Decía Alberto Cortez,
el buen cantor argentino,
en su balada otra vez:
refiriéndose al amigo.
“Cuando un amigo se va,
queda un espacio vacío”
Me
despido de Cecilio,
que eterno
recordaré
por siempre
traerme auxilio;
y por norma,
extrañaré.
¡Quedó un espacio vacío!
¡Eso me da que pensar!
En que puede suceder,
porque “La vida” se marcha.
Sin poder permanecer,
al lado de tus amigos
y gente de merecer.
Pero también es verdad,
que llegado ese momento
les lloras en soledad
por lo que se rompe dentro
que no puedes reparar
y repetido, no encuentro.
En contra de la oración
por lo que puedo observar.
Si a un amigo ves marchar,
te duele en el corazón
te quedas sin su amistad,
y lo añoras por momentos
Recuerdo aquel lugar
que le pude conocer
por una casualidad.
Sin duda, se puede dar,
que te llegue de revés
en esta vida sin par,
un amigo de verdad.
En ajustado silencio
Con oídos, con sentido,
lleno de cordialidad,
que no te regate nada,
y siempre deje expresar.
Un amigo muy sentido
que conocí por azar,
de una situación medida
en aquel rincón sin par.
Sin el cuento de Calleja,
Cecilio nombre de pila.
Por usar la moraleja
y su condición selecta
de una persona sensata,
sensible que no imperfecta
normal y muy ponderada,
que pronto me conecté
Con su prosa y partitura.
Cuando un amigo florece,
sin buscarlo expresamente,
es un hallazgo ocurrente,
que agrada, por no esperado,
lo admites.
Sin
más ni más,
y lo aceptas
de
repente.
Es un misterio prudente,
coincidir en el pensar,
poniendo la sensatez
con la propia voluntad,
teniendo gustos semblantes
y modos de especular.
Percibes con ese tacto,
que ni siquiera provoca,
te brinda sus alegatos,
con su gusto y no se nota.
No necesita evidencias
y adivina tu penar,
él lo sabe,
tiene
innata
esa dicha
y cualidad.
Ofrece tantas palabras,
ajustadas de verdad,
las dicciones ya se saben,
son baratas por demás
¡Regaladas! con detalle
Por lo tanto, importarán
siempre que te necesito
ahí está el bienestar
¡Sin pensar!
¡Te
abraza el alma!
y te dejas arrastrar
por consejo confortable
quedando tu alma procaz.
Es música con prudencia,
declamada con mesura,
pretendiéndote orientar.
Agradezco tu nobleza
con que miras al callar.
La ganga es poder charlar,
porque sabes que te escucha
y te deja soslayar.
Sin embargo ¡Buen amigo!
Ya te extraño, en el valor,
tu voz innata me suena
por ser un claro rumor.
Carácter muy agradable
que admite toda razón.
Difuminando las dudas,
simplificas si hay sanción
las compartes en compaña,
y como las horas engañan
permites risas sin más,
por tu brillante amistad,
no deja lagunas parcas,
y cuando quieras agarras,
y sueltas a voluntad.
Amigo, agradecido estoy,
por haberte conocido.
Te buscaré cuando llegue
en paraíso atendido,
para notar esas nieves
que la tierra ha desprendido,
por esa ingrata,
tu ausencia
con la que nos
sorprendimos
Como te aprecio y admiro,
y sabes porque lo digo.
No me quiero emocionar,
así lo siento y repito,
por ello camino claro.
¡Qué cerca!
Nos
des amparo.
Se dice que la amistad,
es embrujo, es subyugo,
es encanto,
es
¡Lo más!
Mil gracias; te debo mucho,
mi deuda perdurará
la valoro.
Lo
reclamo,
Lo suscribo
y mucho más.
In memoriam de
Cecilio Callejas
de su amigo.
“y no se puede llenar,
Con la llegada de otro amigo”
enero 2024
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