De quien te
puedes fiar ahora,
en un tiempo
que no vale,
ni la
palabra y la honra.
Porque
cambian y les sale,
conveniencia
que evapora,
que lo
mejora o iguale.
Sin afectar
y se ignora.
Sabes a
quien me refiero
no hace
falta ni nombrarles
todos
prometen primero
y se
muestran muy formales,
Pronto se
ve, su plumero.
¡Nadie se
salva! Anormales.
He dejado de
creer
porque me afecta,
y me humillo.
Me juraron
que al beber,
de su fórmula
y membrillo
podría
llegar a leer.
¡Que ellos
cuidan mi flequillo!
Si yo
volviera a nacer,
no sería tan
pardillo,
igual al
estremecer
me daría
mucho brillo.
A ver si al
oscurecer
conseguía
otro carguillo.
La verdad ya
no se lleva,
veremos no
la prohíban.
Ahora ni
llueve y no nieva,
todos
saborean y liban
y alguno
también se ceba.
¡Que sigan!,
¡Nunca se privan!
Que nos
espera mañana,
porque ayer
fue San Martín
y conociendo
el refrán,
igual les
llega y corrigen,
les vuelve
la sensatez,
y comemos
las perdices.
de aquel
cuento ancestral,
que nos hace
más felices
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