Recuerdo mi infancia,
alegre, feliz,
escasa lactancia
y sin la perdiz.
¡Qué poca importancia!
Quisiera decir mucho por arrojo.
Con el atrevimiento que yo espero
el mío que yo guardo y es sincero,
compartiendo un gran sueño, que
recojo.
Llovía y tronaba,
el fuego lucía
el miedo marcaba.
Nadie se atrevía
y nadie clamaba.
Valga para encender ese rastrojo
que es la llama de dónde regenero,
la pasión que contigo recupero
entornando, esas puertas sin cerrojo.
Nada nos sobraba
y sin proponerlo,
el frío agarraba.
Y aquel estraperlo,
que al mundo cambiaba.
Despierto en ti tan denso, con nuevo
año,
otra oportunidad, que me es muy
grata
y dejo atrás, posible desengaño.
Ya no es un deleite
aquella merienda
de pan con aceite,
y la recompensa
del vino caliente.
Chasco que se desliga y me desata,
ilusiones y espera que aún extraño
y aguarda el veinticuatro con
posdata.
Extraño aquel tiempo,
que no me dolía,
ni un solo fragmento.
y me apetecía,
besarte al momento.
Las buenas vivencias
Nunca se me olvidan
Te noto en mis noches
Porque me acaricias
y así recupero
juventud perdida.
Año 2024, enero.
Emilio Moreno
0 comentarios:
Publicar un comentario