martes, 26 de septiembre de 2023

Desorientado.

 







 





Pedir que tú comprendas es un lujo.

Si a ese fausto, llamamos compromiso.

Adeudo y lo procuro sin aviso,

y por no molestar, pierdo el embrujo.

 

Que fácil es engañar,

en la oscuridad sin más

cuando no me ves los ojos,

y no puedes parpadear.

 

Permíteme igualarme con tu influjo, 

y así corresponder con improviso.

Por causa de un carácter indeciso,

derrocho mi deslumbre y desdibujo.

 

Guardarás mi hondo secreto,

y no lo revelarás.

Confía que soy discreto

y conmigo morirá

 

De ahí que exigir. No es lo que acostumbro,

y menos; opiniones personales.

Al ser contraste en mí, no las encumbro,

rechazándolas, si son pasionales.

 

Esa lágrima que acecha

desde tu pestaña bruna.

Debe saber a cosecha

hija de la propia luna.

 

Intuir y prever, son dones finales.

Llevados en los genes con relumbro,

propio de humanos serios y tratables,

aquellos que no abundan por deslumbro.






 


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