La bendición
es notar
tu piel
mojada muy tersa,
tras un
sueño al despertar
y seguir
tranquila inmersa.
Despistando
en tu charlar
con ese
deje que versa,
que tú sueles
desplegar
sin llegar
a ser perversa.
Después sin
poder hallar
los besos
de tu reserva,
sin conseguir
encontrar,
por cuestiones
muy diversas
de las que
no puedo hablar,
si no me
acaricias cerca.
Quisiera poder
rezar,
por quererte
y viceversa.
Contigo poder
bailar
cuando te
acierto dispersa.
Sumergida por
amar,
al notarte tan
dispuesta.
Esperando soslayar,
ese contorneo
persa,
que trenzados
tú me das.
Cuando te juzgo
malversa.
Gústame sin
bacilar,
lo que se
va; no regresa.
No quieras
desperdiciar
los gozos y
la sorpresa,
que a veces
por esperar.
La sopa, queda en la mesa
y puedo
desesperar.
Sin darte
lo que deseas.
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