Dejo y oigo
la música, que embargue,
llene mi
espacio de felicidad,
de
comprensión, y de solemnidad.
Esa que
necesito. ¡Sin que amargue!
Que pueda
resarcirme, y no aletargue,
consiguiendo
de mí; la saciedad
con
melodía, que arde en propiedad.
Armonioso
y real, mi canción recargue.
Abarrotando
de un sueño visible,
sin deseos
secretos, nada ocultos.
Dando un
ritmo y cadencia muy tangible
Bailando en
el azar, de mis tumultos,
sin perder
el compás, ni el swing sensible,
transformando
los ruidos en indultos.
septiembre, 2023.
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