Nos dejamos llevar
por los ambientes,
sin dar a veces importancia
a temas que no nos incumben.
O eso creemos. Lo
que no nos atañe carece de escala.
No llueve, y sería
conveniente que fluyera el líquido divino desde el cielo.
Época invernal, no aparece el frío,
Tampoco llueve, la nieve se aleja
Los días son efímeros. La queja
tras la huella lamenta. Poco brío.
Época de inclementes. Seco el río
Ni tan siquiera su curso refleja
el agua limpia que poco asemeja.
Ni presume de su gran poderío.
Es
invierno y rarísimo. Provoca poca alteración, ni chispea ni empapa el espíritu.
De
normal ni el apodo parece que nos arriba. El despilfarro del entorno cansa.
Harto
estoy de la especulación humana, de tantos mercados nocivos para el ser humano.
La naturaleza viene anunciando, con tempestades, largas sequías, feroces bravezas y
contratiempos nada celebrados.
Al
final, no habrá tregua y la solución será el declive.
Mientras los poderosos
engañando,
especulando con servicios
turbios,
que les llenan
bolsillos abundando
y a la vez qué
mintiendo con proverbios
crece la vida de los
que soñando
moriremos sin paz en
los suburbios.
No
parece importarnos el futuro inmediato, el que le dejamos a los nuestros.
Hijos
y demás sobrevivientes de estas salvajadas, que se cometen sin medir.
Hace
ya cuantiosos años, que se repiten las mismas historias
sin
que nadie le quiera poner fin.
Porque
la conclusión, la situará la propia Naturaleza.
El
ambiente que estamos procurando y que apelamos con nueva frecuencia,
Mal
llamada de forma eufórica, como “Basuraleza”
Emilio Moreno
enero 2024.
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