lunes, 13 de noviembre de 2023

¡Ay! Si tuviera

 







 

 


Se me escapan las miradas

buscando tu rostro amable.

Privaciones no inspiradas,

me convierten casi afable.

 

Procedo sin más excusa,

sabiendo que es prohibido,

mirar dentro de tu blusa

porque no está permitido.

 

Las miradas expresivas

carecen y son difusas.

Ejercen siendo instintivas

y se repiten ilusas.

 

¡Ay si tuviera tres vidas!

Las dedicaba cumpliendo,

sin que fueran dirigidas

bajo ningún mandamiento.

 

La primera, muy sensata;

creando lo que me gusta.

Con cháchara y perorata

y la comodidad justa.

 

La supletoria elegida,

emularía al más rico

Vegetando en su guarida

y presumiendo de pico.

 

La que cerrara el deseo,

debería ser injusta.

Vivir igual que un poseso,

sin comprobar que disgusta.

 

“Disgusta”, de nuevo expongo,

aunque jamás la he probado,

quien sabe, igual lo ¡Supongo!

Por mi placer denostado.

 

La dicha de un escritor,

es vivir mil personajes.

Intérprete y conductor,

guía y mentor, sin ambages.

 

Para después emprender

el sueño del prepotente,

y besar sin pretender

tus labios efervescentes.

 

Toda mi vida he querido

destacar sin que me vieran,

pasar desapercibido

y mis noches me envolvieran.

 

Lo negaré si preguntan,

mi ilusión, es vendaval.

Desatado y no me asusta,

contender con mi rival.

 

La mentira es un aval

que, en lo personal se incrusta.

Venimos del arrabal,

y engañarme desajusta.

 

Quisiera ser más normal,

sencillo y más campechano,

propongo ser natural

y contigo ser hermano.

 

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