Ana preguntó; un día a su abuelo, que era lo que le gustaba más, y cómo le agradaría encontrarse cuando fuera más viejito.
—Yayo a ti que es lo que más te gusta. El
abuelo respondió muy sin pensar, pero convencido que su respuesta era cierta.
— A mí lo que más me gusta es ver cómo
creces feliz, y con salud. Con mucha alegría y con muchas preguntas. La niña lo
escuchaba mientras hablaba, y en una de las pausas lo miró con cariño. Comprendiendo
sin demora, y tan sencillo como fácil, el mensaje que quería hacerle llegar
enseguida el anciano.
Muy alejado de dar finiquito a la
charla, continuó respondiendo a la segunda cuestión qué había planteado su
nieta y así contestó su pregunta.
— Te diré la verdad de lo que ahora
siento. Cuando sea más anciano querría encontrarme libre de preocupaciones. No tener
padecimientos y casi no enterarme de las malas noticias. A veces quien no
conoce no padece. Quien no pregunta a sabiendas de la respuesta, evita réplicas
comprometidas y complicaciones inmediatas.
La niña volvió a concentrarse en sus
juegos, y el señor Anselmo su abuelo, quedó pensando en quien lo sabe. Lo que
sobrevendría en el futuro.
Pasaron quince años de aquella conversación mantenida, de Anna y Anselmo. Se contaban con los dedos de una mano, la cantidad de años que la nieta ya ni tan siquiera iba a ver a su yayo. Poco se preocupaba por ellos. Decir poco era algo más que nada.
La chiquilla ya estaba hecha una moza. Era
locuaz y muy alegre. Además de guapa, una señorita de éxito. Sus estudios viento
en popa, casi acabados y a punto de licenciarse. Muy puesta en su mundo con
tiempo para casi nada y menos para recordar a sus abuelos, que en silencio
disfrutaban de la alegría y éxitos de Anna.
Paseando por el paseo de la alameda baja,
la que circunda a lo largo del río. Un colega de Anselmo, le preguntó muy
penoso, en el transcurso de una profunda conversación que mantenían los dos
viejitos.
— ¿Notas la ausencia de tu nieta? …Contesta con la verdad. — le interrogó Sancho.
—Porque yo también, noto el abandono de visitas
de mis dos nietos, que apenas se acuerdan de nosotros.
— Pues claro que se notan esas cosas,
respondió el abuelo Anselmo. Porqué me lo preguntas, es que sabes algo que yo
desconozca.
— No; para nada. Es que siempre te veo muy
sosegado. Jamás te quejas. No me irás a decir que tu nieta os visita a menudo
porque nosotros estamos desesperados. Pocas veces tiene un momento para visitarnos.
Reconoció sin titubeos
El abuelito de la joven Anna con una
sonrisa le dijo a su colega.
— Sancho, ya no recuerdas cuando estabas
en la pubertad. O sea; desde los doce hasta los quince abriles. Entonces, si lo
piensas verás que también habías despintado a tus abuelos. ¿No lo recuerdas? —
siguió charlando.
— Claro que lo recuerdas. — repitió
Anselmo a Sancho y sin detenerse prosiguió con su cháchara disfrutando.
— Es sin dudar más fácil, no pensarlo. Nosotros
hicimos lo mismo, cabila un poco y lo recordarás, por ello, — siguió diciendo.
— Yo la disfruté en su infancia cuando
tuve la oportunidad de darle todos los caprichos y detalles que podía. Me la
comía besos, a veces muy a desgana de ella.
Sabía que llegaría este momento. Es ley
de vida, y son circunstancias, que nos han pasado a todos. Y mucho más; a los abuelos
que vegetamos aburridos. Sin dejar el uso de la palabra continuó aportando.
— Sin embargo, me siento muy feliz con
el comportamiento de mi nieta. Que es mi niña, mi cielo y además le perdono
cuantas veces no me recuerde.
Ahora comprendo, que mis abuelos, los
bisabuelos de Anna, también sentirían condena, al ver que a mi me interesaban
las cosas que estaban lejos de ellos, y les recordaba poco.
Se detuvo a pensar, en respuesta a Sancho
manifestando finalmente.
— Lo que sí tengo muy claro…. Es… Cuando
ella, Anna, esté en mi edad, y tenga resuelta su vida. Nos volverá a inmortalizar
a todos. Al estar en las mismas tesituras, que soportamos ahora. Entonces nosotros,
volveremos a rebufar desde donde estemos. Notando que no estamos muertos. Porque
alguien, aunque sea de pasada, se acuerda de nosotros.
Autor: E. Moreno
13 de diciembre de 2024.
0 comentarios:
Publicar un comentario