

fraudes, y leyes torticeras

y todas caben en prosa.

 

 En poemas y estribillos.

escritos con tinta fresca

y sin temblar su frenillo,

acaso cuando se engrescan

se acuestan en calzoncillos

y sus membranas aprietan.

 

Esos grandes gerifaltes

Nos tratan como chiquillos.

No los voy a rematar,

están en nuestro recuerdo

y por mucho que yo apriete,

duermen por su lado izquierdo.

 

Como dice la canción.

Si te vi ya no me acuerdo.

Quien debe aflojar ataca,

y el pobre, pobre se queda.

 

Estatales, y demás.

Ninguno tenéis conciencia,

y si en el cielo hay verdad,

ninguno tendréis clemencia.

Llegado el juicio final,

Os pasaran por la piedra.

 

Al filo del año estamos,

y es bien verdad. No consigo.

Olvidarme del ayer,

De pros y contras vividos,

Pero la vida persigue

Arrojo, saber y abrigo.

 

 


 

 








En recuerdo a los afectados

Por la Dana. Valencianos,

Castellano Manchegos, y

Murcianos, andaluces.

Espero no olvidar a nadie.

A todos. Condolencias.

 

 










Autor: Emilio Moreno

 



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen relato amigo Emilio

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