jueves, 18 de enero de 2024

Quedó un espacio vacío

 











Decía Alberto Cortez,

el buen cantor argentino,

en su balada otra vez:

refiriéndose al amigo.

“Cuando un amigo se va,

queda un espacio vacío”

 

Me despido de Cecilio,

que eterno recordaré

por siempre traerme auxilio;

y por norma, extrañaré.

 

¡Quedó un espacio vacío!

 

 

¡Eso me da que pensar!

En que puede suceder,

porque “La vida” se marcha.

Sin poder permanecer,

al lado de tus amigos

y gente de merecer.

 

Pero también es verdad,

que llegado ese momento

les lloras en soledad

por lo que se rompe dentro

que no puedes reparar

y repetido, no encuentro.

 

En contra de la oración

por lo que puedo observar.

Si a un amigo ves marchar,

te duele en el corazón

te quedas sin su amistad,

y lo añoras por momentos

 

Recuerdo aquel lugar

que le pude conocer

por una casualidad.

Sin duda, se puede dar,

que te llegue de revés

en esta vida sin par,

un amigo de verdad.

En ajustado silencio

 

Con oídos, con sentido,

lleno de cordialidad,

que no te regate nada,

y siempre deje expresar.

Un amigo muy sentido

que conocí por azar,

de una situación medida

en aquel rincón sin par.

 

Sin el cuento de Calleja,

Cecilio nombre de pila.

Por usar la moraleja

y su condición selecta

de una persona sensata,

sensible que no imperfecta

normal y muy ponderada,

que pronto me conecté

Con su prosa y partitura.

 

Cuando un amigo florece,

sin buscarlo expresamente,

es un hallazgo ocurrente,

que agrada, por no esperado,

lo admites.

                        Sin más ni más,

y lo aceptas

                        de repente.

 

Es un misterio prudente,

coincidir en el pensar,

poniendo la sensatez

con la propia voluntad,

teniendo gustos semblantes

y modos de especular.

 

Percibes con ese tacto,

que ni siquiera provoca,

te brinda sus alegatos,

con su gusto y no se nota.

No necesita evidencias

y adivina tu penar,

él lo sabe,

                    tiene innata

esa dicha

                   y cualidad.

 

Ofrece tantas palabras,

ajustadas de verdad,

las dicciones ya se saben,

son baratas por demás

¡Regaladas! con detalle

Por lo tanto, importarán

siempre que te necesito

ahí está el bienestar

¡Sin pensar!

                    ¡Te abraza el alma!

y te dejas arrastrar

por consejo confortable

quedando tu alma procaz.

Es música con prudencia,

declamada con mesura,

pretendiéndote orientar.

Agradezco tu nobleza

con que miras al callar.

 

La ganga es poder charlar,

porque sabes que te escucha

                              y te deja soslayar.

 

Sin embargo ¡Buen amigo!

Ya te extraño, en el valor,

tu voz innata me suena

por ser un claro rumor.

Carácter muy agradable

que admite toda razón.

 

Difuminando las dudas,

simplificas si hay sanción

las compartes en compaña,

y como las horas engañan

permites risas sin más,

por tu brillante amistad,

no deja lagunas parcas,

y cuando quieras agarras,

y sueltas a voluntad.

 

Amigo, agradecido estoy,

por haberte conocido.

Te buscaré cuando llegue

en paraíso atendido,

para notar esas nieves

que la tierra ha desprendido,

por esa ingrata,

                              tu ausencia

con la que nos

                             sorprendimos  

 

Como te aprecio y admiro,

y sabes porque lo digo.

No me quiero emocionar,

así lo siento y repito,

por ello camino claro.

¡Qué cerca!

                    Nos des amparo.

 

Se dice que la amistad,

es embrujo, es subyugo,

es encanto,

                     es ¡Lo más!

 

Mil gracias; te debo mucho,

mi deuda perdurará

la valoro.

                         Lo reclamo,

Lo suscribo

                            y mucho más.

 



In memoriam de

Cecilio Callejas

de su amigo.

 

 

“y no se puede llenar,

Con la llegada de otro amigo”



enero 2024



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