Paco había pasado por un análisis prostático y los
niveles del PSA, no eran los convenientes. Así que una vez que su médico de
cabecera, recibió esos resultados tan alarmantes, le llamó para anunciar las consecuencias.
Eran unas fechas trascendentales para los malos presagios.
No siendo agradable para la propia doctora, en dar semejantes noticias.
Los resultados no eran óptimos por ello le exigían a
Paco, acudir a su ambulatorio con urgencia.
Aquella mañana fue visitado por la médico, y ella lo
invitó a sentarse, sin saber aún qué debía resolver. Dada la cantidad de
pacientes que atienden, no relacionaba a Paco con el dictamen que le debía descubrir
en aquellos momentos.
Una vez releyó por dos veces el parte de la base de
datos, enviado con premura por parte del urólogo del hospital cercano, supo de qué
se trataba aquella exigencia.
Balbuceó por unos instantes antes de expresar aquel
panorama nefasto. El rictus que reflejaba su cara no era para reír.
Sin más y a bocajarro trató de explicarle a Paco su
dolencia sin éxito, porque el paciente no entendía nada. Teniendo que adoptar
otra estrategia, hasta que poco a poco, una vez recuperado su resuello, le dejó
caer el palo.
Diciéndole al enfermo, que no le quedaba apenas tiempo.
No pudiendo precisar en modo alguno que espacio en días
le restaba. Tan solo que era demasiado grave para que no lo supiera.
Que volviera el dos de enero, en apenas semana y media
y comenzarían con los recursos paliativos para mitigar en lo posible el
padecimiento.
Salió del dispensario y la alegría de los villancicos
iban sonando a su alrededor, aunque no lo notaba. Su mente se había perdido sin
rumbo ni control, desde un tiempo a otro sin coherencia. Desgranando los días de
todo lo vivido por su mente en menos de lo que tardó en llegar a su casa.
Carmela al llegar le preguntó cómo le había ido en la
consulta y cuales eran los resultados del análisis. Al tardar en responder, se
acercó a Paco y éste antes de confesar, emitió un sollozo turbulento explicando
cuál sería su futuro y que posibilidades tendría de continuar acompañándolos.
Tras el disgusto y los lloros, tuvieron que serenarse
comentando que semejante suceso no podía ocultársele a nadie, y menos a sus
hijos y a la familia más cercana. Decidiendo que lo notificarían antes de las
fechas navideñas muy próximas, para que todos pudieran asimilar semejante situación.
La Nochebuena y el día de Navidad, estuvieron unidos
más que nunca y en sus brindis, no se mencionaba la palabra “SALUD”, temiendo la
afectación de Paco y se le adelantaran aun mas los días fronterizos entre estar
o ausentarse.
Quedando todos ellos de nuevo para juntarse y pasar la
Nochevieja en unión y que de un modo cariñoso lo disfrutaran de modo especial y
fuera motivo para no olvidar jamás.
Cenaron, rieron y lloraron a la vez, mezclado con
exabruptos de dolor por aquel trance tan difícil de soportar.
Al llegar la medianoche todos habían degustado las doce
uvas, y levantaron sus copas pidiéndole al cielo un milagro. Momento en el que
Paco, gritó ¡Salud para todos!
Las hijas mostraban sus mejillas húmedas por las
lágrimas desatadas, que resbalaban silenciosas por sus mofletes. Los demás
estoicamente aguantaban en sus gargantas el colapso.
Un ahogo brutal que les impedía respirar de forma
pausada, y un sabor repelente muy agrio. Se abrazaron más fuerte y sentido que
nunca, despidiéndose para siempre jamás.
Aquella madrugada no hubo humor para proseguir con fiesta
alguna y cada cual se fue retirando con sus penas y dolores a sus casas.
El dos de enero a las diez de la mañana fue recibido
por el urólogo en la consulta del hospital para mediar en aquella quimioterapia.
El propio cirujano le acompañó hasta acomodarlo en la
silla.
Con aspecto circunspecto y con bastante vergüenza,
comenzó su disertación.
__ Nos has de perdonar a mí y a todo el equipo por el
error inexcusable que hemos cometido en la confusión de expedientes.
Haciendo que pases unas navidades dolorosas.
Sin querer imaginarme lo que habrán sufrido y llorado
todos tus familiares y amigos allegados.
Hizo una pausa desencadenante para continuar mientras
Paco, se quedaba helado sin qué la sangre le recorriera por las venas. El
licenciado prosiguió avergonzado.
__ Tu análisis lo confundimos con un enfermo grave, al
que le dimos una falsa perspectiva de vida y no ha podido celebrar estas
pasadas navidades.
Por ello ruego nos perdones.
Paco se levantó de la silla como un poseso, y sin
rechistar salió de la consulta recordando todas las invocaciones que había hecho.
Emilio Moreno
Enero 2024
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