Por
propia compunción a mi sosiego,
necesito
aquietar; mucho las prisas,
olvidarme
de nubes y de brisas.
y maldecir
defectos, que encenego.
Incluirme
dentro de lo que reniego,
emular los
errores, con sonrisas,
evitar se
me vean las cornisas.
Simplificando
el todo; en un trasiego
las
bullas me perjudican,
no son
buenas funcionarias.
Erguido;
si te critican,
por la
premura diaria.
Si no
somos muy sinceros,
se nos
fulgura el semblante.
Los
bailes, no son boleros,
y nada
ya; es semejante.
Paciencia;
si tienes. ¡Cela!
y
repártela tangible.
No es
cuestión de tener flaca,
La integridad
sostenible.
No
saques “pecho” por todo,
quédate
sobre la nada,
que no
te afecte ese lodo,
y
respeta al camarada.
Evita
impartir lecciones
las
escuchan de pasada.
Entona
buenas canciones
y
desoye cabronadas.
Cuídate
de los secretos
y más
del que narra y falta,
después
te cambia bocetos
y eres
tú, a quien asalta,
Si es
preciso; y usando mi injusto ego,
evito el
cacareo de las misas,
Vigilo al
fervoroso, y leo sus risas,
Aun y
así también, evito el fuego.
Queriendo
ser normal, por tanto, ruego
a tantos;
confundidos en pesquisas,
que
suelten convicciones imprecisas
y dejen
de dañar con desapego.
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